Joaquina: Me he preguntado durante todos los años de mi vida qué hacía que las personas fuéramos tan diferentes, aunque estuviéramos educados en el miso entorno. Qué nos hacía ser tan diferentes si la energía la estábamos viviendo en el mismo lugar de alguna manera. Y me di cuenta de dos factores: uno nuestra personalidad y otro, muy importante, nuestros maestros. Vamos recibiendo la energía y, dependiendo de cómo la recibamos, seremos más sensibles a unas cosas o a otras. Debemos entender la energía que entra en nuestro cuerpo, y el tipo de energía, si es femenina o masculina. Pero me di cuenta de que las personas a cierta edad se metían para adentro, y en otra edad inmediatamente se ponían para afuera.
Jon: Sí, lo veo cuando observo a niños. Además, un día son de una manera y otro de otra muy distinta.
Joaquina: Exacto. Y me ha parecido súper fuerte, entonces he hecho un desarrollo que se llama el ADN de la personalidad sexual. La energía entra en el niño de una forma, en un tempo. Va a permanecer un tiempo y va a cambiar la energía a otro lugar, porque nosotros tenemos un ADN que es un espiral que va subiendo y nos va conformando los dos mundos: el mundo de luces y el mundo de sombras, el mundo de dentro y el mundo de fuera, lo que vemos y lo que no vemos.
Jon: ¿La energía va entrando en nuestro cuerpo y conformando nuestra personalidad?
Joaquina: No solo es importante la energía que entra, sino a la persona que miramos mientras que tenemos esa energía. Eso es lo que me ha parecido más interesante. Entonces tenemos tres cosas: la energía que entra Yin o Yang, más la atención que nosotros prestamos a unos o a otros, y eso va a marcar nuestra forma de relacionarnos con la pareja, con el sexo, con la vida, va a marcar la forma de relacionarnos con todo.
Jon: Me encantaría que hicieras un planteamiento desde tres lugares: el nuestro, las personas que nos rodean, y los niños que tengamos cerca.
Joaquina: Si descubrimos cómo funciona y lo aplicamos, muy probablemente podamos cambiar muchísimas de las tensiones que estamos viviendo en este momento generacionalmente. Sobre todo, porque a una parte de nuestra vida no la hemos mirado, y no lo hemos hecho por rechazo, por odio, etc. Sería bueno que reflexionaras con qué parte de tu familia te llevabas mejor cuando eras pequeño, a quién mirabas más, a quién hacías más caso. Yo en mi caso hacía más caso a mi padre de 0 a 12 años, pues la forma de mirar el mundo es diferente.
Jon: Pero lo ideal sería admirar a los dos.
Joaquina: Sí, porque en realidad los dos tienen la piedra para sanarnos.
Jon: ¿Cómo funciona energéticamente?
Joaquina: La energía entra en un niño con un año. Le entra la energía Yang, energía masculina, para que tenga la fuerza de mantenerse y poder soportarse a sí mismo. Y necesitamos cerca a una madre para sentir que esa energía la podemos digerir. La energía Yang en una relación sexual es el deseo, y ¿quién tiene que suavizar ese deseo y convertirlo en algo que puede funcionar y que es agradable?: la mujer.
Jon: Y luego ¿Qué pasa?
Joaquina: A los dos años la energía que llega es energía femenina. Un niño a los dos años se rasca, se coge, etc. Todo el rato, porque tienen una energía interna de sexualidad brutal, de deseo interno, profundo, es la primera vez que la energía sexual les abrasa por dentro, la energía que necesitan es la Yang. A los tres años, los niños necesitan hacerlo todo ellos, ahí está el “yo puedo” Hay que ayudarles canalizando. Aquí tienes la autoestima de un niño, y se va a formar por estos tres pilares: en el año lo que el niño genera es voluntad, en el segundo genera firmeza y flexibilidad, y en el tercer año genera escucha o poder.
Jon: ¿Voluntad?
Joaquina: Cuando tenemos la voluntad masculina, se hace lo que uno quiere, y entonces no hay la voluntad de compartir al otro. Voluntad es: yo tengo mi opinión, el otro tiene su opinión y vamos a compartir. Cuando no se ha implantado la parte femenina, la voluntad es impuesta. La voluntad es que no sabes poner el lado femenino a esa voluntad. Esta es la primera razón para que haya eyaculación precoz, para que haya problemas de sexo, y nunca haya problemas de sexualidad, es para que la relación sea aquí te pillo, aquí te mato, para que no haya un juego erótico, para que no haya un encuentro previo. Esto es importante para tener una buena relación sexual: saber si está la capacidad de escuchar a la otra parte, de estar dispuesto a compartir, de ir más allá de tus propios deseos. Si no ha habido esa parte femenina que ha atajado nuestra voluntad y que la ha canalizado, nos hemos convertido en personas autocráticas. Entonces no tendremos la capacidad de tener relaciones de crecimiento y de entrega sexual.
Jon: Curioso concepto el de la voluntad en el sexo.
Joaquina: Cómo trabajamos la voluntad en el sexo es lo más importante. Yo tengo la capacidad de compartir con el otro, y de abrirme para que el otro participe de ese deseo, de lo que yo quiero, a ponerle tranquilidad. Si entra el Yang ayuda a que el deseo se avive, si entra el Yin no hay deseo. El primer baile se da aquí, y la mayoría de nosotros hemos nacido de padres que bailan solos, que es lo que ellos quieren y punto.
Jon: ¿Si una persona es autoritaria en la relación, es autoritaria sexualmente también?
Joaquina: Lo importante no es si es autoritario o no, esta energía es energía de autoridad. Lo importante es que se haya canalizado esa energía. Si tu pareja no canaliza la relación, esto hay que conectarlo inmediatamente. Con una persona así no puedes tener relaciones sexuales rápidas, porque hundes la relación, debes saber templar, debes saber ponerte en tu sitio y tranquilizarte, este es un cazador nato, es mi voluntad y aquí te machaco. Utiliza a lo femenino, pero no lo comparte.
Jon: Y volviendo a los niños, cuando el niño tiene la autoestima baja…
Joaquina: Si el niño tiene la autoestima baja puede ser porque al sacar su energía Yang ha habido una lucha de poder con otro Yang. Imagínate que tiene la energía Yang y su padre es autoritario; le machaca. Acuérdate de que el niño ve a su madre, y no la va a ver autoritaria, no juzga. Por eso yo le digo a las madres que el niño no va a entender de pequeño que su madre esté trabajando, y su padre esté en casa. Va a entender que los dos estéis trabajando. Un niño no va a entender ni que el padre esté enfermo, ni que esté en casa, ni que el padre sea débil. No tiene la capacidad hasta los cuatro años. El niño lo que hace es ver desde unos patrones arquetípicos que tiene su cerebro, porque además la energía va entrando por esos patrones. Yo puedo tener toda la fuerza del mundo, pero soy mujer para él, luego cuando se hacen mayores no. Pero aquí en esta edad la autoestima se fija por lo que él ve. Entra la energía en él, esta energía no es de su padre es suya. Si es su madre quien le domina él lo va a entender como protección, como que le está tapando etc. Mientras que si lo hace su padre ¡uf! Es tremendo, sobre todo hasta los tres años, después de los tres años el niño ya empieza a juzgar un poco mas y ya a los ocho juzga del todo, pero hasta los tres el niño solo ve.
Jon: ¿Y cuando el niño está asalvajado?
Joaquina: Lo que le sucede es que ha entrado en el dos, y nadie le ha canalizado sus movimientos. Se ha vuelto como loco y a partir de ahí se dispersa, sin capacidad de autoridad. Si un niño entra a los tres años bien, no está asalvajado, porque ahí el niño quiere auto determinarse, marca su ritmo. Esto va a marcar el éxito de las personas. La autoestima va a marcar que crea en sí mismo, que tenga marcado su liderazgo, que consiga las cosas que él quiere. Si esto está bien la capacidad de pasar por el sexo estará mucho mejor, si esto está mal la persona será autoritaria, rígida, y no escuchará, solo le interesará lo suyo.