Acerca de Jon Elejabeitia

CEO & Founder NEXTYOU, Arquitecto

284 Maestro – Alumno

Joaquina: No hay nadie más dañino que aquel que ha sufrido con la inteligencia, porque lo que cree es que Dios se la quitó. De igual forma, las relaciones más duras entre hermanos suceden cuando uno es inteligente y el otro no, o cuando uno lo parece y el otro no. Desgraciadamente los padres suelen apoyar al que es menos inteligente y la destrucción está servida.

Jon: Entonces, los primeros detractores son los padres. O porque han considerado que tu cualidad no era buena y la han destruido, o porque han pensado que tenías que estar en un sitio diferente a donde estabas. Cómo te comparan con tus hermanos y qué pasa con tus hermanos.

Joaquina: Y te das cuenta de que esa estructura la estás trayendo a ti y la están consolidando. “Es que realmente yo no valgo para esto”. Es muy difícil para una mente inmadura, cuando una madre o un padre te dicen que para lo que vale es para fregar coches, no acabes fregando coches. Ocurre así porque tu mente vaga y perezosa acaba escuchando eso y acaba recreándose en ello.

Jon: Y ¿qué hacer al respecto?

Joaquina: El trabajo es: independientemente de lo que ha ocurrido en mi vida, que casi seguro no ha sido positivo, voy a ver la línea de conocimiento a la que yo puedo acceder. Voy a ver qué tipo de lecturas he hecho, qué tipo de amigos he tenido, cuál es mi estructura familiar… Hay muchas cosas que se hacen y parecen que son absurdas, y sin embargo tienen un sentido extraordinario.

Jon: ¿Por qué se hacen?

Joaquina: En ese desarrollo vas notando cuáles son las fuentes del conocimiento, de las que se ha llenado tu familia, tus padres, tus abuelos y bisabuelos, etc. No se trata de los libros, se trata de los conocimientos, se trata de cómo han resuelto sus problemas. Todo eso son tus fuentes, y de esas fuentes tienes que beber con el compromiso que has adquirido. A nadie se le ocurriría hacer una tesis doctoral, mirar en su biblioteca y seleccionar todos los libros que no tienen nada que ver con la tesis. La vida es una tesis doctoral con un propósito y tú tienes en la biblioteca millones de libros de todos tus antepasados y de toda tu fuente. Coge todos esos libros, bájalos a tu conocimiento y mira a ver qué puedes hacer con ellos. Si lo que necesitas es aprender del amor, mira todo lo que hay relacionado con el amor y que puedas aplicar a lo que estás haciendo en tu vida. Cómo sería el amor si en este momento eres director de cine, si es que has decidido que tu propósito es plantear el reto del amor en el cine.

Jon: A veces me pregunto por qué están configurados los estudios de la manera en que lo están.

Joaquina: Para que te llenes de conocimientos. La dificultad estriba en que la forma en la que nos lo enseñan es nociva, porque nos exigen y nos examinan. Debería ser algo que contado con amor y delicadeza vaya nutriendo al niño de los conocimientos que necesita para saber cuáles son sus fuentes, pero no para examinarse de nada.

Jon: Me imagino que también tiene que ver con el lugar y contexto en el que naces.

Joaquina: Si estás en España, Europa, vienes de una cultura griega, romana y judeocristiana, todo eso te está configurando, sobre todo para tu detractor. El detractor que hay en Europa no es el mismo que hay en Japón, ni de lejos. Los detractores son muy culturales. La envidia de España es muy cultural. Se trata de que tengas la grandeza de investigar y de conocer. Imagínate el siguiente ejercicio: reúnete con un grupo de amigos. Coger un libro de historia y que cada uno lea un capítulo. Leyendo teniendo en mente:”este es tu conocimiento de hoy y lo necesitas para llenarte hoy de conciencia de quién eres”. Una vez finalizadas las lecturas, las cuenta cada uno de la manera que quiera. El resultado será que los cerebros de todos serán una esponja. La forma de aprender sería: entra el maestro, el alumno le reconocería, abriría la fuente de su conocimiento y cuando se fuese el maestro lo tendría todo claro.

Jon: Deduzco que el detractor no solo hay que conocerlo sino también ver cómo actúa.

Joaquina: Es importante ya que tiene una enorme capacidad de destruir neuronas y conexiones. Cuando metes incógnitas en tu cerebro, pensando que eres torpe, que no funcionas, el mensaje que estás dando es que tu cerebro físico está por encima del universal. No eres un cuerpo, el cerebro no existe, lo que existe es la conexión. La conexión es el cerebro único de donde recoges la información. Lo registra el cerebro particular pero en realidad es tan arcaico como todo lo demás.  El detractor no funciona fuera del cerebro particular. Al cerebro universal no le puede hacer nada. ¿Conectas con el cerebro universal?

Jon: Creo que no.

Joaquina Eso es porque le estás dando valor a tu cerebro físico sobre el cerebro universal. Imagínate que tienes un niño y su capacidad es la persistencia. Si le enfocas en esa cualidad donde él se ve a si mismo, le pongas las materias que le pongas empezará a descubrir mundos que no podría descubrir de otra manera. Eso es lo que sería interesante.

Jon: ¿Cómo se abre el velo para llenarte de conocimientos y quitar al detractor?

Ejercicio maestro / alumno:

Este ejercicio lo deben realizar dos personas estableciendo a priori los roles de maestro y alumno.

El alumno quiere aprender algo alineado con su Cualidad Divina. Formula una pregunta porque quiere aprender algo suyo y abre el canal para aprender.

Preguntas:

  1. ¿Qué eres?
  2. ¿Cómo consigues lo que quieres?
  3.  ¿Para qué te sirve?

El maestro está en su luz y contesta desde ahí.

La segunda parte del ejercicio consiste en hacer un plan de acción con la respuesta que nos ha dado el maestro. Hacer experiencia de lo que nos ha dicho.

La base de este ejercicio es saber que la pregunta está en uno y la respuesta está en todas partes, solo hay que ser sensible a escuchar. A tu lado siempre hay un maestro para ti. Todo lo que ves y escuchas en el día es para darte respuestas. Ábrete a comprenderlo y tendrás la revelación. Ahora entra el concepto de sabiduría. Si has hecho el ejercicio correctamente, ¿Puedes aplicar lo que te han dicho? Eso es sabiduría. Eso es sumar. Sería bueno repetir este ejercicio en la posición opuesta. Si has sido maestro hazlo como alumno y viceversa.

Jon: Concluyo que, para la inteligencia, pregunta para ti y acepta que la respuesta viene de otro lugar. Si te encuentras bien, lo que se produce siempre es bueno, estés donde estés.

Joaquina: Cerca de mi oficina hay una persona indigente sentada en la acera pidiendo limosna desde hace un año o año y medio. Cuando empezó, yo la hablaba y le daba dinero, y le decía: “Hay que plantearse que esta no es la forma de vivir”. Ella me decía: “Sí, sí, si yo quiero trabajar” “La forma de trabajar no es estar sentada aquí y esperar que te den” era mi réplica. El caso es que realicé una acción en la que intercambiaba cursos por alimentos para luego donarlos al Banco de Alimentos de Madrid. Casi todos los días le dejaba también comida a ella y de pronto ella además me pedía dinero. Me senté con ella y le dije que era inagotable “Cuando te he dado dinero querías más, cuando te he dado comida querías, además, dinero, ¿Cuándo va a ser el momento que tú te plantees qué puedes dar?” Ahí se quedó la conversación y no la he vuelto a dar dinero ni comida. Le doy sonrisas todos los días y la hablo y me siento con ella. Y noto que está esperando el dinero. “Ya son dos años pidiendo, o te da otro o tendrás que aprender otra forma de vivir”. Ver la distancia a la que se pone una persona que la enseñas desde un lugar desde el que no quiere aprender es un poco duro. Cuando me puso un gesto le dije: “Y ahora no te puedes permitir con todo lo que has recibido irte lejos. Cuando yo salga nos daremos una sonrisa, nos hablaremos y todo seguirá igual”. Yo tengo claro que el primer día que le di dinero que iba a trabajar con ella un tiempo y que iba a estar pendiente de ella un tiempo. Está claro que yo soy un mensajero para ella porque solo tiene 16 años. No puede estar toda la vida sentada en el suelo esperando que la gente le de dinero.

Jon: ¿Por qué necesitamos los mensajeros?

Joaquina: Los mensajeros vienen porque a lo mejor no te has dado cuenta, pero le has hecho preguntas a Dios y Dios te ha dado respuestas. Y te las da a través de todos sus hijos. La experiencia de Dios siempre está en la mente, nunca en la emoción. Notas una alegría en todo tu sistema que se mantiene estable.

Jon: Es como ver la vida como un libro donde debemos ir leyendo los mensajes más o menos ocultos que nos ayudarán en el camino.

Joaquina: A tu lado siempre hay un maestro para ti. Todo lo que encuentras en el día, personas, cosas, están ahí para darte respuestas. Un cerebro sano cuando alguien se sienta a tu lado para hablar de su cualidad inmediatamente lo extrapola a lo suyo. Eso es la inteligencia. La inteligencia es que cualquier persona que nos hable de algo que conoce, es extrapolable a lo nuestro. Te abres al aprendizaje de lo que te rodea, lo sumas, lo pones en experiencia, ves lo que te funciona y esa es la sabiduría. La sabiduría es siempre incorporar conocimientos que no son tuyos y experimentarlos.

Jon: ¿Cómo se hacen las preguntas a Dios?

Joaquina: Haz una pregunta a Dios y pase lo que pase en el día será contestada. Al hablar con Dios te desprendes totalmente de ti, le haces la pregunta y esperas Su respuesta. Dios habla a través de ti. Siempre. Solo tienes que saber hacer bien la pregunta, entendiendo que Él es el maestro y no tú. Dios te llega de múltiples y variadas maneras, el tema es que no crees que Dios llega al lado del que está cerca.

Si te interesa el tema, lo encontrarás completamente desarrollado en el libro: Trascendencia en la vida cotidiana

283 El detractor

Jon: Hemos hablado sobre el dar y el recibir, sobre la simpatía y la empatía, y ahora estoy viendo qué es la inteligencia, qué es el acceso a todo el conocimiento universal de una forma global para ir después al detalle.

Joaquina: Lo que necesitas, solo se produce si el detractor no está. Con el detractor presente las puertas están cerradas a cal y canto. Imagínate una biblioteca enorme con todo el conocimiento y que si abres su puerta vas a poder acceder a él instantáneamente. Así como en el dar y el recibir puedes estar en el detractor a ratos, en la inteligencia es importante que descubras el detractor ya que tienes que estar siempre en proceso de aprendizaje. La inteligencia necesita estar constantemente en este ciclo:

Jon: Y el detractor es el que lo bloquea.

Joaquina: Sí. El detractor en cuanto entra cierra las puertas, tengas el conocimiento que tengas en ese momento, te niegas a aprender porque crees que lo sabes todo. O te niegas a saber, no se produce la sabiduría, y se cierran los canales. Tienes que saber cómo se cierra la puerta del conocimiento y sabiéndolo se abrirá muy fácil. Ten en cuenta que el conocimiento siempre está queriendo entrar. Eres tú quien cierra la puerta. Siempre que hay un propósito y esté conectado al conocimiento que adquieres conseguirás que esté.

Jon: Eso es la soberbia, la envidia, la avaricia, la gula, la ira… El objetivo del ego es hacerme creer que el conocimiento es mío.

Joaquina: Si encuentras la inteligencia, abres la brecha para ti, y te ves sano y por lo tanto ves al mundo sano. Si no quieres acceder a esa inteligencia universal porque crees que el conocimiento es tuyo, entonces verás enfermos a los demás. Pero no les ves enfermos en la inteligencia, les verás enfermos en la simpatía o en el dar y recibir. En la inteligencia no hay nadie enfermo, está la consciencia de enfermedad, que es diferente. Para que puedas ver la enfermedad tienes que bajar tú al cuerpo.

Jon: Pero el detractor es muy astuto. Me dice: tú sigue en la soberbia, tu estás aquí pero el otro también está.

Joaquina: Necesitas poner luz y sombra constantemente. El ejercicio de la sanación no se produce nunca fuera del marco de la brecha. Siendo el cuerpo frágil, tú le has dado tanta consistencia a todas las experiencias que has vivido donde el dar y el recibir se ha convertido en algo muy duro, donde la simpatía y empatía te ha parecido que no existe. Cuando te quieres dar cuenta, esta brecha que se abre para que tomes conciencia de que todo está a tu disposición, se cierra rápidamente en la medida en que entras en la duda de si eso es verdad. Cuando entras en la duda desaparece el contacto y vuelve la enfermedad, y el milagro es que vayas conectando con esta brecha el máximo tiempo, de tal manera que la caída es cada vez menor y ya lo más que sucede es que estás en el aprendizaje, continuamente subiendo y ya sin ver enfermedades, solo recuperación.

Jon: Eso sería tomar conciencia de mí como salvador.

Joaquina: Cuando estás en tu cualidad haces salvadores a todos aquellos con los que te encuentras, porque ya solo ves salud. En el caso de que te debilites un poco, te pones en tono de aprendizaje y subes de nuevo. Mientras que si te pones en tono de detractor o de saber, te pierdes. Cuando notes que bajas, vas a la simpatía, entras en la paz y vuelves otra vez.

Jon: ¿Cómo hacer para que tu inteligencia abra la parte del conocimiento de tal manera que no vuelvas a caer fuera de tu cualidad?

Joaquina: Para estar en la zona de inteligencia en lugar de en la zona de resentimiento, necesitas tomar conciencia de cómo funcionas ya que esa es la única posibilidad de que lo puedas transformar. Tienes la inteligencia, y quieres obtener conocimientos. ¿Qué te pasa cuando accedes a los conocimientos? Si opera el detractor, ¿qué sucede? ¿Tienes más conocimientos? ¿Tienes menos? ¿Te encuentras en un callejón sin salida? ¿Aparece el sentimiento de que no puedes acceder a los conocimientos? ¿Qué sucede?

Jon: De todo.

Joaquina: Puede ser que te sientas inferior intelectualmente y eso es una gran puerta de entrada para el detractor. También puede ser que estés bloqueado a nivel anímico y te cueste trabajo la simpatía. En el dar y recibir estás tú solo, y es tu cuerpo quien te lo permite. En la inteligencia es un canal que tienes tú solo. No hay nada más duro para un ser humano que no sentirse inteligente. Es mucho más duro que no sentirse simpático. Cuando te das cuenta de que no comprendes algo es cuando más sufres.

Jon: Es lo que has llamado antes el mundo de la brecha. ¿Qué se hace?

Joaquina: Para entrar en este mundo de la brecha, lo primero que tienes que hacer es estar en paz contigo mismo y aceptar exactamente lo que conoces. ¿Qué hace tu detractor? querer acceder a todos los conocimientos. El ejercicio es abrir el canal de lo que se necesita. Abrir el velo del conocimiento de una manera absolutamente canalizada, entendiendo qué estás abriendo del canal y para qué lo necesitas.

Jon: Para eso necesitaría saber saber cuál es mi cualidad y saber qué necesita esa cualidad del campo de la inteligencia en cada momento.

Joaquina: Si notas que has perdido la paz, ya has bajado de la inteligencia y has entrado en el detractor. El detractor es la zona fronteriza entre yo puedo y sé, o no sé y me encuentro fuera de mi paz. Cuando dudas, cuando te comparas, cuando sientes que el que está al lado y tú no sois lo mismo, cuando sientes que el que alguien haya abierto una puerta diferente te genera un problema. Necesitas abrir los canales del conocimiento. Debes pasar de la zona de dolor a la zona de inteligencia.

Pasos para abrir la inteligencia al conocimiento superior:

  1. Estar en paz
  2. Aceptar lo que conoces y lo que necesitas
  3. Cuidado, el detractor quiere acceder a todos los conocimientos
  4. Abrir el velo entendiendo qué y para qué lo necesitas y acceder al conocimiento necesario

El canal se abre de acuerdo con estas tres cosas: Quién eres, qué necesitas y cuál es tu origen. El detractor te hace olvidar que tienes un acceso a la inteligencia universal. Sucede cuando te crees diferente. La inteligencia es universal, la forma de conectarla es personal. El detractor te quiere hacer pensar que no tienes acceso a esa inteligencia universal, que eres tú quien ha hecho esa parte. La forma de acceder a las cosas desde el ego siempre es personal.

Jon: ¿Dónde te destruye realmente el detractor?

Joaquina: Es en la inteligencia y la sabiduría donde lo hace, que es donde el hombre se siente superior, donde el hombre cree que tiene una parcela diferente a la parcela del otro. Antiguamente el hombre se destruía en la batalla porque creía que el territorio era suyo y se destruía en cada guerra. Hoy en día nos matamos en la batalla intelectual. Si, por ejemplo, tienes un jefe que está esperando que utilices el conocimiento de una manera, y tiene un detractor en el que cree con soberbia que tu lo tienes que hacer de otra manera, te destruye en canal. Solamente cuando eres capaz de entender que esa persona no eres tú y que no entras en tu detractor, haga él lo que haga, podrás abrir tu conocimiento y llenarte de tu fuente de sabiduría diciendo: yo estoy sano, él está sano. Inmediatamente se cura la situación.

Si te interesa el tema, lo encontrarás completamente desarrollado en el libro: Trascendencia en la vida cotidiana

282 Conexión con el conocimiento

Jon: ¿Cómo accedes al conocimiento de tal manera que no te desesperes y pienses que el propósito te va a costar la vida?  

Joaquina: Tienes que agradecer a todas las personas que han contribuido a llenar el vasto conocimiento que llevas dentro. Tienes que darte cuenta de lo que te está pasando cuando haces la lectura. Hay un conocimiento universal al que puedes acceder y solo necesitas bajar y recoger lo que necesitas. Acuérdate de no recoger ni más, ni menos de lo que necesitas.

Jon: Me doy cuenta de que tengo un propósito y al ir moviendo la inteligencia lo voy notando.

Joaquina: Te debes ir dando cuenta de que realmente has venido para algo. Tienes un propósito tuyo personal, que no es ni mejor ni peor que el de nadie. Es darle un sentido a tu existencia. Las gotas de agua están en el océano y son todas iguales. Cuando esas gotas llegan a la arena tienen una conversación totalmente diferente, pero vuelven y van, se acarician y vuelven, se funden y se desfunden. En muchos casos los intereses son primarios: cuando naces y te das cuenta de que admiras por ejemplo a tu padre, y quieres ser como él y tener sus cualidades. Imagínate que además tienes un hermano que precisamente muestra esas capacidades, y entonces empiezas a sentirte torpe, las cosas ya empiezan a no interesarte igual. Sin embargo, tienes inteligencia y conocimientos, pero de pronto pierdes la ilusión. Y puede llegar un momento donde podrías haber hecho algo grande pero se trunca por no haber pensado más en ti. Lo que te ha sucedido es que has cortado el hilo al no haber podido dedicarte a lo que se dedicaba un hermano. Piensa en cuántas ocasiones has cerrado el hilo conductor por no haber sido tan extraordinario como alguien. El problema nace cuando has generado la envidia y la soberbia al no verte tan sobresaliente y decides cortar el canal. Ese día aparece el contra-propósito. Puede ser que tu propósito fuera ese o que simplemente lo hacías para complacer a tu padre. En cualquier caso, hay que volver a encontrar el propósito.

Jon: ¿Por qué sucede esto?

Joaquina: Porque en realidad tú no has venido a hacer eso, sino que, ante la necesidad de amor y al sentirte despreciado, de pronto decides que eso no es lo tuyo. Pero eso ocurre porque en realidad no te tenías que dedicar a eso, sino que tú quisiste complacer a ese padre. Como entras en la soberbia o en la envidia y crees que te lo han quitado, no encuentras el camino. Sin embargo, ese momento de decisión contraria a recoger el conocimiento para tu camino te hace estar perdido durante muchos años.

Jon: ¿Eso ocurre cuando recibes un golpe de la vida?

Joaquina: Puede ser que la vida te haya dado un golpe, pero un golpe bueno, para enseñarte que no era ese tu camino. El tema es que has tardado mucho en darte cuenta de que, aunque tu padre no te quisiera ha sido una bendición porque ahí no habrías tenido el éxito. Pero ahí tenías cualidades que, aprovechadas para tu propósito, se podrían convertir en algo extraordinario.

Jon: El punto es ¿cómo deshacer el entuerto del rencor, de la sensación de que te lo han quitado?

Joaquina: Tienes que reflexionar sobre si el detractor funcionó antes de elegir los conocimientos o después. En la mayoría de la personas funcionó antes. Con ello eliges un camino que no es, y la soberbia y la envidia paran el crecimiento y no te dejan ir por otro sitio. Con el paso de los años la soberbia se va haciendo mayor. Llega un momento en el que te das cuenta lo que sabes y lo que podrías hacer, pero no estás dispuesto a rectificar todo este recorrido. Lo que cierra totalmente la puerta para que puedas acceder al conocimiento es la debilidad. Nunca con la debilidad puedes acceder al conocimiento. Nunca. La inteligencia no la pierdes, es tuya, pero una inteligencia sin conocimiento está anulada. Lo importante es que sepas que si la debilidad está puesta en acceder al conocimiento, éste se convierte en árido. Encontrarás gente cerca que te deja en evidencia y situaciones excesivamente complejas que te hacen pasarlo fatal.

Jon: ¿Entonces?

Joaquina: Tienes que tomar conciencia de cuándo perdiste la conexión con el conocimiento. Cuándo has necesitado leer cientos de libros y sin embargo no te llenas de las experiencias. Cuándo estás en conversaciones con personas y no dan el cultivo que tendrían que dar. Si te das cuenta de que tu inteligencia no está llena de conocimientos que te llenan, y a la vez al aprender de otros, se produce una conexión y desde ahí un conocimiento… es que no estás conectado a tu propósito sino a tu deseo y detractor.

El detractor aparece en el momento que te das cuenta de que no eres único, de que no eres especial, de que alguien te gana… en el momento en el que te comparas con otro.

Jon: Entre los 12 y los 18 años.

Joaquina: Sí, ahí es cuando tomas conciencia de él. Es cuando sales del mundo en el que estás protegido, hacia el proceso de aprendizaje de la vida, dándote cuenta de que hay una parte de ti que no funciona.

Jon: Además es cuando tomas decisiones importantes respecto a los estudios.

Joaquina: Cuando decides una carrera todo el inconsciente del sistema está contigo. Quizá puedas pensar, como hace mucha gente, que la carrera que has estudiado no ha sido la adecuada. Sin embargo, casi seguro que tenía un contenido que a ti te hace conectar con una inteligencia que de otra manera no podrías. Lo realmente importante es cómo lo vas a aplicar a la vida. Cuando coges tu inteligencia y tu conocimiento y necesitas ponerte en posición de aprendizaje, en posición de qué sabes y que no.

Jon: ¿Qué parte del conocimiento queda bloqueada por la debilidad?

Joaquina: Hay que analizar dos posibilidades:

Primera: Tu vida de ahora mismo: estás cumpliendo tus expectativas, todo el conocimiento está perfecto y no hay nada que analizar.

Segunda: Notas que en tu trabajo, en lo que estás haciendo en la vida, deberías dar un giro o te pasa algo o falta algo.

En definitiva, te tienes que fijar si lo que te pasa en la vida está lleno de la inteligencia Divina o del detractor: ¿Tienes envidia o soberbia?. ¿Eres dogmático? Hay que descubrir quién está trabajando en tu vida en este momento.

La mirada retrospectiva es para que te des cuenta de qué pasó, y ahora tienes que darte cuenta de dónde estás. Lo acaecido no lo puedes resolver pero si  puedes comprobar que una vez visto todo se pone en conjunción para aprender y para que lo que necesites se de.

Preguntas:

  1. ¿Qué estás haciendo en tu vida?
  2. ¿Qué te falta para lo que estás haciendo?
  3. ¿Esto te lleva al detractor, o a estar en un proceso de apertura total?

Si piensas que estás en el detractor, pregúntate:

  1. ¿Dónde estás?
  2. ¿Qué te gustaría hacer?
  3. ¿Qué necesitas aprender de ahí?
  4. ¿Para que te sirve el detractor?

Si no sabes cómo se está cerrando la puerta, no se va a abrir. Ver todo esto seguramente no es fácil. Pero te puedo asegurar que se resuelve en un instante.

Si te interesa el tema, lo encontrarás completamente desarrollado en el libro: Trascendencia en la vida cotidiana

281 El conocimiento no es tuyo

Jon: El otro día me dijiste que lo que nos tendrían que haber enseñado es que los conocimientos que hay no son nuestros.

Joaquina: Así es. Vienen desde la primera parte del conocimiento, que es ancestral, que es cuando Dios dijo que el verbo se haga carne, que es cuando empezó a existir el ser. Desde ahí, todo lo que hay no es nuestro. Lo que haces desde el ego es creer que es tuyo. Busca tu cualidad y te darás cuenta de cómo, cuando la bajes al detalle, sabrás que estás extrayendo algo universal pero que es tuyo en este momento. Lo utilizarás y luego vuelve otra vez al universo. Entonces no necesitarás nada, te darás cuenta de que la cabeza está llena de algo que no sabías ni siquiera que estaba. La palabra y la conexión y todo se producirá solo.

Jon: ¿Qué es entonces mío?

Joaquina: La sabiduría. De la misma manera que es tuya la empatía. Los conocimientos llegan a la mente sin hacer nada. La sabiduría de la transmisión es tuya. La trabajas a través de tus conceptos, no los de los demás. De la misma manera que dar y recibir es también tuyo. La inteligencia no pone profesión, pone intención. Si huyes de ella, la vida nunca te dará todo lo que te mereces. Pero porque estás huyendo. Tú has decidido que parte del conocimiento universal ibas a coger para utilizarlo para algo. Y lo que has hecho es coger indiscriminadamente, coger lo que no vale, etc. Los lujuriosos intelectuales leen libros y más libros que en el fondo no les sirven para nada. La inteligencia no es de experiencia, esa es la sabiduría.

Jon: ¿Es una indirecta?

Joaquina: El conocimiento no solo está en los libros, también está en las personas que los trasmiten. Cuando se aprende de personas hay que tener muy claro cuál es tu camino, para que lo que recojas de esas personas sea lo que tú necesitas, y así evitar luego culparlas, si con el camino recorrido no consigues cubrir las expectativas creadas.Tú le pones el título a la forma pero, en realidad, todo es de todos. Luego, vuelves a coger trocitos de este todo, lo mueves y haces crecer conocimientos que vuelven otra vez a formar parte de la estructura. No quiere decir que tu no estés haciendo crecer el conocimiento. Claro que si. Cada vez que haces una investigación, esta sube al universo. Los conocimientos son universales.

Jon: Hoy en día es muy difícil adquirir o expresar los conocimientos como se hacía antiguamente, como lo hacía por ejemplo Platón. Hoy en día hemos pasado a un tipo de conocimiento mucho más rápido y memorístico, de tal manera que cuando escuchas a las personas estás haciendo ya intrusismo con tus propios conocimientos.

Joaquina: Lo que hacían los antiguos era escuchar e interiorizarlo ya que querían respetar cada palabra que decía la persona. Porque en aquellos tiempos se cuidaban las palabras. Hoy en día decimos tantas palabras que no están unidas al conocimiento y de pronto te has convertido en un ser con demasiada información que, en realidad, no vale para lo que quieres. Por eso es importante empezar a limpiar muchas de las palabras que dices, o que al lado de las palabras existen muchos principios que están deformando el conocimiento.

Jon: Entonces, todo lo que digo con la conciencia de ampliar conocimientos sube y otras personas lo están recogiendo y lo están condimentando.

Joaquina: El conocimiento sube y llega a las cabezas que están abiertas. Toda persona que es inteligente para recoger conocimientos, recoge aquellos que no ha leído y que ni siquiera ha oído antes, pero que sabe que están en el canal de la comunicación que necesitan en ese momento.  Eso es maravilloso. ¿Por qué a personas espirituales les enseñan a manejar estos conocimientos?.  ¿Por qué no a nosotros también? Al Dalai Lama se lo  enseñan desde pequeñito y desde los 6 ó 7 años habla como una eminencia. Le enseñan a que los conocimientos llegan a su mente. Eso es lo que yo quiero que consigas hoy. Los conocimientos llegan a tu mente y no tienes que hacer nada. Abre la puerta del conocimiento y bajará exactamente lo que necesitas.

Jon: Entonces, lo que tengo que hacer es volver de nuevo a mi condición Divina y empezar a pensar qué parte de mi conocimiento me es realmente útil.

Joaquina: Ojo, no se trata del libro 2 o el libro 3, sino de qué parte de tu conocimiento te ha favorecido el desarrollo de tu cualidad Divina. Qué parte de tu conocimiento, si lo aplicas bien, enriquece el conocimiento universal. Para que puedas aprender es necesario que esté todo en disposición, que cuando estés con los demás tu propósito quede tan claro que estés transmitiendo cómo hacer aquello que eres capaz de hacer. Contesta a la siguiente pregunta: ¿Qué parte de ti necesitas limpiar para acceder a tu propósito? ¿Qué tienes que quitar?: Tu soberbia, tu avaricia, tu gula…

Jon: Mi pereza.

Joaquina: Cuando estás en el detractor eres cero inteligente. En el detractor el conocimiento que has adquirido, y que crees que es tuyo, es el que esgrimes. Es la inteligencia humana la que esgrimes a través de los conocimientos. Conecta con tus conocimientos a través de tu lado Divino. Si tu cualidad Divina es el Amor, o alguna similar que parecen de otro mundo, hay que ver cómo se pone en la tierra el tema de la inteligencia. El amor es la concepción en la que te mueves para tratar la inteligencia con los demás. El conocimiento que necesites para tu tarea de amor, y tu tienes que saber qué es el amor para ti (en tu pareja, en el trabajo…) entonces, recoges el conocimiento que a ti te permite, para lo que estés haciendo, crecer en el amor. Debes tener en cuenta que cuando coges un conocimiento y lo bajas, al lado tuyo hay alguien que para eso mismo que tu, ha cogido otro conocimiento, y saber compartir los conocimientos desde la tolerancia es importante. Todos los elementos que tienen que ver con el amor, la tolerancia, la persistencia, etc. En relación con la inteligencia, es que tu recojas los conocimientos para lo que estés haciendo en ese momento, tus tareas cognitivas o lo que sea, y te des cuenta que al lado existen otro montón de personas que también están en una tarea. Y poder compartirlo teniendo en cuenta que tú tienes un conocimiento y hay otro conocimiento que tienes que aprender. Lo trasmites, lo compartes, te haces maestro y alumno de la situación y vuelves a llenarte otra vez.

Jon: Entiendo que la inteligencia tiene que ver siempre con las tareas del Ser superior, no con las del ego.

Joaquina: Cuando estás haciendo hábitos o rutinas no estás utilizando esa inteligencia. El momento práctico es cuando das y recibes, y te das cuenta de que si estás fregando los cacharros estás recibiendo la limpieza del propio cacharro. Cuando estás en simpatía, sabes que lo que tu estás viviendo con el otro es par ti y es para él. Estás compartiendo. Cuando entras en la inteligencia es porque vas a hacer situaciones operativas del ser superior, cuando estas utilizando el pensamiento, cuando estás al servicio, cuando lo que estás haciendo aporta valor a la sociedad porque estás haciendo crecer conocimiento. Ahora puedes analizar si crees que tu problema es de coger conocimientos, o es que piensas que los conocimientos son tuyos.

Jon: Sí, creo que los conocimientos son míos.

Joaquina: Dale una vuelta hasta que te des cuenta de que no hay ningún conocimiento que sea tuyo. En este punto reside la base de todo a pesar de lo duro que pueda resultar. No hay ningún conocimiento que no puedas compartir desde la profunda serenidad de acceder a el. El problema nace cuando no eres capaz de entender la globalidad del conocimiento y no sabes “bajarlo” para ti, te pierdes en una serie de caminos que al final no tienen resultados  lo que te hace conmoverte y pensar que no aprendes y que no funcionas; pero porque están fuera del contexto.

Imagínate que tienes un vaso y quieres coger de la fuente de la sabiduría. Como hemos visto anteriormente, tu coges de la fuente de la sabiduría lo que necesitas para ejercer el conocimiento. Eso es lo que tienes que aplicar. Pero resulta que eso lo dejas atrás y empiezas a beber de otros vasos. Entonces, empiezas a sentir que no eres inteligente, empiezas a sentir que fallas porque no estás utilizando lo que tienes que utilizar.

Ninguno somos nada. Te llenas de lo que aprendes y lees, y te lo llevas a un sitio concreto. Eso es tuyo, lo demás no. Por eso, la experiencia no se puede compartir. Tu visión si, pero no tu experiencia, ya que ésta es la sabiduría tuya. A ella llegas de forma natural y se amplia permanentemente si estás en tu lado de luz. Si no, se convierte en algo insignificante.

Para la inteligencia Divina tienes que entender que tu inteligencia no necesita conocimientos que la alejen de su camino. El camino es muy amplio y muy fuerte, de tal manera que tienes que comprometerte firmemente con lo que has venido a hacer.

Si te interesa el tema, lo encontrarás completamente desarrollado en el libro: Trascendencia en la vida cotidiana

280 Inteligencia Divina

Joaquina: La inteligencia Divina no está sometida a los criterios del ego y sus irregularidades para enseñar. El ser humano va perdiendo su felicidad en el momento que entra en los conocimientos cognitivos porque empieza a pensar que no tiene capacidad para esos conocimientos. No se le prepara su cerebro para que esté esponjado y esté libre de comparación y pueda entrar todo dentro de su cerebro.

Jon: Y ¿Qué hace la inteligencia?

Joaquina: La inteligencia hace lo siguiente: te permite tener una visión global de ti mismo y luego la propia inteligencia va haciendo como un embudo, y para hacer ese embudo hay que buscar el propósito. Primero vas a conectar con la inteligencia y ver cómo funciona. Vas a ver cómo permea, se ablanda y se estructura. Luego vas a encontrar el deseo sobre la condición Divina y ver cómo la inteligencia desde lo global al detalle consigue tu cualidad. Y cuando te des cuenta que de lo global al detalle surgen cosas que condicionan tu cualidad, ya sabes que te estás equivocando. La inteligencia revisa tus conceptos globales para que al bajar al detalle sean correctos.

Jon: ¿Puedes ponerme un ejemplo de inteligencia Divina con….el amor?

Joaquina: Bien, imagínate que tu cualidad Divina es el amor, y en la visión global el amor es el concepto de que todos estamos dentro de un lugar donde el bienestar y la felicidad es el sueño. Y empiezas a bajar al detalle, y de pronto empiezas a pensar que te tienen que querer, que hay gente que no te quiere. La inteligencia te pregunta: ¿Eso te está llevando a donde querías o te está alejando? Conectado así, la inteligencia limpia, ella sola, el rencor. Tú no tienes que hacer nada.

Jon: ¿Cómo?

Joaquina: Cuando te pongas a hacer el análisis de la inteligencia tienes que sentir la paz interior y decir: ¿esto provoca la paz, o me la está quitando? Si soy amor, ¿qué hago revisando lo que no es amor? Al detalle solo tengo que traer las cosas que son amor y las cosas que no son amor tienen que desaparecer de mi visión global. Si en este momento no tienes la paz interior para hacer la revisión de la inteligencia, te sentirás culpable, porque muy probablemente más del 80% de tu vida no haya sido a través de la inteligencia, sino a través del conocimiento. Entendiendo la inteligencia como esa mirada que va de lo global al detalle, solamente para aquello que sea tu propósito, sea lo que fuere.

Jon: Por ejemplo, si voy a cocinar, debo mirar primero la cocina para pasar al plato que deseo cocinar. Si voy a hablar debo ver globalmente de qué quiero hablar y luego ir al detalle.

Joaquina: Sí, hacer esto te convierte en una persona inteligente las 24 horas del día. La naturaleza da y recibe, el ser humano es empático y simpático, y el ser superior es inteligente y sabio. Cuando estás con la inteligencia todo lo que se produce es necesario para el momento, y lo que no lo es, no se produce. Los conocimientos vienen solos. Este es un concepto difícil de digerir para aquellas personas que han valorado mucho los libros y los conocimientos que han adquirido con mayor o menor esfuerzo y que además les gusta mostrarlos basando su inteligencia precisamente en ellos.

Jon: Entonces ¿todos los libros que he leído no valen para nada?

Joaquina: No es que no valgan, es que son insuficientes para relacionarte con la persona desde la inteligencia. Tienes todo el conocimiento y cuando ves la meta y el fundamento, el propio sistema va quitando todo lo que no vale y se queda con lo que necesita. No se trata de que ahora dejes de ser arquitecto o historiador, pero si de que la esencia no sea condenatoria del que no sabe. El conocimiento es condenatorio del que no sabe.

Jon: ¿Es esa es la gran diferencia?

Joaquina: Una conversación de gente inteligente es muy diferente a una conversación de gente con conocimientos. Las personas inteligentes todo lo que aportan es para que todo sume y para no dejar a nadie en evidencia. Los de conocimientos dejan a todos los demás en evidencia. Esa es la gran diferencia. Y eso no quiere decir que en las conversaciones no tengas que poner los conocimientos. Éstos son necesarios, pero en un contexto concreto. Y en ese contexto concreto nadie queda en evidencia porque todos los participantes se encuentran en ese mismo concepto. Debes tener en cuenta que tu parte Divina sólo se conecta con la inteligencia, la cual es universal, no personal.

Jon: ¿No se conecta con el cuerpo ni con la emoción?

Joaquina: No. Debes reconocer que tu condición Divina te da paz a ti. Y desde ahí tendrás una empatía natural. Ahora nos estamos metiendo en la inteligencia. De su mano nos estamos metiendo que lo que lees tiene que tener un mundo práctico y experiencial. Leer por leer es un agotamiento absolutamente intelectual, que convierte  el cerebro en un ser anodino y muchas veces arcaico y conservador. Hay que leer desde la inteligencia, para lo que necesitas. Tienes que llenarte de los conocimientos que te hacen crecer en lo que eres, no los que te hacen crecer para aparentar que eres. Si recoges todas las fuentes, todas las bibliotecas de este mundo y haces un embudo y decides para qué necesitas todo esto, que luego sea tan sabio que sea útil para el mundo.

Jon: Es decir que, si soy un creativo conceptual, tengo que darme cuenta de que si mi propósito es “A” tengo que leer libros que me hagan crecer conceptualmente.

Joaquina: Cualquier libro tiene que estar fundamentado en lo que tú eres. Si los libros que lees son de entretenimiento y tu cabeza después entra en pereza, te lo tienes que plantear. Hay que cuidar la expresión del conocimiento para que nunca quite la paz a quien lo escucha. Cuando tienes la capacidad de coger toda la inteligencia de lo global y llevarla al detalle, lo que te hace es respetar muchísimo el entorno. Por ejemplo, imagínate que eres profesor y cuando haces tutorías, toda tu inteligencia expresada ahí es de una grandeza enorme porque lo que haces es apoyar la investigación. Pero luego en contextos donde las personas no tienen esa doctrina, llevarlo a un terreno de máxima sencillez sería lo adecuado para llenar de simpatía tu yo y los yo que están cerca. Es el momento de plantearte si es útil o no lo que estás haciendo, entendiendo qué has traído al mundo y para qué lo has traído. Si has traído amor, toda tu inteligencia tiene que estar en desarrollar ese amor.

Jon: ¿Quiere eso decir que las personas que traen amor no tienen que ser intelectuales?

Joaquina: No, pero su forma de expresar la intelectualidad hace crecer el amor en su entorno. Todo el conocimiento que tienes tiene que estar incluido en el mundo global. Mundo global quiere decir que no es tuyo, que forma parte del Universo, que no es tu propiedad, y que tú recoges de eso únicamente aquello que necesitas para el momento. La inteligencia es universal y no es tuya. Todo lo que quieras llenar a esa inteligencia en tu devenir diario, vuelve a subir a lo universal, no es tuyo. La inteligencia no parte de que encuentres en lo que lees, sino en que tú leas lo que necesitas. De otra manera es un ejercicio de conocimiento que agota la inteligencia. A partir de ahora debes elegir los libros, las conversaciones, los momentos, los canales, con una intención previa.

Notarás que entras en una  biblioteca y escoges libros de acuerdo con  lo que tu inteligencia global necesita en este momento para tu cualidad. Y te ayudará hasta que las palabras que digas generen esa cualidad y no una reacción. A partir de este momento todo lo que recoges está en éste canal. No tires abajo lo que has leído, ofréceselo al universo, ya no es tuyo. Todo incluye lo positivo y negativo.

279 Inteligencia y sabiduría

Jon: ¿Cómo funciona la inteligencia? Y me refiero a desde un punto espiritual. Pienso que el gran sueño de las personas es tener la inteligencia de Dios, y éste suele ser un importante punto de separación entre todos.

Joaquina: La inteligencia que tienes, y la carga de conocimientos a los que accedes de forma natural, viene en el ADN de la familia. La inteligencia se forma en la suma de conocimientos. Al nacer traes conocimientos del pasado a los que se suman los de tu cultura.

Jon: ¿Qué podemos hacer con ello?

Joaquina: Lo primero que debes hacer es reconocer y respetar los ancestros. Los conocimientos no son de un ser humano, sino de la estirpe humana. Por eso este camino hay que recorrerlo con un hermano. Porque si te quedaras solo con tus conocimientos, no tendrías inteligencia, tendrías únicamente conocimientos. La inteligencia se carga de conocimientos, sabe los que tiene y suma los que no tiene.

Jon: Entendido.

Joaquina: En segundo lugar, debes ver la globalidad para ir luego al detalle. Ve la globalidad de lo que tienes, la globalidad de lo que tiene el otro y luego coge en detalle lo que necesitas. En tercer y último lugar, debes diferenciar entre tener conocimientos y ser inteligente. Los conocimientos son diferentes en cada individuo, mientras que la inteligencia es perfecta en todos. Si valoras la inteligencia por conocimientos, todas las personas serán diferentes. Sin embargo, si la valoras por cómo funciona, todos tenemos la misma inteligencia. Diferencia muy bien conocimientos de inteligencia. Si te sientes torpe por los conocimientos que tienes, estás cometiendo un error. Eso quiere decir que no quieres aprender. La inteligencia es perfecta para todos los seres humanos. Si tú no quieres adquirir conocimientos, sentirás que tu inteligencia tiene menos recursos para comunicarse con los demás.

Jon: ¿Quién mete el código de no tener inteligencia?

Joaquina: La soberbia. Es el ego en la forma de soberbia, avaricia, envidia, quien equivoca inteligencia con conocimientos. Si miras a tu familia, ¿Dirías que has sumado a su elenco de conocimientos, o los has despreciado? Lo que deberías hacer es adquirir los conocimientos de la familia y sumar a ellos. Sin embargo, lo que suele ocurrir es que desprecias los conocimientos de tus padres.

Jon: ¿A qué te refieres con los conocimientos de la familia?

Joaquina: Me refiero a eso, a conocimientos, no a lo que cada miembro utiliza para su trabajo. ¿Cuántas veces se sentó tu padre a tu lado para que tú respetaras tus orígenes? ¿Ha preparado tu mente para sus conocimientos? ¿Te ha hecho respetar la forma que ellos tienen de concebir su vida? ¿Te lo han transmitido de tal forma que cuando hablas de ellos les respetas?

Jon: Pues más bien me han exigido unos conocimientos curriculares y no unos conocimientos vivenciales.

Joaquina: Con eso no te han dejado ver el mundo global para que fueras al detalle. Generalmente los padres, en el ánimo de que los hijos sean muy buenos en cosas, les rompen la estructura de lo global que es como empieza la inteligencia, y les obligan a ir al detalle. La inteligencia que debes aprender no está en los conocimientos, sino en cómo puedes ver el mundo global para de ahí coger lo que te valga.

Jon: Recuerdo que hace algunos años viajamos a Taramundi, en el corazón de las montañas de Asturias. Allí hay pequeñas aldeas donde todavía hoy fabrican navajas de manera artesanal. Cuando entras en el taller del paisano y te sientas a ver cómo lo hace, hay una transmisión de conocimientos desde esa inteligencia universal. El señor ha aprendido de una manera precisa la fabricación de navajas, y se lo había transmitido a su hijo. Su hijo tenía maquinaria mucho más rápida, pero lo seguía haciendo de la misma manera, y así de generación en generación. Cuando entras en su taller, notas una inteligencia natural, un algo que te conmueve profundamente porque te gustaría tenerlo. A mi me gustaría tener los conocimientos de mi padre, de cómo él ha llegado a los conocimientos. No tanto cómo los quiero tener yo, sino cómo los tuvo él. Que se hubiera sentado a contarme como él perfiló, lo que sucedió , que me lo contara como cuentos.

Joaquina: Hay tanto que aprender, tanta transmisión familiar que entender. Aprender lo que ellos han pasado, y no me refiero a lo que han tenido que  sufrir, sino a lo que han aprendido. Esto último es lo inteligente. Ahora tienes que encontrarte con el vacío absoluto de conceptos que tienes sobre ti mismo, como que te llevan a pensar que tienes que ser un libro de conocimientos, y te has olvidado totalmente de tu ancestro espiritual. De tus necesidades más profundas. Tienes que entrar en cuáles son tus necesidades más profundas.

Jon: A mí me habría gustado que mi padre me explicara cómo se consigue la felicidad, en vez de cómo hacer raíces cuadradas. Estuvo muy bien, pero me parecía menos interesante.

Joaquina: Tienes que entender que el conocimiento que llevas dentro ahora tiene que coger de forma global tu existencia, y de ella quedarse con la esencia más pura de la felicidad, de lo que te merezca la pena y colocarlo en tu inteligencia.  Entonces empezarás a ser inteligente. Un ser inteligente nunca habla de aquello que no le ayuda a ser él mismo. Generalmente hablas y te configuras sobre cosas que no te ayudan a ser tú mismo.

Jon: ¿Y la sabiduría?

Joaquina: De esta manera, la sabiduría llega sola. Te das cuenta lo que te hace feliz a ti. Cuando escuchas al de al lado ya sabes elegir lo que te hace feliz a ti,  y ya sumas, y ya experimentas la felicidad, el amor, o lo que sea.

Jon: ¿Qué puedo hacer?

Joaquina: Ahora tienes que hacer una extracción de la inteligencia sobre tu cualidad Divina. Es decir, de todo lo que has vivido, de todo lo que has aprendido, de todo lo que eres, qué te vale para hacer crecer tu amor; qué te vale para hacer crecer tu inteligencia. De todo esto, ¿qué te vale? Te vas a quedar con ello y vas a ver cómo eres capaz de adquirir esa cualidad cada vez que estés con personas. Desde ahí podrás aprender lo que necesitas para tu propósito. El cerebro lógico, el que utilizas para los conocimientos, se convierte en una máquina para el aprendizaje tremendamente rápida. Los niños de Finlandia no aprenden rápido porque sean diferentes, sino porque hasta los 7 años no entran en el colegio, y hasta esa edad están conociendo la historia familiar: aprenden a conocer el entorno, las historias de la familia. Es como si tuvieran los cuentos de Odín y Thor metidos en vena. Y a los 7 años entran con ese cerebro totalmente esponjoso a los conocimientos que necesitan para el resto de las cosas de la vida.

Jon: Y ahora que no soy un niño ni fui un niño finlandés, ¿qué puedo hacer?

Joaquina: Lo primero es limpiar toda la información que tienes contra lo que eres. Desde mi conocimiento y mi forma de ver la vida, tú y todos somos como Jesús. Jesús nace para hacer una misión y tiene toda la gente que le conforma y le da los conocimientos para que él sea lo que tiene que ser. No hay ninguna otra cosa por el medio, no se enreda con hacer cosas que no están alineadas con él y su misión. Todos hemos venido a hacer algo, igual que Jesús, y si no lo has podido tener de pequeño, lo tendrás ahora de mayor. Cuando uno entiende sus cualidades innatas es cuando realmente aprende con una rapidez tremenda. No necesitarás ni coger un apunte, y eso sucede cuando conectas con lo que hay en ti. No has venido a hacer las cosas que son difíciles, has venido a hacer las que son fáciles. Si empiezas a cuestionarte tu carrera profesional y de repente te da por hacer otra cosa, ¿por qué, si eso está en tu alma, no puede ser desde el principio?

La inteligencia no es literatura, es algo muy superior y tu cerebro es una esponja viva concebida para saber recoger todo lo que tiene cualquier criatura que está cerca. Todo ello sin tener que hacer el esfuerzo de saber lo que sabe. La inteligencia solo tiene una cuestión: Tiene que saber comunicarse la inteligencia ancestral con la inteligencia vivencial. Y esas dos inteligencias tienen que comunicarse de una forma serena, no pensando en “no sé”, “no puedo”. Cuando te comparas es cuando no has sido capaz de dar y recibir de una forma auténtica. Ni has sido simpáticos ni, empáticos de forma auténtica. Cuando previamente trabajas los dos pasos, la inteligencia se produce de una forma natural.

Jon: Entonces ¿Hay que salir de la inteligencia  y de los conocimientos de los libros para llegar a la inteligencia Divina?

Joaquina: Sí la inteligencia Divina es la que te va a llevar a que todo lo que tengas en tu mente funcione. De todos los miles de conceptos que has escuchado en tu vida, la inteligencia no ha excluido ninguno. Sin embargo, la mayoría los ha excluido el conocimiento. La inteligencia Divina tiene la capacidad de recoger todo, meterlo dentro y guardarlo para cuando lo necesita. Mientras que el conocimiento es como cajitas en las que se alojan, y como no tengas parte de ese conocimiento, parece que no lo entiendes. 

Querido lector. Cuando estás leyendo este texto la inteligencia lo recoge todo, pero el conocimiento, como está luchando contra ella, no lo recoge. Sin embargo, cuando te pones “limpio” todas las cosas que has leído, la inteligencia las sabe utilizar para su propósito. El propósito es lo que has venido a hacer, no lo que has venido a trabajar. Una cosa es lo que trabajas y otra lo que has venido a hacer, que puede estar dentro del trabajo, pero son cosas diferentes. Puede que creas que la inteligencia es solo para cuando estás trabajando, pero no es así.

Joaquina: El conocimiento es del ego y la inteligencia es del Ser. En el conocimiento normalmente está la soberbia, la envidia, la avaricia, la lujuria de querer tener más conocimientos que el otro. La inteligencia tiene todos los conocimientos, pero a través de entender su propósito, utiliza solo aquellos que necesita y entonces la persona se convierte en sabia. Esa es la diferencia entre aglutinar conocimientos para esgrimir, y aglutinar conocimientos para vivir.

Si te interesa el tema, lo encontrarás completamente desarrollado en el libro que puedes encontrar en Amazon:

Trascendencia en la vida cotidiana

278 Tus libros hablan por ti

Cuando visito una casa, no puedo reprimir una parada en el salón, o en la biblioteca y dejar vagar mi mirada por los estantes de libros, pues ellos nos describen por dentro. Los autores que nos han marcado hablan de nuestros sueños, deseos e inquietudes de las que muchas veces no expresamos. Me encanta conocer a las personas por los libros que leen.

Hoy, 23 de abril, es el día del libro y te invito a que te conozcas un poco más a través de alguno de mis libros.

¡Feliz día!

Puedes encontrarlos aquí:

277 Los deseos

Estoy leyendo el capítulo 19 de UCDM (p.454): El primer obstáculo: El deseo de deshacerte de la paz. 1 y 2. p.454. Levanto la cabeza y sin ningún pudor interrumpo el frenético teclear de Joaquina en el portátil

Jon: Cuando quieres perder la paz y deshacerte de ella, ¿de qué deseo no quieres deshacerte?

Joaquina: Del que va unido a tu detractor. Cuando te deshaces de la paz y entras en la tensión, el que está mandando sobre ti es el detractor. Si ves que pierdes la paz ya sabes que tienes un deseo. No buscas las cosas que son inherentes, sino las que se superponen. Los detractores van unidos a deseos. Para dejar espacio a la paz debes desalojar el deseo que va unido a tu detractor. No tienes que hacer nada, las cosas se propician. Conectas y todo se va propiciando. Ciertamente si quieres estar en el dar y recibir tienes que estar en un estado que no sea invasivo. Esa conciencia hace el movimiento.

Jon: Parece como si hubiera un costo que nos resistimos a pagar ¿Cuál es?

Joaquina: Seguro que dejarte llevar por la no paz lo haces con facilidad, y estar en la paz parece ser que tiene un coste. El coste que no quieres pagar es estar en la consciencia permanente. Esto ocurre porque crees que si estás en la consciencia de lo Divino perderás el cuerpo, la vida. El coste que no quieres pagar es el coste del cuerpo. Crees que estar en la conciencia, estar en ese espacio de privilegio de paz, de una manera u otra, te va a quitar del cuerpo.

Jon: Tiene lógica. Si estoy en la paz, si estoy en la Divinidad, si estoy en la conciencia, si estoy conectado, ¿para qué quiero el cuerpo?

Joaquina: Como tienes la sensación de que pierdes el cuerpo lo que haces es meter un poquito de maldad para reafirmarlo. ¿Para qué necesitarías estar aquí si ya estás consumado en Dios? Jesús quiere llevar la paz a todos sitios y te necesita a ti para hacerlo. Lo que se interpone es la superación del hermano, o mejor dicho, la superación del rencor que tienes a tu hermano.

Jon: Y la pregunta que surge es: si me desprendiera de ese rencor, ¿qué pasaría con la persona que me hizo daño?

Joaquina: Te parece que aquel que crees que te ha dañado, queda impune y libre de tu rencor sin esfuerzo. Aquel que durante tantos años te torturó ahora debes eximirle de toda culpa. No te das cuenta de que en realidad te estás castigando a ti mismo, ya que él ni percibe tu rencor.

Jon: Decía Chesterton que odiar a alguien es como tomar veneno y esperar que el enemigo se muera.

Joaquina: El deseo de atacar al hermano es en realidad el recuerdo del dolor o el recuerdo de haber sido atacado. Lo que dices es: “No estoy dispuesto a dar la paz porque hay alguien que tiene que pagar por ello”. Si ahora te desprendieras de ese recuerdo rencoroso, ¿qué pasaría con la persona que te hizo daño? Sería feliz, y, ¿quieres eso?

Jon: No, si me hizo daño que pague por ello con la infelicidad. No la perdono.

Joaquina: Pues te equivocas, la persona va a ser feliz la tengas tu rencor o no, pues su felicidad es independiente de tu estado. El que no va a ser feliz con todo ese rencor eres tú. Tu pequeñez piensa que porque tu te estés acordando de la persona a la que tienes rencor, él o ella se van a acordarse de ti para algo. El que vive de tu rencor eres tú, el otro vive su vida y ni se acuerda de que existes. La visión la puedes compartir, pero no la experiencia, y la persona está en su experiencia. Si quieres llevarte una gran sorpresa siéntate delante de la persona a la que tengas rencor y cuéntale por qué. Casi seguro ni se acuerda del hecho. Ocurre lo mismo cuando tienes una amiga enferma y piensas que sufres por ella. Sufres siempre por ti misma. La pérdida de paz que tengas ante la enfermedad de un amigo o de quien sea, está conectada a ti mismo, nunca a los demás. Ese es uno de los daños más grandes que haces a la humanidad: cuando te quedas prendado del dolor de otro en vez de quedarte prendido a la paz que podrías proporcionarle para que se cure.

Jon: ¿Por qué?

Joaquina: Porque lo que tiene que curar es el alma, y no el cuerpo. Si el cuerpo no se cura quiere decir que llegó su momento. Pero si le llenas de esa paz permanente cuando estás cerca, cuando le miras… Si cuando estás enfermo no transmites la enfermedad sino que te llenas de una paz infinita, y no haces copartícipe a los demás ni de las muertes ni del dolor, sino que tu te llenas de una paz infinita. ¿Por qué quieres ser transmisor del sufrimiento? Teniendo en cuenta que no puedes transmitir la experiencia, que es lo que quieres, lo que haces es una visión dañina al otro de la circunstancia.

Jon: ¿Independientemente de cuál haya sido el daño?

Joaquina: Hicieren lo que hicieren, nunca puedes transmitir el rencor al otro si el otro no quiere recibirlo. La paz mora en ti solo que tú no la conectas pues estás en el ataque a tu hermano.

Jon: Hace un rato leía: “Este pequeño mundo de odio todavía quiere oponerse a la voluntad de Dios y mantenerla limitada”

Joaquina: El deseo que vas a trabajar es la diminuta parte de la agresión. ¿Cuál crees que es el primer deseo que necesitas localizar?

Jon: El diminuto odio que todavía tienes dentro.

Joaquina: Los deseos son placeres terrenales que debes desalojar para que la paz esté contigo. Es un propósito negativo y tiene un plan de acción. Los detractores van unidos a los deseos. Vas a partir del detractor y a construir la frase del deseo del detractor.

Jon: ¿Una frase?

Joaquina: El deseo siempre es una frase concreta, no una palabra: “yo deseo que…”. Por ejemplo, si el detractor es la Gula: la frase sería: “yo deseo vivir los placeres toda mi vida”. Otros ejemplos:

  • Yo quiero ser único
  • Yo no quiero aprender nada
  • Yo quiero disfrutar libremente del sexo
  • Yo quiero ser el único que tiene poder
  • Yo no quiero que mis hermanos crezcan

En realidad el deseo es un propósito negativo. El deseo genera los eslabones de dolor que vas viviendo aunque los mezcla con gotas de placer. Esa es la diferencia con el gozo, que solo se disfruta entre lo Divino y el aprendizaje, y los placeres que se disfrutan desde la negación al aprendizaje y el detractor. Es lo que más te separa de tus hermanos destruyéndote a ti.

Jon: Entonces, debo hacer la frase con el deseo, para ver que le doy propósito, que hay un plan de acción escondido detrás de ese deseo y que todos los días trabajo a favor de él sin darme cuenta.

Joaquina: Tienes que ver cómo el deseo ha destruido todo lo que has construido hasta ahora. No das y recibes, tienes grupos de simpatía y grupos de antipatía, y difícilmente la empatía. El detractor da o recibe, pero no hace las dos cosas. Te cuesta desde aquí mucho trabajo la empatía. Puede que la tengas, pero sin paz interior. Puedes hacer el siguiente ejercicio y contestarte a la pregunta: ¿Para qué quiero vivir los deseos?

  1. Recuerda tu cualidad de más luz
  2. Recuerda el deseo del detractor
  3. ¿Para qué quieres ese deseo?
  4. ¿Qué consigues con ello?
  5. ¿Cómo es su estela?

Si te interesa el tema y quieres ampliarlo, estos conceptos están desarrollados con más profundidad y ejercicios en mi libro: Trascendencia en la vida cotidiana que puedes comprar en el siguiente enlace de Amazon:

276 Domingo de resurrección

Paseamos bajo el cabildo de columnas toscanas de la iglesia de Santa María, en Luanco. Su sobriedad exterior, volcada sobre el Cantábrico nos agrada y el recurrente tema religioso invade nuestra conversación.

Jon: ¿Qué nos hace a los seres humanos estar permanentemente pensando que necesitamos una cruz y que, además, después de haber vivido esa cruz necesitamos todavía sentirnos culpables o castigar a alguien?

Joaquina: . Es para mí totalmente incomprensible. No puedo comprender cómo una civilización tan progresista, un mundo tan diferenciador, se llena en Semana Santa de fiestas y de dolor para celebrar la liberación de la culpa. Imagínate que se muere alguien, y estás en el tanatorio contemplándole en la caja. Todos sus seres queridos están ahí, y de repente, se levanta y dice: “hola, no estoy muerto, estoy vivo”. Si eso sucediera convertiríamos ese día en el gran día para recordar que falleció alguien que no se murió. Tiene que haber algo detrás de todo esto. Yo creo que en esa fiesta, en esa macrofiesta de la cruz, tiene que haber una inmolación permanente de algo que nosotros consideramos que es castigable, o de algo que consideramos que se merece todo ese dolor.

Jon: Nosotros celebramos el discurso humano de Jesús, y llega un punto en el que decide que su vida tiene sentido porque va a salvar al hombre, y propicia su muerte en la cruz…

Joaquina: Muere en la cruz porque va a resucitar, creando así el mito de esta civilización, independientemente de que creamos en Jesús o no creamos en Jesús. Si nosotros tenemos el mito de la muerte, tenemos el mito, también, de la resurrección. ¿Qué nos hace a los seres humanos estar durante miles de años hablando de la muerte de Jesús, cuando dice que resucitó?.

Jon: ¿El sentimiento de culpa por haberle matado?

Joaquina: No sé, pero lo que sí me planteo es que esa es la vivencia cotidiana de casi todos nosotros: yo he hecho algo hoy y vivo en la cruz de la culpa permanentemente. Es imposible que, si me siento culpable, no piense que me van a castigar. Lo que yo estoy buscando es mi cruz personal, y no tengo tan claro que vaya a resucitar.

Jon: Creo que, en parte, somos fruto de nuestras creencias. Desde que nacemos nos han explicado que si haces algo mal, te tienes que culpar por ello. Por lo menos en esta cultura judeocristiana.

Joaquina: Bien, tú eres cristiano, ¿cuántas veces has oído que no mientas, porque vas al infierno?

Jon: Muchas.

Joaquina: Como alguna vez habrás dicho alguna mentira, quiere decir, que te tomas lo que dicen los cristianos a tu gusto y manera. ¿Y te dijeron que no te acostases porque era impuro? Pero te acostaste.

Jon: Si, lo superé.

Joaquina:  Lo cual quiere decir que estás cogiendo la situación a tu gusto. Quiero que te des cuenta de que mientes, te acuestas… y fantástico, sin embargo, la cruz no sale de tu vida. Me acuerdo que Sor Inés nos decía “si besas en los labios te quedarás embarazada”. Mi conclusión te la puedes imaginar, yo veía que mi padre y mi madre se besaban y no nacía nadie, o sea que aquella cosa no funcionaba. “Estos dos son estériles, pero seguro que si yo beso, me quedo embarazada”. El caso es que todas las cosas que te dicen, te las vas planteando y las vas eliminando, pero esta no la eliminamos. El mundo cristiano sigue celebrando la Semana Santa y no se celebra la resurrección.

Jon: ¿Para qué está siendo útil este mito de “yo tengo que ser castigado con la muerte cada vez que hago algo mal”?

Joaquina: Tu lectura nos lleva a una doble visión: ¿Para qué necesito crucificar a todos aquellos que me han hecho daño y, además, no los resucito? Eso es lo fuerte, no hay ninguna persona que se precie como persona, que realmente haya conseguido olvidar de una forma absolutamente intencionada y liberadora el daño que otro le ha hecho. De una forma liberadora, de una forma absolutamente entregada. ¿Te permites aceptar que alguien no te ame?. Tú, todo inundado de amor, y entiendes que esa persona no te ame. Ante una ofensa, ¿te planteas que ha sido un error y que en realidad no querían hacerte daño?. ¿Aceptas la envidia, la agresión, el abandono, la ruina, sintiendo que son pruebas de la vida y no más?.

Jon: Me estás diciendo que en realidad no es que nos culpemos sino que no queremos dejar a los demás impunes de castigo ante lo que osan hacernos. Y lo que vamos haciendo es acumular odio. ¿Qué nos lleva a no liberarnos del odio?.

Joaquina: En realidad es porque nos sentimos dioses. Dioses en un reino o en un cielo equivocado, pero si no permitimos que alguien no nos ame, porque pensamos que nos lo merecemos, si no permitimos que nos abandonen, porque pensamos que las cosas tienen que estar donde nosotros queremos, es porque hay algo mucho más oscuro de lo que podemos pensar, tenemos que saber qué es. Tenemos que encontrarlo. No tiene sentido que en el principio y en el final de las circunstancias, lo que nos encontremos es que el hombre está paralizado, que no sabe perdonar, y el perdón es la resurrección. La resurrección absoluta a cualquier situación. ¿Qué nos hace a las personas vivir permanentemente en el rencor, en el resentimiento, en la paralización, en el no crecimiento?.

Jon: Me suena de algún curso que hablaste de cinco supuestos…

Joaquina: El hombre, lo primero que quiere tener es confianza y para tener confianza busca un poder. Si tengo poder, tengo confianza. Independientemente de que creas que es una palabra ajena a ti, el hombre tiene confianza cuando tiene poder. El poder que sea: el de decisión, el poder de hacer lo que quiere, poder económico, poder fáctico, el poder de decidir… El hombre, cuando realmente tiene confianza y tiene poder, ha hecho su primer paso en la vida. Puedes llegar a la conclusión de que “yo no perdono cuando me quitan el poder”. Para mí es muy importante sentir el poder, sentir que puedo hacer lo que quiero. Cuando me lo quitan odio.

Jon: El segundo supuesto…

Joaquina: Además de tener la confianza y de tener el poder, lo que necesita, inmediatamente, es la aceptación de los demás, que es el prestigio. Yo no solamente quiero que me quieran y tener la confianza, además, quiero la confirmación, la condescendencia de los demás hacia quien yo soy. Yo quiero tener el poder, pero, además, quiero tener el prestigio. No quiero tener sólo poder, que es mío, sino que quiero que me lo reconozcas. Y quiero estar ahí, y que me lo compartas. Y quiero jugar contigo al mismo juego y que nuestra relación sea compartida. En el poder estoy yo y en el prestigio estamos nosotros.

Jon: El tercer supuesto…

Joaquina: Además de tener prestigio, el hombre quiere tener conocimiento. Y además de tener conocimiento, lo que quiere es que ese conocimiento que está planteado, haga cambiar la conciencia de los demás. Quiere ser elevador de las conciencias. Mi conocimiento le tiene que servir al otro, porque mi conocimiento es muy bueno. Es decir, no sólo tienes conocimiento, sino que quieres que los demás aprendan de tu conocimiento. Quieres ser cambiador del mundo y cambiador de las circunstancias del mundo. Cuando te levantas a decir lo que sabes quieres que, además, el otro se sume a ello.

Jon: El cuarto supuesto…

Joaquina: El hombre necesita tener una expresión movilizadora, quiere que lo que él expresa, haga que las masas se muevan hacia donde él está. Es un poco como ser líderes. Ya no solamente es que sé, sino que, además, yo te lidero y te vienes conmigo.

Jon: El quinto…

Joaquina: El hombre necesita, por encima de todas las cosas, la  libertad. La libertad para recibir todo lo que él quiere. La libertad de los éxitos. Una persona que no tiene éxito, no tiene libertad. La libertad de que todo lo que yo necesito, lo tengo, y que el resultado es óptimo para mí. La libertad de los resultados.

Jon: Entonces el camino es que te vas quedando, desde tu soledad máxima de poder en exclusiva, hasta darte cuenta de que los demás no te quieren como te gustaría, hasta después encontrarte con que tu conocimiento no es válido, no vale lo que opinas, tu opinión no es la única sino que hay opiniones compartidas. Que te expresas pero que el otro no se mueve, no va detrás de ti. Hasta el punto máximo de que no tienes libertad cuando no has conseguido las cosas anteriores. Esta libertad está hipotecada por cualquiera de las otras cosas que has visto anteriormente.

Joaquina: El caso es que si te falta cualquiera de estas cosas, o te sentimos agredido en ellas, inmediatamente estás maniatado por el rencor. No tengo poder, porque me lo quitan, no tengo prestigio porque no me aceptan, mis conocimientos no son válidos porque el otro tiene la razón, no me puedo expresar porque me bloqueo, en realidad no tengo libertad porque los demás no me dan la libertad, me poseen, no me dejan hacer lo que yo quiero.

Jon: Un punto de vista un tanto egocéntrico.

Joaquina. Claro, porque si miras esto desde un lado, tienes que mirarlo desde el otro lado.  ¿A quién le quitas el poder?. ¿A quién no le das el prestigio que merece?. ¿A quién no le das la cualidad de que su conocimiento sea válido para ti? ¿Qué persona se expresa y no vas tras ella? Porque, te guste o no, piensas que tú tienes derecho a ello y, al otro, se lo concedes si quieres. Quieres recibir sin dar.  Y ahí se genera el primer espacio de conflicto. Si te planteas por un instante ¿qué te lleva a estar en el rencor o en la cruz o en el dolor, o en la culpa?: Casi seguro que llegas al convencimiento de que estás esperando algo de los demás que ni siquiera sabemos cómo entregarle al otro. Cómo darle la libertad al otro, para lo que necesita, cómo permitirle que sea libre.

Una vez más lo que está dentro está fuera y lo que espero del otro no lo entrego yo. Hemos pasado al interior de la iglesia. Como suele pasar, bajo la bóveda de crucería el interior es más barroco, con un retablo del XVIII mucho más retorcido que esa elegancia de la piedra cruda que muestra la fachada.

275 Alimentación en primavera

Estamos en un inicio de primavera salpicada de verano y apetece salir, comer fuera, disfrutar del sol y de las terrazas. Sentados en una de ellas hablamos de alimentación.

Jon: ¿para qué es importante saber nuestras necesidades alimentarias en esta época del año?

Joaquina: Es importante saberlo en todas las épocas ya que cada una tiene sus necesidades, sus estados emocionales que nos arrastran a adiciones descontroladas, sus órganos dominantes… En fin, muchos factores que pueden inferir en nuestra felicidad durante cada estación.

Jon: Y la primavera ¿es especialmente importante?

Joaquina: Es importante entender la influencia de la primavera en nuestra alimentación, aprender a nutrirnos con las pautas más favorables, innovar y crear en nuestra forma de cocinar y comer, y disfrutar de la cocina primaveral.

Jon: En este contexto, ¿de qué depende la primavera?

Joaquina: Nace del autoconocimiento y busca la autorregulación. El viento la mueve para que aprenda a regular sus valores y se relacione con los otros. Esos vientos revuelven los apetitos haciendo que los deseos se descontrolen. Genera caprichos y adiciones. La voluntad para cuidar el cuerpo es un primer paso para la tranquilidad que necesita la primavera.

Jon: ¿Qué otras necesidades tiene?

Joaquina: Esta estación tiene una serie de necesidades muy específicas: Amor de la madre. Aceptación del padre. Una casa para recibir amigos y sentirse en clama. Disfrutar para sentir que la vida merece vivirse. Respetar las normas y ponerse límites.

Jon: Respecto a la alimentación, apetecen los helados y los fritos…

Joaquina: Viendo los alimentos que te atraen puedes ver si estás en un equilibrio constructivo o destructivo. Si estás en el primero te atraerá el aceite de oliva, la manzana amarga, los frutos secos crudos, la alcachofa, el limón, la naranja y la lechuga. Los alimentos que atraen desde el equilibrio destructivo son: grasas animales, chocolate, mahonesa, nata, helados, fritos, aguacate, huevos, panificaciones aceitosas y alcohol. Por eso, las enfermedades que se propician son del hígado por desmedida: demasiada comida, bebida, sexo, etc. Además, la tendencia al exceso de grasa en la alimentación provoca alto colesterol.

Jon: Y todo eso me imagino que tiene sus implicaciones en el desempeño laboral.

Joaquina: Las rutinas alimentarias propias del invierno son la base para regular los apetitos de la primavera. El desorden que provoca la falta de rutinas debilita las capacidades intelectuales y el orden en el trabajo. Vencer la pereza y astenia primaveral nos posiciona en nuestro potencial creativo. A mayor astenia, mayor rechazo al esfuerzo creativo.

Jon: ¿Y el mundo emocional?

Joaquina: Las emociones son muy volubles. Las más negativas son la intolerancia y la impaciencia. También tendemos a irnos a los extremos: somos impulsivos o disciplinados en exceso; o somos autocomplacientes o autoexigentes en demasía. Hay una relación biunívoca entre la alimentación y la emoción: Las emociones afectan a nuestra alimentación, y la alimentación va a influir sobre nuestras emociones.

Jon: Eso quiere decir que podemos cambiar la emoción a través de la química que la provoca ¿no?

Joaquina: Así es. Se pueden equilibrar la astenia, la agresividad, la tensión muscular, la alergia, la euforia desbordada o la obstinación.

Jon: Vale, y además de la comida ¿hay algo que nos pueda ayudar?

Joaquina: Claro. El ginseng para incrementar la vitalidad, la actividad mental y fortalecer el estado físico. El cardo Mariano y la achicoria para la facilitar la desintoxicación del hígado. El boldo, el diente de León y cardo Mariano para los cálculos biliares. Para tratar la astenia, la jalea real, y Polen a la 30 CH. Además de zumos naturales recién exprimidos de fresa, manzana o limón. También tomar alimentos ricos en Vitamina A, B1, B2, B6, B9, B13, C y E, minerales como el cobre, el cobalto y el magnesio.

Jon: Como en todo consejo sobre alimentación que se precia, también habrá que evitar algunos alimentos

Joaquina: Sí, hay que evitar todos los alimentos que nos exciten: Cafeína o teína, alimentos fritos, carne roja, canela, todo tipo de picantes. quesos grasos o muy curados, y clara del huevo.

Jon: Oído cocina. ¿Algunos consejos más?

Joaquina:

1 día a la semana de fruta: 1 día de fresas (1.5kg) 1 día a manzanas.

Ayunos depurativos.

Cura del zumo de limón.

Evitar los dulces y los helados.

Utilización de hierbas y sal marina.

Utilización de miel y fructosa para endulzar.

Cocinar dándole el tiempo a los ingredientes.

Utilizar temperaturas medias o bajas en la cocina.

Incrementar la proporción de alimentos crudos a través de ensaladas creativas, y coloristas.

Innovar y experimentar con recetas e ingredientes nuevos.

Delicadeza y cuidado en la presentación de los platos y la mesa.

Sentarse a la mesa relajado.

Insalivar bien los alimentos.

Evitar confrontaciones o discusiones en la comida.

Cocinar con un pensamiento de amor a lo que se está haciendo.

Cocinar con la conciencia puesta tanto en los alimentos, para poder nutrirnos con lo mejor de ellos, como en las personas para las que se cocina.

Como colofón a esta entrada voy a poner unas listas con los alimentos de temporada:

Verdura

Acelgas. Acerola. Alcachofas. Apio. Calabaza. Cebolla. Cebolletas. Coles de Bruselas. Endivias. Espárragos trigueros. Espárragos blancos. Espinacas. Guisantes. Habas. Judías Verdes. Lechugas. Lombarda. Nabos. Pimientos Verdes. Puerros. Remolacha. Repollo. Tomates. Zanahorias.

Fruta

Albaricoques. Aguacates. Brevas. Frambuesas. Fresas. Fresones. Limones. Kiwis. Manzanas. Melocotón. Naranjas. Níspero. Piña. Plátanos. Pomelos. Sandia.

Pescados

Mejillones. Ostras, Anchoas. Atún. Lubina. Cabracho. Congrio. Merluza. Arenque. Bonito del Norte. Centollo.

Carnes

Cordero. Pollo. Pavo. Conejo. Oca. Ganso. Pavo silvestre.