51 A vueltas con la sombra

Estamos en la sala de reuniones de Montalbán 9. Es una sala antigua y luminosa de paredes altas rematadas con escayolas decorativas. Una chimenea de mármol y sin uso decora la pared frente a la entrada, y la pared opuesta está cubierta de libros. Miro pensativo la alfombra persa que compramos hace unos años en Málaga y me vuelvo hacia Joaquina.

Jon: Me consta que Jung no se estudia en la facultad de psicología, que les parece algo tan serio como el Tarot, por muy discípulo de Freud que fuera. Sin embargo, a mi me fascina y sé que a ti también. Ya sé que lo hemos hablado con anterioridad, pero me encantaría hacerte algunas preguntas sobre la sombra.

Joaquina: Como quieras.

Jon: ¿Qué es para ti la sombra?

Joaquina: Cada uno de nosotros lleva consigo una persona afable en la vida cotidiana y otra entidad oculta que permanece escondida la mayor parte del tiempo. Bajo la máscara de nuestro yo consciente, descansan ocultas todo tipo de emociones y conductas negativas: la rabia, los celos, la vergüenza, la mentira., el resentimiento, la lujuria, el orgullo y las tendencias asesinas y suicidas entre otras. Este recorrido inexplorado para la mayoría de nosotros es conocido como sombra personal. No es otra cosa que el lado oscuro de nuestra personalidad. Podríamos decir que es ese lado no amado por nosotros y que escondemos de los demás. Jung la definía como la parte oscura y compacta de nuestro inconsciente “tanto más oscura y compacta cuanto menos encarnada se halle en nuestra vida consciente”.

Jon: De alguna manera, podemos verla como la parte que no se quiere ser.

Joaquina: No se quiere ver, pero tampoco se quiere superar. Vemos así la sombra como una responsabilidad de cambio que no queriendo asumir, la enterramos en lo profundo de nuestro ser, escondiendo el contenido y transformando las formas. El problema reside en que esta mecánica universal, constituye un impedimento para conseguir nuestras metas, de tal forma que transformamos una oportunidad de cambio en el lastre que hará más costoso nuestro viaje por la vida. El lado enfermo de nuestra personalidad encierra simultáneamente a la sombra oscura que se niega a cambiar y al salvador que puede transformar nuestra vida.

Jon: ¿Cómo se origina o activa?

Joaquina: El proceso de creación de la sombra es tan inevitable como universal. Cada uno de nosotros hereda un legado psicológico tan real como su misma dotación biológica. El clima psicológico de nuestro entorno familiar nos expone de continuo a los valores, temperamentos, hábitos y conductas de nuestros padres y familiares y son ellos los que nos transmiten los problemas que no han logrado resolver en su propia vida. La familia constituye el centro de gravedad emocional, el escenario en el que madura nuestra identidad, se desarrolla nuestra individualidad y se configura nuestro destino bajo la influencia concreta de las diversas personalidades que nos rodean.

Jon: Entonces, la sombra de los demás acicatea de continuo el proceso moral de construcción del ego y de nuestra sombra cuando somos niños.

Joaquina: Sí, y de este modo en la infancia aprendemos a esconder lo que ocurre bajo el umbral de nuestra consciencia para parecer buenos y ser aceptados por las personas que nos importan. En realidad, el niño lo que desea es ser atendido y buscará la forma de conseguirlo. Para él, aceptación es igual a atención, por ello su actitud no tiene que ser necesariamente agradable ya que una actitud hostil le puede proporcionar más atención. Esta situación va a provocar dos posturas diferentes de enfrentarse al mundo: se puede optar por guardar todos los aspectos oscuros y reprimidos en el núcleo familiar, dando una imagen formal que creemos que los otros consideran válida; o, por el contrario, optar por sacar los aspectos más negativos y oscuros de nosotros mismos, replegando los que podrían ser aceptados con el fin de que esa atención se derive hacia nosotros. En ambos casos la sombra manifiesta el estado de competitividad de nuestro ser, buscando continuamente ser reconocidos y vistos por los que nos rodean. Podemos así resumir que la sombra nace como respuesta del niño en su miedo a ser ignorado o rechazado por el medio que le rodea, expresando en positivo o en negativo los valores personales del grupo a que pertenece.

Jon: Queda claro entonces que se origina en nuestra infancia, pero, así, ¿de repente?

Joaquina: La decisión de formar la sombra nace en dos etapas: El proceso temporal está ubicado entre 0 y 4 años y lo llamaré “sombra real”. El niño se siete rechazado cuando expresa su realidad y poco a poco va ocultando aquello que los demás van considerando como inaceptable con el fin de ser querido. Así mismo utiliza esta actitud en contra de aquellos que quiere que le dejen libre o a los que quiere distanciar de si. Lo que llamo la segunda sombra, la va elaborando el niño de 4 a 12 años. Un día el niño vio una situación en la que uno de sus padres tuvo una actitud desagradable y molesta, que reconoció como resultado de un contenido que él tiene pero que no está dispuesto a que nadie reconozca en él, dentro de las formas manifestadas por su padre/madre. En esta segunda sombra, el ser comprende que se puede hacer desaparecer el contenido cuando libera la actitud que lo esconde, sin embargo, el miedo a ser descubierto provoca una intensidad en este oscurecimiento, que solo en pequeños estallidos va comprendiendo la necesidad de parar esta situación.

Jon: Parece obvio que l a mejor manera de hacer desaparecer cualquier sombra, metafórica o literal, es iluminándola. ¿Cómo se hace?

Joaquina: La sombra tiene una cualidad primordial: no desea ser descubierta jamás, porque cuando la sombra sale a la luz deja de ser sombra para convertirse en un elemento a superar. Por ese motivo nos resulta muy difícil percibir directamente la sombra. Ésta huye de la amenazante luz de la conciencia. Por este motivo, solo podemos ver la sombra indirectamente, a través de los rasgos y acciones de los demás.

Jon: Es decir, que solo podemos darnos cuenta de ella fuera de nosotros mismos.

Joaquina: Cuando nuestra admiración o nuestro rechazo ante una determinada cualidad de alguien es desproporcionado, nos hallamos bajo los efectos de la sombra. Con ese rechazo, pretendemos expulsar a la sombra de nuestro interior proyectando y atribuyendo determinadas cualidades a los demás, en un esfuerzo inconsciente por desterrarlas de nosotros mismos. Estas proyecciones son un mecanismo del inconsciente que aparece cuando se activa un rasgo de nuestra personalidad que permanece desvinculada de nuestra conciencia. Como resultado de la proyección inconsciente, percibimos ese rasgo en la conducta de los demás y reaccionamos en consecuencia. Así vemos en ellos algo que forma parte de nosotros mismos, aunque no reconozcamos como propio. Para descubrir los elementos de la sombra debemos examinar que rasgos, características y actitudes nos molestan de los demás y en qué medida nos afecta. Por ejemplo, es importante advertir cuándo tenemos enfados desmedidos, alegrías desbordadas, alteraciones desproporcionadas por los errores cometidos por los demás, o sentimientos exagerados respecto a otros.

Jon: ¿Qué ocurre si pasamos de ella? ¿Por qué es necesario alumbrarla?

Joaquina: El descubrimiento de la sombra tiene por objeto fomentar nuestra relación con el inconsciente, así como hacer conscientes los valores que se ocultan detrás de ella. Podemos ver la sombra como el verdadero artífice de la luz. Dando luz a la sombra nos encontraremos con la totalidad de nosotros mismos. Es frecuente que el encuentro con la sombra tenga lugar en la mitad de la vida, cuando nuestras necesidades y valores mas profundos tienden a cambiar el rumbo de nuestra vida.

Jon: Robert Johnson habla de la necesidad de nuestro inconsciente de una ración de sombra periódica que se manifiesta en forma de comida basura, riñas a quienes no se las merecen, películas violentas o tv basura. También habla del poder del ritual para suplir todas esas conductas dañinas. ¿Qué piensas de esto?

Joaquina: Muchos de nosotros pensamos que la sombra es algo negativo y horrible de nuestra entidad oculta. En muchos casos son valores que el conocerlos, nos llevaría a producir un esfuerzo para hacerlos efectivos que no deseamos. Bien porque la pereza es uno de nuestros elementos básicos de relación con la vida, o porque existe una conciencia de infravaloración que nos llevó a no creer en nosotros mismos. La sombra no solo es el lado negativo desde el punto de vista de la conciencia. No se trata de algo inmoral e incompatible, sino que, por el contrario, contiene cualidades que poseen una extraordinaria trascendencia moral.

Adriana llama suavemente a la puerta y nos anuncia que el timbre que sonó hace un momento va seguido de la persona a la que esperábamos. La conversación, como tantas veces, ha quedado un poco inconclusa.

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