Jon: ¿Qué pasa con las emociones secundarias?
Joaquina: Las emociones secundarias, que son mucho más retorcidas y que están mucho más elaboradas son las que son importantes, son las que nos van a dar la clave. Son emociones que están unidas a dos emociones primarias que tienen un sustrato humano muchísimo más fuerte: el miedo y la ira. Un miedo elaborado es ansiedad, es una desconfianza profunda, es una pérdida de autoestima, es autoritarismo, es sumisión, es cuando vas consumiéndote por dentro y vas dejando que la emoción funcione. Si bien las primeras emociones eran de atención, de sorpresa, de deseo y de alegría rápidas, estas están elaboradas, van pasando día a día, las vas guardando. Miedo a que pueda irse con otra: celos. Miedo a no ser valido para ella: pérdida de autoestima. Miedo a que si dices lo que piensas te deje… a un montón de cosas que hace que la relación se convierta en monótona y aburrida, y tienes ira estás enfadada muchas horas porque se ha ido con los amigos, porque no viene, porque tienes frustración, porque te has sentido descalificada, porque tienes agresividad, porque has notado la agresividad, estas son las emociones que destruyen la relación
Jon: Puestas en un cuadro serían algo así:
Miedo | Ira |
Celos Envidia Ansiedad Pérdida de autoestima Desconfianza Infidelidad | Angustia Frustración Enfado Discusión Descalificación Agresividad |
Joaquina: Llevo muchos años amando a la mujer de una forma enloquecida. Es el ser más castigado en el amor porque es el que más paciencia tiene en el amor. Muchas mujeres, en algún momento de su vida han cometido el error de pensar que suplicar arregla las relaciones y que acabar una relación e ir hacia ella tiene algún beneficio porque realmente las relaciones no se pueden arreglar desde otro lugar que marcando distancias.
Jon: Creo que esto también valdría para los hombres que hayan hecho lo mismo.
Joaquina: En el momento que está la relación, y se rompe, se producen dos espacios: Una persona que dice ya no puedo más y decide irse. Y el “ya no puedo más” puede ser porque me gusta otra persona, porque no estoy dispuesto a aguantar, por lo que sea, en ese momento entra en un frío de hielo. Otra persona que dice “yo estoy dispuesto/a a seguir haciendo el esfuerzo” y entra en un calor absolutamente enloquecido. Cuando se produce esto la persona que quiere estar y que cree que puede seguir haciendo algo se acerca al hielo lo va a derretir y piensa que está haciendo algo, pero el hielo derretido no es calor y no es amor.
Jon: Es cuando uno se marcha y el otro se empeña en arreglarlo.
Joaquina: Y entonces aparece la obsesión y la autodestrucción. Esto es como sucede: me obsesiono y empiezo a destruirme y al obsesionarme lo que hago todo el rato es querer que esa relación vuelva a mi y empiezo a mandar mensajes primero de amor, luego de suicidio, luego de desesperación, luego espero, luego digo lo que sea, hago las mayores tonterías que se pueden hacer en esta vida.
Jon: ¿Qué se podría hacer?
Joaquina: La solución tiene tres pasos tanto si la relación está rota como si es como si estuviera rota. Primer paso: Parar. Parar de cualquier tipo de cosa que se esté haciendo.
Segundo paso. Reconstruye tu persona. Recupera tu imagen positiva. Encuentra lo mejor de ti mismo, la belleza, que vayas a ella otra vez, y tendrás la capacidad de buscar los resortes para volver a estar bello y hermoso como eras. El segundo paso reconstruye tu persona para que tú mismo te encuentres, recupera la imagen positiva de ti mismo, vete hacia esa imagen y constrúyela para que te ames, te aceptes, para que sientas que eres la imagen perfecta de lo que quieres ser.
Tercer paso. Incorpora a tu vida la novedad y la innovación. Vuelve a sentir por ti mismo: Atención, sorpresa, deseo, alegría. Habla de forma diferente. Busca espacios diferentes. Que todos los días te sorprendas a ti mismo para vivir con respeto, fiel a ti mismo, estar en el centro, volver a pensar qué ropa te ponías cuando estabas con la persona al principio, qué palabras decías, qué cosas hacías al principio y cuantas cosas has perdido,
Jon: ¿Y si el problema no está aquí, sino que está en otra situación?
Joaquina: Cambia la situación, si a una persona le decís dos días el mismo problema ya no hay sorpresa, si le decís dos días la misma situación ya no hay innovación y la persona aguanta un tiempo, pero en un tiempo se acaba y además de acabarse en la otra persona se acaba en ti, dejas de amarte a ti mismo y de pronto haces algo especial para los demás. Esto no es para los demás esto es para ti, para encontrarte a ti mismo y lo que es más importante: vuelve a sentir por ti mismo atención, sorpresa, deseo y por encima de todo alegría.
Jon: ¿Y si el frío no ha llegado todavía?
Joaquina: Si no hay distancia recupera la parte de ti mismo de la misma manera, y genera otra vez atención, sorpresa, deseo y por encima de todas las cosas alegría. La queja destruye la relación, el asco, la critica, el desprecio, la destruye para siempre.
Jon: Sugieres que no se trabaje en dirección a la relación si no en dirección a lo que era cuando estabas realmente enamorado de la vida, de la persona.
Joaquina: Si tienes un problema no lo cuentes y si lo haces es porque eres totalmente diferente contándolo. Dos palabras repetidas al día sobre algo que no tiene sentido para el otro empiezan a bajarse la atención, el interés, la ilusión, el deseo. Para de ser quién eres hoy, para de ser la persona rutinaria aburrida, criticona, que enjuicias y vuelve a encontrar los sentimientos puros. Si has querido a alguien y has metido la crítica, y se ha roto, vuelve a ver a la persona como el primer día. El problema de las relaciones jamás está en el otro, siempre está en nosotros.