228 Las relaciones personales

Son las nueve de la noche de un invierno lluvioso cuando salimos de la consulta de Miguel Ángel y acompaño a Joaquina hasta el portal de su casa. Acaba de terminar de trabajar con una joven pareja en dificultades.

Joaquina: El proceso más inquieto del mundo es la relación entre yo y el otro.

Jon: ¿Te refieres a las relaciones de pareja, de familia o sociales?

Joaquina: En los tres casos los problemas se producen por falta de empatía. Las relaciones de familia son las más importantes y significan una sola cosa: la unión de dos materias diferentes en una sola cosa. El niño necesita tener 50% de  un padre y 50% del otro. Necesita tener y lo tiene. En el momento en que un niño siente que una parte de él es rechazada por la otra parte, lo que hace es esconderla. Y es aquí donde se genera la sombra de la familia. Lo que hacemos es formularnos dependiendo de lo que sentimos. Cuando un niño formula una receta que no es la adecuada, formula su enfermedad familiar: me siento rechazado. Entonces hay una parte de mi que anulo.

Jon: Me siento muy identificado con lo que dices. Siempre me decían, y me siguen diciendo en mi familia que era igual que mi padre, y luego le ponían verde.

Joaquina: Una conformación familiar tiene 3 elementos: El conocimiento del padre y de la madre. La aceptación del padre y de la madre. La motivación del padre y de la madre

Jon: Eso convierte al niño en el yo de su padre y el yo de su madre. Y luego vive la unión de los dos.

Joaquina: Si el niño hiciese la abstracción y mirase a sus padres por separado no tendría problema. Lo que los niños ven son los conflictos de la combustión de estas dos cosas juntas. Lo importante es que el niño vea a sus padres como dos entes independientes. Cuando el niño mira a sus padres, ve a ella rechazándole a él y él rechazándole a ella, aunque se lleven estupendamente. El niño se da cuenta de que se produce un acoplamiento. De que papá cambia cosas. Y mamá cambia cosas. Cuando se provocan estas combustiones, el niño va perdiendo el contacto de “quién es” y empieza a plantearse “quién quiere ser”

Jon: Entonces el “quién quiere ser” viene determinado por las relaciones entre ambos.

Joaquina: Si, como has dicho, eres como tu padre y escuchas a tu madre que eso no lo acepta, lo que haces es romper tu personalidad, convirtiéndote en alguien difuso que no muestra quién eres. Esto se guarda en la sombra. No quiere decir que no lo tengas, sino que lo guardas dentro y muestras lo que el otro está esperando. El niño convierte en sombra parte del padre, parte de la madre y parte de la relación de ellos dos. El niño sale a la calle limitado por el “no me siento aceptado”.

Jon: ¿Cómo se resuelve una relación familiar con un hijo?

Joaquina: Mirando la luz del padre y la luz de la madre. Un niño es feliz cuando el padre y la madre le miran desde la luz de ellos, no desde su sombra. Se trata de hacer un trabajo para identificar quién eres en positivo y mostrar esa referencia a tus hijos. De esta manera aseguras al niño que si manifiesta A o B no le va a pasar nada.

Jon: Es decir, cuando te miras desde la luz no estás escondiendo tu sombra. Estás mirando tu luz, y la sombra no existe. Cuando tú tienes una sombra escondida no estas mirando tu luz. El niño oculta lo que es.

Joaquina: Si pones el foco en trabajarte todos los días tus fortalezas, el niño va a identificarse con ello. Si yo me fijo en mi fortaleza, mi debilidad se va superando. Se trata de ver lo que se tiene en positivo y aquello que se tiene que trabajar. Siempre que se conecta con lo positivo se sabe decir que si y que no.

Jon: Y con eso se puede hacer un plan de familia…

Joaquina: Cuando quiero hacer un plan de familia, tengo que centrarme en aquello que da la paz a las dos personas. En la sociedad actual hemos pasado de una familia autocrática, de unos padres autoritarios y represivos, a unos padres totalmente laxos, en aras de superar lo anterior. No es bueno ser totalmente laxo ni totalmente autoritario. Cuando los padres eran autocráticos había una sobredimensión de la responsabilidad y de lo que había que hacer. Cuando los padres son flojos, hay una falta de dimensión sobre lo que hay que hacer.

Jon: ¿Cómo trabajamos eso con un niño?

Joaquina: Para hacer el trabajo hemos de sentarnos con él y ver si se conoce, si se ha aceptado, y qué motivaciones tiene. Si le preguntas al niño para qué ha venido al mundo, y no sabe contestar, es porque tú no le has dado significados. Y si no se los has dado es que tú escondes el significado de por qué estás aquí. Y uno no puede ser feliz si no sabe que ha venido a algo concreto. Necesita la concreción de “para qué” ha venido aquí.

Jon: Ponme un ejemplo.

Joaquina: Si piensas que ser responsable es el sentido de tu vida y de repente te das cuenta de que eso no es así, si tú lo cambias, él lo va a cambiar automáticamente. La sombra es la oscuridad de tus defectos, no tiene nada que ver con que te equivoques. La sombra es no querer ver lo que uno es en negativo. E incluso en positivo. Sombra es ver que tienes un defecto, y como no quieres que se vea, lo guardas. Equivocarse es luz.

Jon: ¿Tiene esto alguna relación con que cada vez haya más familias rotas?

Joaquina: Las familias se arruinan para generar otra vez espacios de crecimiento. Los fracasos profesionales se originan para crear otra vez espacios de conocimiento. Cuanto más arriba está un padre, más fracasado es un hijo. En la medida que lo conviertes en todo lo contrario, lo conviertes en alguien que tiene que hacer tu mismo proceso y aparecen dos ganadores. Los hijos no son meros espectadores de la vida. Tienen que aprender a vivir, sentir y pensar. Y esta es la mayor empatía posible.

Jon: Muchas veces queremos que nuestros hijos sean como nosotros.

Joaquina: Desde el momento en el que quieres ser como alguien, estás perdido. La empatía máxima es dejar que el niño tenga su propio proceso, recordando que tiene un 50% tuyo y un 50% de tu pareja. Y no olvidando que tu proceso no es el mismo que el de tu pareja. El proceso del niño es una mezcla de dos procesos totalmente diferentes. Hay que permitirle su evolución y su tiempo y saber que no va a hacer jamás lo que tú haces.

Jon: ¿Cómo repercute esto en las relaciones de pareja o sociales?

Joaquina: La relación de pareja se da a diferentes niveles siempre que haya dos personas. La empatía es igual de obligada en todos los casos. Lo que cambia es la expectativa.

Jon: ¿Cómo podemos conseguir tener una empatía con el otro?

Joaquina: Es obligatorio que no salgas nunca de tus zapatos, de tu poder. Posicionarte en que el otro también existe. Y es importante no proyectar tus necesidades en el otro. Es imposible que nos relacionemos con el otro adecuadamente si no valoramos que tiene una individuación propia. Somos seres totalmente diferentes en cuestión de necesidades, de búsqueda…de todo. Hay que consensuar y llegar a acuerdos, si no la relación es imposible. La mayoría de los problemas de pareja surgen de no darnos cuenta de que el otro es un ser totalmente diferente. Y la empatía es consensuar. La empatía es entender al otro y entenderse a si mismo. Ponerse en los zapatos del otro sin perder los propios. Por eso es fundamental consensuar.

Jon: Y a ese consenso se llega hablando…

Joaquina: Es necesario llegar a un consenso comunicado. Es imprescindible la comunicación entre dos personas. Entre dos incomunicativos hay que buscar espacios para hablar. Si se está en una relación de introvertidos, uno de ellos se convierte en extravertido. Uno de los dos habla porque, si no, no habría relación. Lo que no se puede es obligar a la otra persona a que hable, porque acabará transformándose la relación en un coste excesivo.

Jon: ¿Cómo se cuida la comunicación?

Joaquina: Cuidar la comunicación es cuidar qué, cómo, por qué y para qué vas a decir lo que vas a decir. Que lo que vayáis a decir tenga un sentido. Comunicar de manera transparente lo que es válido para los dos. Comunicar es diferente a hablar. Comunicar es transmitir aquello que es válido para la relación, no los chismes. La comunicación es un ejercicio de salud mental, no surge de una solución problemática en la pareja.

Jon: ¿Y en el caso de que uno de los dos sea introvertido?

Joaquina: El introvertido no soporta que se cuenten sus cosas. Puede aprender a contarlas, pero no se te ocurra contarlas tú. El introvertido es una persona que cuida mucho su privacidad, lo que necesita de si mismo, porque mira permanentemente hacia él. El punto de fricción en la relación es romper el área de confort del otro y meterle en el área de disconfort. Romperle el área de confort es bueno, porque así trabaja. Pero meterle en el área de disconfort no, porque le violenta. Cada vez que haya problemas volverá el introvertido a meterse en si mismo. Y el extrovertido a sacarlo fuera. El ejercicio de estar juntos nos va a violentar, porque es normal. Pero es fundamental que esto no nos saque de nuestro eje y nos meta en nuestra área de disconfort, porque ahí la relación se rompe. Las relaciones de pareja son un acoplamiento de expectativas.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s