Es domingo de votación y subimos temprano por la calle General Martínez Campos. Observamos que la mayoría de las personas que suben con nosotros son mayores. Me pregunto si es por el barrio, por la hora temprana, es domingo, o que en los jóvenes va habiendo una pérdida de interés en quién va a liderar el país
Jon: En este período electoral en el que vivimos quizá se nos olvida un poco que los políticos son líderes, más allá de gestores. En alguna ocasión te he oído hablar de los mitos a los que se agarran los líderes ¿Cuáles son?
Joaquina: El primero es el líder unido al cargo.
Jon: Sí, ese pega muy bien con muchos políticos.
Joaquina: Ser líder es la influencia que tienes, teniendo cargo o no. Es decir, si no soy líder es porque no tengo ningún cargo. Si no tenemos en cuenta lo que decimos nuestro liderazgo no es positivo y, al contrario. Pero cada cosa que hacemos o decimos tiene influencia realmente. Por ejemplo: liderazgo de Simeone. Está movilizando a las personas y nos está enseñando que lo importante es el equipo y que amando a las personas se las puede movilizar. Hay muchos niños que están recibiendo el mensaje de que, aunque no seas bueno, si me cuidan y funciono en el equipo, puedo llegar a ser mejor.
Jon: La esencia del mito de “La posición” es que el liderazgo solo se da con una posición o título. Sin embargo, la verdadera medida del liderazgo es la influencia.
Joaquina: El liderazgo transformacional se hace en el día: empieza el día con objetivos, si lo hicieras estarías conformando el líder táctico. Cuando sales de tu casa empiezas a relacionarte con los demás. Si generas empatía estás siendo líder relacional. A media mañana tendrías que plantearte el propósito de tu vida y analizar el porqué de las cosas. Eso te haría un líder estratégico. A media tarde tendrías que plantearte qué utilidad está teniendo tu día. Si no está siendo útil cambia algo para que lo sea. ¿Está teniendo utilidad para alguien mi vida hoy? Y cuando acaba la noche te preguntas y te dices ¿cómo integrar este día para que yo crezca mucho más? Y ya empezarías a ser el gurú de tu existencia.
Jon: Entonces el trabajo diario que debemos hacer para liderar nuestra vida es: Objetivos – relaciones – el porqué de las cosas – el para qué. ¿Eso rompería el mito de “cuando llegue a la cima seré líder?
Joaquina: Plantéate retos que puedas conseguir, los que más fácil sean. Mira a un líder que tengas como modelo y compórtate como esa persona, aunque aún no lo seas. Incorpora cosas que te van a ayudar a mejorar.
Jon: Moraleja, si quiero ser un líder exitoso, debo aprender a dirigir antes de tener una posición de liderazgo.
Joaquina: El siguiente es el mito de la influencia. Casi todos pensamos que cuando estamos en la cima, tenemos influencia. La influencia no se produce porque eres líder. Es al revés, cuando cuides tu influencia serás líder. La influencia tiene la misma fuerza arriba que abajo, por tanto los errores también influyen cuando los hacen los que están abajo y, con el pensamiento de que el liderazgo sólo se ejerce cuando estás arriba, no cuidas a las personas. En este caso puedes ser líder por valor, no por posición, y debes dejar de ser tirano y exigir a los de arriba lo que tú no haces. El trabajo es respetar pensando que todo lo que yo hago y yo digo es influyente. Dar la importancia correcta a tu capacidad de influencia y movilización.
Jon: Vale, lo resumo como: Una posición no hace al líder; es el líder el que hace la posición. Así acabamos con el mito de “Si estuviera en la cima, la gente me seguiría”
Joaquina: El siguiente mito es la inexperiencia: “como yo todavía no sé de esto todo lo que tendría que saber, y no soy muy experto…” Uno es líder cuando tiene un compromiso para serlo de lo que sabe, independientemente de lo que puedas llegar a aprender. Lo más importante es que cuando aceptas el liderazgo, todo el sistema está a tu favor e impide que te equivoques. Es una aceptación del liderazgo para transformar una parte de la sociedad. Pones el sistema al servicio, y no te preocupes, tu cerebro te va a dar la información. Tu intuición ágil, tu cuerpo va a responder…
Jon: Es poner un peso grande de confianza en lo que hay dentro del cerebro y de que va a salir cuando lo necesite.
Joaquina: Si piensas que hay un limitador, el limitador crece y te anula. Cuando piensas así es porque te estás quitando el valor que tienes, anulándolo y poniendo la etiqueta de que no eres líder.
Jon: El líder no nace, si no que se hace.
Joaquina: El mito está para que tu vida no sea útil, para dominar el compromiso, el deseo y el reto. Así que mírate como un gran hombre que puedes cubrir con tesón la gran persona que quieres llegar a ser. Pon tu valor al servicio y verás como la pequeña debilidad desaparece.
Jon: Para romper el mito de “Cuando llegue a la cima tendré el control, debo pensar que existen líderes en todos los niveles.
Joaquina: Este último es muy parecido al siguiente: “Cuando llegue a la cima no tendré límites” Se corrige fácil: La vida siempre tiene límites, no importa qué trabajo o posición tengas, siempre habrá un límite.
Jon: Antes he soltado lo de que el líder se hace, y no nace. ¿Es otro mito?
Joaquina: El mito a destruir es el contrario, el pensamiento de que el líder nace, y no se hace. Es el mito del Gran Hombre. Los líderes se van haciendo a sí mismos: asumen el reto de conocerse mejor a sí mismos, de aprovechar sus fortalezas y pulir con tesón sus puntos débiles. ¿Cuántas veces te comparas con otros líderes? Es decir, ¿cuánta energía pierdes analizando un carisma que no es el tuyo?
Jon: He de reconocer que sí, a veces no lo puedo evitar.
Joaquina: ¿Qué pasaría si utilizaras tu carisma sin preocuparte por otros líderes con un carisma diferente? ¿Qué te hace estar mirando el carisma de otro creyendo que tú no lo tienes? El mito 7 es el del carisma: “El líder debe ser una persona carismática” Lo cierto es que no existe una personalidad líder. Creo que el siguiente te viene al pelo ¿Para qué quieres pensar que eres la persona que lo sabe todo?
Jon: ¿Yo?
Joaquina: Aunque pongas una actitud humilde ¿Para qué utilizas el querer saberlo todo?
Jon: Para demostrar que sé algo.
Joaquina: ¿Qué afán tienes en eso?
Jon: Tengo afán de influenciar y de cambiar la sociedad.
Joaquina: Un líder transformacional sólo sabe que no sabe nada, que nada viene de él que todo le viene dado, que haga lo que haga es coger cosas que están en otro sitio y lo único que hace es combinarlas. Ser líder transformacional es saber que no puedes saber nada.
Jon: ¿Qué debo hacer para creerme eso?
Joaquina: No exigirte tanto. Quizás te exiges saber para poder dilatar todo en el tiempo y al final no hacer nada. ¿Qué persona es la que todo lo que dice es originalmente de ella o de él y no ha tomado nada de nadie? Busca a esa persona y preséntamela. Nadie sabe todo. Todos venimos de cosas previas. Todos estamos naciendo de preguntas o respuestas previas. Entonces te das cuenta de que nadie puede saber todo.
Jon: EL mito del sabelotodo: “El líder tiene todas las respuestas” se cura sabiendo que solo Dios tiene todas las respuestas.
Joaquina: Luego está el mito del eterno líder. Independientemente de que quieras utilizar un término de humildad, dentro de ti piensas que nadie te puede quitar el liderazgo. Esto te paraliza, no tanto en el aprendizaje, que quieres aprender, como en la parte de cómo proyectas el aprendizaje fuera de ti, que es ahí donde lo proyectas como si tu liderazgo fuera indiscutible. El camino del líder es continuo. Nunca somos líderes permanentes, no permanecemos siempre. En unos lugares aparece el liderazgo, en otros desaparece, y en otros llegas y destacas. Sin embargo, cuando es oportuno quedas como un recuerdo de líder y vas siendo sustituido por otro. Si pensaras 5 minutos que tu liderazgo lo tiene otro y te liberaras, y a partir de ahí siguieras el liderazgo de otro, sería perfecto.
Jon: El mito de “Una vez líder, siempre líder” se trabaja sabiendo que a cada líder le llega su tiempo de retirarse.