Joaquina: No es la crítica lo que os hace ser más ricos en CNV sino entender a las personas. A las personas se las entiende en el mismo momento en que miras su cuerpo, no en el momento en el que juzgas su cuerpo. Cuando lo juzgas no la entiendes, la acabas de etiquetar.
Jon: ¿Podemos ver de qué vamos a enfermar al estudiar nuestro biotipo?
Joaquina: El biotipo cuando se entiende no genera enfermedad, la persona pone grasa cuando no entiende lo que le pasa. Si lo entiende, la grasa se va. No necesitamos tener grasa para estar bien en ninguna parte del cuerpo. Cuando una mujer echa carne en sus piernas es porque no confía en sí misma, no confía en su poder. No es ni mesomórfica, ni endomórfica ni nada. Si voy caminando por la vida y digo: “el mundo era hostil” y soy mesomórfico, cuando perciba el mundo como menos hostil me querré relacionar contigo y entonces me haré endomórfico. Y cuando quiero pensar lo que hago es hablar contigo y relacionarme contigo de lo que estoy hablando no es del cuerpo sino de la necesidad que está por encima del cuerpo. Y cuando criticamos el cuerpo estamos perdiendo el contacto con la realidad.
Jon: Entonces la forma del cuerpo tiene que ver con el discurso que tiene la persona dentro…
Joaquina: Exacto, y cuando el discurso lo relaja se permite tener el cuerpo en equilibrio.
Jon: Conociendo los biotipos es difícil no etiquetar a las personas que vemos.
Joaquina: Pues si pensamos en términos de gordo o delgado, nos equivocaremos. Si piensas: “tiene grasa, entonces endomórfico” te puedes equivocar. Puede tener grasa y no ser nada endomórfico. Ha colocado la grasa para que parezca endomórfico y que la gente se relacione con él. Como no me relaciono con nadie me voy a colocar grasa y entonces se relacionan conmigo. La cuestión es darnos cuenta de que el cuerpo habla independientemente. Mi planteamiento es que no mires los cuerpos sino la comunicación que hay en el cuerpo ¿qué me está pidiendo el cuerpo?
Jon: ¿Qué uso práctico le puedo dar a esta información?
Joaquina: Las piernas os hablan del poder, más, menos o equilibrado. Imagínate que yo tengo un centro de estética y llega una persona y la coloco en una camilla y la veo unas piernas sobre pesadas, que tienen más masa, más grasa en celulitis, yo no diría que esa persona está gorda, sino que está fragilizada en su poder, no cree en su poder, cree que si ejerciera su poder no la querrían. Independientemente de los tratamientos que le vaya a dar, voy a generar una comunicación con esa persona donde la voy a empoderar para que sus piernas empiecen a relajarse y que no necesiten super-dimensionarse.
Jon: Hay conversaciones para el cuerpo a través del alma.
Joaquina: La conversación interior es la que es importante. Por eso en comunicación no se critica. En comunicación se habla, y cuando aprendes a hablar te das cuenta de que todos somos todo. Si una persona en este momento entrara en un proceso de excesiva relajación con su vida hecha, su trabajo, y todo, y ganara todo el dinero que él necesita, empezaría a engordar después de una comida cuando no lo había hecho antes. Si se casa y empieza a vivir con su familia y se lleva bien, le encontraremos con una tripita divertida y con las piernitas delgadas, porque no ha ido a trabajar su poder sino sus relaciones.
Jon: ¿Qué podemos hacer?
Joaquina: Aprender a conversar con el cuerpo, a respetar que habla, no a pensar que nos agrede. A darnos cuenta de que hay 3 elementos: Piernas que hablan con los órganos genitales. Tronco que habla con las vísceras. Y cerebro que habla con la cabeza, o la cabeza que habla con el cerebro.
Jon: De las 3 cosas lo que más valoro es el pensamiento.
Joaquina: Todas las personas tenemos algo de ectomórficas. Todos tenemos un pensamiento que es el que nos permite ser personas inteligentes, todos tenemos una necesidad orgánica de placer, de lo rico que nos hace tener unas vísceras muy llamativas y todos tenemos una necesidad de que la estructura nos mantenga para poder hacer un montón de cosas. Si eso en el diálogo que tenemos con nosotros mismos lo respetamos va a ser mucho más fácil la conversación.
Jon: Cuando empezamos esta conversación dijiste que la mesomorfía es el principio, la endomorfía después y luego la ectomorfía.
Joaquina: El cuerpo siempre es lo primero. El hombre primero defiende su cuerpo, luego sus relaciones y después sus ideas, aunque parezca que defendemos nuestras ideas por encima de todas las cosas. Independientemente de que lleguemos a ser seres muy superiores, cada vez que te pasan cosas en lo tangible te ahorran todos los pensamientos de lo intangible. Sí es cierto que cuanto más te depuras, más creces y más te desarrollas puedes llegar a que el pensamiento sea lo más importante. Puede ser que pienses que un accidente te ha hecho recomponer tu cuerpo, pero también puedes pensar que lo que te ha hecho recomponer tu cuerpo es que tú provocaste el accidente, no el accidente en sí, y eso es lo que te hace diferente.
Jon: Vivimos en una sociedad que valora, y critica, mucho los cuerpos, y me he fijado en que muchos ectomórficos están tomando cantidad de medicamentos para convertirse en mesomórficos, es decir, están quitando su capacidad de conectar con el pensamiento que la podrían aplicar a un cuerpo sano para convertirlo en un cuerpo musculoso que les quita la capacidad de pensar.
Joaquina: Un mesomórfico puro tiene muy pocas posibilidades de pensar en una estructura mucho más compleja, porque su cuerpo está preparado para el poder, no para el razonamiento. A excepción de que vengamos de una zona muy compleja, en occidente, ya hemos resuelto el mundo del entorno, y nuestros padres nos han enseñado a sobrevivir en los canales de entorno con nuestro propio cuerpo. Lo que sucede es que en la medida que tú piensas sobre lo a ti te gusta, eso te lleva a una endomorfía. La endomorfía es un pensar en ti con otro y en disfrutar de ello, mientras que la ectomorfía es un salir de ti para estar todo el rato pensando en cosas que están en otro sitio para aprender de ellas.
Jon: El tema es encontrar el sentido a esta triple comunicación.
Joaquina: No podemos fijar el cuerpo en si tengo piernas o no tengo piernas, vamos a hacerlo en si tenemos poder o no lo tenemos. Me doy cuenta de que entonces necesito tener una estructura más fuerte en las piernas. Hay cantidad de personas que tienen unas piernitas delgadas, que parece que no se va a sostener el cuerpo, con unos abdómenes brutales y una cabeza que parece un ogro.
Jon: ¿Qué les hace a esas personas tener esas piernitas?
Joaquina: La mayoría de ellas porque tienen una economía super saneada y han puesto el poder en la economía. El hecho es que el cuerpo es una conversación, no es otra cosa. Yo converso con mi cuerpo en relación con lo que yo creo. El mundo era mesomórfico porque tenía miedo al entorno, luego se hizo endomórfico porque tuvo una relajación y deseos de placer. Y se hizo ectomórfico porque deseó buscar investigación. Busquemos eso para ser personas en la máxima plenitud y con la máxima comodidad.
Jon: La mujer que acaba de tumbarse en aquella toalla tiene las caderas amplias, ¿qué querría decir eso?
Joaquina: Por la línea tradicional diríamos que es una persona endomórfica, y eso sería destruirle la capacidad de pensar y de tener poder.
Jon: ¿Por qué?
Joaquina: Porque lo que sí es cierto es que por su edad ella ha decidido ponerse grasa. Lo ha decidido por su conversación. Quiero que entiendas que lo ha decidido. No me importa si su madre es gorda ni si lo es su padre. No me importan las conversaciones previas familiares, me interesa la conversación que ella tiene consigo misma.
Lo primero que debería aprender es que no tiene un cuerpo ni tiene formas, sino que tiene una conversación. Si hablaras con ella y no sonriera ni quisiera conquistarte con su amabilidad, descartaríamos su endomorfismo. Eso querría decir que la grasa la pone para defenderse. Y como el cuerpo, todo lo que significa grasa tiene que ver con la relación, significa que te ve como enemigo. En lugar de pensar que es endomórfica debes escuchar su conversación. ¿Para qué la vamos a etiquetar? Amémosla ya, reconociéndola como un ser en una triada perfecta. Seguro que piensa, por lo tanto, tiene una ectomorfía. Seguro que siente, por lo tanto, tiene una endomorfía. Y seguro que hace, por lo tanto, también tiene una mesomorfía. Lo que muestra es un desequilibrio en su comunicación. Lo que esa persona debería saber es que cada gramo de grasa que ha colocado en su cuerpo lo ha colocado para algo.