Cuenta Homero que en el sureste de Europa hubo un tiempo en el que reinaba la eterna primavera. La hierba siempre era verde y espesa y las flores nunca marchitaban. No existía el invierno, ni la tierra yerma, ni el hambre. La artífice de tanta maravilla era Deméter, la cuarta esposa de Zeus. De este matrimonio nació Perséfone, una hermosa joven adorada por su madre que solía acercarse a un campo repleto de flores a jugar. Un día, pasó por allí Hades, dios de los infiernos; se encandiló con Perséfone y la raptó llevándosela al mundo de los muertos, su territorio. Deméter, al no encontrar a su hija emprendió una peregrinación de nueve días y nueve noches. Al décimo día el Sol, que todo lo ve, se atrevió a confesarle quién se había llevado a su hija. Irritada por la ofensa, Deméter decidió abandonar sus funciones y el Olimpo, viviendo y viajando por la tierra. Esta, privada de su mano fecunda, se quedó desolada y sin ningún fruto. Ante este desastre Zeus se vio obligado a intervenir, pero no pudo devolverle la hija a su madre. Como Perséfone ya había probado el fruto de los infiernos (la granada) le era imposible abandonar las profundidades y regresar al mundo de los vivos. Sin embargo, se pudo llegar a un acuerdo: una parte del año Perséfone lo pasaría con su esposo y la otra parte con su madre. Cuando Perséfone regresa con su madre, Deméter muestra su alegría haciendo reverdecer la tierra, con flores y frutos. Por el contrario, cuando la joven desciende al submundo, el descontento de su madre se muestra en la tristeza del otoño y el invierno.
Joaquina: El viento de la primavera nos exige crecimiento, nos aparta de las necesidades, tan primarias y de supervivencia, del invierno para sumergirnos en el más sofisticado mundo emocional. Nos enseña que hay otros valores más elevados que tenemos que acometer: colores, olores, sensaciones y percepciones se abren con la primavera. Es sin duda la estación de la creatividad lúdica que debemos manejar bajo dos parámetros importantes para que no nos desborde: La firmeza para no dejarnos ir por esta avalancha de emociones; y la flexibilidad que nos permitirá disfrutarlas.
Jon: ¿De qué van a depender las personas nacidas en los meses de marzo, abril y mayo?
Joaquina: Ten en cuenta que la primavera nace del autoconocimiento sobre las capacidades prácticas que has adquirido durante el invierno. Desde ahí, el viento la mueve para que aprendas a regular tus valores y te relaciones con los otros. Debe ser una relación en la que la competitividad queda eliminada, ya que con ella se mueven los complejos que siempre son delicados de ver cuando nos relacionamos con otros.
Jon: ¿Qué necesidades tiene la personalidad primavera?
Joaquina: Las personas “primavera” necesitan del amor de la madre. Del grado de aceptación que ésta le muestre va a depender su felicidad y autoestima personal. Las preguntas que se hace son: ¿Qué ha sentido mi madre por mí? ¿Me siento aceptado por mi madre? La persona primavera sana se debe plantear como se siente y buscar los momentos donde, efectivamente, ha sido aceptada. Debe aceptar la diversidad de la madre cuya decisión por ejemplo, de tener más hijos, ha podido ser interpretada por nuestra mente infantil como una falta de aceptación hacia nosotros, como si no hubiésemos sido lo suficientemente buenos y ha tenido la necesidad de traer más hijos al mundo. El perdón a la madre nos va a permitir relacionarnos con los demás sin complejos.
Jon: ¿Y la relación con el padre?
Joaquina: La persona primavera también va a depender de la relación que haya tenido con el padre, y el espacio emocional que éste le haya dado. La aceptación del padre se traduce en el manejo y trascendencia que vamos a hacer nosotros de ese espacio emocional. Es importante trabajar las figuras paternas y maternas ya que en esta estación se va a remover mucho el recuerdo familiar
Jon: Entiendo, sin embargo, no veo porqué esto tiene relación con la primavera y no con cualquier época del año.
Joaquina: El impacto del clima estimula y frena comportamientos que a veces nos sorprenden aflorando lo mejor o peor de nosotros mismos. La primavera sacude con sus vientos la necesidad de salir al exterior, olvidarse de los fríos del invierno y relacionarse con el entorno. Resurge la energía y la vitalidad de la naturaleza toca con su dedo mágico el alma de los individuos llamándoles a crecer y empezar nuevos proyectos. Los brotes de los árboles traen consigo el sentimiento de cierta prosperidad y el ánimo se revuelve buscando diversiones y placeres. A veces sin límites.
Jon: ¿Esto nos pasa a todos o solo a las personas nacidas en primavera?
Joaquina: La estación de nacimiento influye tan profunda y sutilmente que crecemos creyendo que “las cosas son así” A esto podríamos llamarlo inconsciente estacional. LA primavera nos enseña a todos a manejar nuestras emociones, de dos formas: Mediante la regulación de los impulsos y poniendo límites, normas y reduciendo la superficialidad. Esto es para todos, pero afecta especialmente a los nacidos en estos meses. Por ejemplo, en los niños primavera, es imprescindible que desarrollen sus habilidades creativas. Los padres debemos permitir que expresen su contento y descontento ayudándoles a regularlo ya que cuando llega esta estación tienden a estar muy tensos e inquietos.
Jon: Y los adultos primavera, ¿en qué se distinguen?
Joaquina: La habilidad más interesante de la primavera es su capacidad de innovar, de resurgir de las situaciones más extremas. Es la que da un aire nuevo a lo conocido y permite que el crecimiento pueda producirse. Su fuerza creadora es un impulso para la humanidad y ponen la semilla a todo lo que ha de venir después. Esta es la naturaleza, en las personas suelo oír más: “Todo me desborda, he perdido el control de las cosas. Siento que hay algo que me domina. Sé que me hace daño, pero no puedo dejarlo. En realidad no entiendo nada”
Jon: Eso habla de una personalidad negativa o mejor dicho, inestable de los nacidos en la estación.
Joaquina: Como te dije, todos tenemos esa tendencia en la estación, y los que han nacido en ella es más poderosa. Son personas que muestran mucho o poco entusiasmo por la vida, extrovertidos y proclives a imponer su fuerza, necesitan que sus obras sean aprobadas, tienen una gran exigencia de libertad unida a una negación a crecer, les altera la seriedad y el pesimismo.
Jon: Entonces en realidad son personas que tienen necesidad de crecer, de aceptar sus raíces, aceptar su independencia, su casa y su familia. Pero los que yo conozco luchan contra las normas, los límites, la normalidad, lo profundo y la pérdida de espacio.
Joaquina: Cada persona es un mundo, pero su clasificación por estación de nacimiento nos ayuda a ver las necesidades generales, las que están dentro de lo que anteriormente llamamos Arquetipo Estacional. En el caso de la primavera, necesita aceptar, casa, y familia. Las cualidades que debe tener operativa son la innovación y no ser tan revolucionario. Debe aprender a respetar las normas y vencer la indolencia.
Jon: Uniendo todo esto con la reina de las enfermedades primaverales, ¿ocurre precisamente por una rebeldía a este crecer?
Joaquina: Los vientos de primavera revuelven los apetitos y los deseos se descontrolan. Ese sería el primer punto de diagnóstico. La voluntad para cuidar el cuerpo es el primer paso para la tranquilidad que necesita la primavera.
Jon: Y me imagino que esa falta de voluntad unida a los deseos se muestra con fuerza en la alimentación.
Joaquina: Sí, y es una manera de saber si estás caminando hacia un equilibrio o un desequilibrio. Por ejemplo, si te atraen estos alimentos: Mantequilla, aceite, manzana amarga, frutos secos crudos, alcachofa, limón y naranja, lechuga… vas hacia el equilibrio constructivo. Sin embargo, si los alimentos que te atraen son: Grasas animales, chocolate, mahonesa, nata y helados, fritos, huevos, panificaciones aceitosas o alcohol, quiere decir que vas hacia un desequilibrio destructivo.
Jon: Y de ahí vamos a las enfermedades directamente…
Joaquina: La primavera presenta enfermedades psicosomáticas que son el resultado del ajuste de las relaciones con otros. Son una búsqueda de volver a la soledad o pedir aceptación.
Jon: ¿Qué tipo de enfermedades?
Joaquina: Los primavera propician las enfermedades del hígado por desmedida: demasiada comida, bebida, sexo, etc. Estas expansiones excesivas originan problemas de valorización y aprovechamiento. Es la estación más proclive a los problemas de alergias y astenia primaveral. A eso le tenemos que sumar que la tendencia al exceso de grasa en la alimentación provoca alto colesterol.
Jon: Has dicho que eran enfermedades psicosomáticas, entonces, ¿qué está causando todas estas actitudes destructivas?
Joaquina: Principalmente la intolerancia y la impaciencia, la volubilidad de las emociones y el extremismo: ser impulsivo o disciplinado en exceso. Ser demasiado autocomplaciente o autoexigente. Esto suele llevar al abuso de estimulantes y sedantes.
Jon: Ya se que las enfermedades psicosomáticas se acometen desde saber las causas, pero… ¿alguna ayudita natural?
Joaquina: Pues… El ginseng, que incrementa la vitalidad, la actividad mental, y fortalece el estado físico. El cardo Mariano y la achicoria para la intoxicación del hígado. Boldo, Diente de León y Cardo Mariano para los cálculos biliares. Y por último, Jalea Real, Cu Au Ag y Polen a la 30 CH, para tratar la astenia primaveral con homeopatía.
Jon: Te he oído decir alguna vez que, si la alimentación era el pilar para conseguir la voluntad, la salud primaveral es la que permite el éxito en el trabajo.
Joaquina: Vencer la pereza y astenia primaveral posiciona al hombre en su potencial creativo. A mayor astenia mayor rechazo al esfuerzo creativo. Si en el invierno se necesitaba estabilidad, en la primavera hay cierta inquietud por el cambio. Los intereses son creativos y de disfrute más que de logros económicos. Hay más sensibilidad a las normas y a la rigidez. A veces, incluso se desea un despido para volar a otras tierras, fronteras o posibilidades.
Jon: Lo del trabajo me parece importante, ¿cómo se trabaja el trabajo?
Joaquina: Es imprescindible en el trabajo reconocer las jerarquías, reducir los intereses económicos, aceptar cambios de puesto y de lugar de trabajo, y en ningún caso crear tensiones ni crear relaciones afectivas. Los trabajadores primavera son: seguros, valientes, ambiciosos, competitivos, poderosos, francos, comprometidos y decididos. Sin embargo, en su lado oscuro son: arrogantes, temerarios, vehementes, tiranos, provocadores, compulsivos, agresivos e inestables. De un primavera siempre puedes esperar innovación, pero ni que se te plantee que vaya a aceptar las normas
“Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”