Joaquina: Cuando seas capaz de ver la realidad, serás capaz de manejar los sentidos.
Jon: Parece que debería ser al revés: cuando manejes tus sentidos, verás la realidad…
Joaquina: El manejo de los sentidos es el primer problema que tenemos en la vida emocional. Lo primero que hacen las emociones es tocarnos todos los sentidos, y si no has aprendido a vivir la realidad, no puedes manejar los sentidos y te desbordarán. Por ejemplo, si no has aceptado bien la diversidad, no sabes relacionarte bien con la piel del otro, empezarás a sentir que la piel del otro igual no funciona.
Jon: Es decir, el manejo de los sentidos me permite entrar en las emociones y no descontrolarme. Si los sentidos están descontrolados, no hay quién los domine. Y entonces, la gestión de los sentimientos: “¿para qué quiero el sentimiento?”, tampoco funciona.
Joaquina: Este campo, que es el previo a la cognición, es como la almohadilla. La autorregulación casi nadie la tiene bien y ésta es la causa del máximo placer y el máximo displacer.
Jon: La diferencia entre el gozar y el placer es…
Joaquina: Es que el placer queremos que sea de inmediato, que provoque inmediatez, y el gozo se permite el proceso para vivirlo. Por ejemplo: ¡Cómo huele este vino! ya todos los sentidos están, las papilas gustativas, los oídos notan la caída de las gotas en la copa… Y de pronto tenemos el disfrute sin tomarlo, de todo el vino. Y de pronto viene la gestión emocional y dice: “No, en este momento este vino no va a venir bien” y se va.
Jon: Entonces, los instintos son los que nos llevan al desbordamiento,
Joaquina: Así es, no es la emoción la que nos desborda. El placer de los instintos nos lleva a perder el gozo de la alimentación. Hay una cosa que tenemos que empezar a intentar entender, casi todas las personas pensamos que las emociones son las que nos desbordan, pensamos que estamos muy emotivos, pero si no hay un sentido que se desborda, no hay una emoción que se desborda. Si somos capaces de manejar los sentidos, las emociones se desbordarán muchos menos. Debemos descubrir qué sentido es el que busca el placer y qué sentido le gusta el gozo.
Jon: Por ejemplo…
Joaquina: La mayoría de las personas tienen muy disparado el sentido del gusto. En cuánto ven algo que no es bueno para ellos, pero lo ven, empiezan a sentir una cosa y entonces empieza el sonido de la palabra. Si no nos damos cuenta de que ese es el efecto y pensamos que esa es la emoción, estaremos perdiendo la capacidad de gestionar nuestros sentimientos. Lo primero que debes saber es cuál de los sentidos no tienes bien equilibrado. ¿Sabías que el tacto genera un problema grave con las emociones, el deseo de tocar las cosas?
Jon: Sí, a mi que me cuesta la gestión emocional no me gusta que me abracen, que me toquen o que me besen mucho.
Joaquina: Son los instintos, pero lo importante es que todos estos instintos se disparan. Entonces ¿quiénes están gozando? Los instintos ¿Quién se va a sentir culpable? La emoción.
Jon: Entonces, el gozo está en los instintos y la culpabilidad en la emoción, y ya hemos conseguido estar hechos polvo.
Joaquina: Pero lo importante es que casi nadie nos planteamos que muchos de los problemas están en el manejo de los sentidos y no en el manejo de las emociones. ¿Te relacionas desde los ojos? ¿Te relacionas desde el olfato? Hay gente que tapa los ojos y huele, porque si lo ven tienen capacidad para decir no, pero si lo huelen pierden esa capacidad. Y tenemos que descubrirlo, porque el gozo previo se convierte en la culpa a posteriori.
Jon: ¿Qué pasa con el disfrute de la emoción?
Joaquina: Lo que pasa es que la emoción no disfruta con los sentidos, disfruta con el movimiento y el color. Si a mi me gusta el color naranja, voy a tomar contacto de emociones con el color naranja. Si a mi me gusta una música, voy a tomar conciencia de la música y me mueve. Todo lo que me mueve, todo lo que me haga mover tiene que ver con el disfrute de las emociones, mientras que los instintos nos hacen quedarnos quietos.
Jon: Entonces, las emociones que sí son descontroladas, es porque el instinto previo nos la ha jugado.
Joaquina: Estas tres cosas para mí son vitales: manejo de los sentidos, disfrute de las emociones y gestión de los sentimientos. Que conozcamos quién nos la juega, en qué nos quedamos en el placer y no en el gozo. Donde te quedes en el placer ya no puedes llegar al gozo, ya te han desbordado las emociones, e inmediatamente te has desbordado en la gestión de los sentimientos. Ya no sabes ni para qué quieres ni por qué te pasa lo que te está pasando.
Jon: Y esto… ¿por qué es importante?
Joaquina: A mí me gustaría que te planteases tú, que nos planteáramos todos cómo nacemos y a dónde vamos. Parece como que el sistema de aprendizaje se ha olvidado. Cómo aprende un niño es lo que le permite gozar. Lo que le permite a disfrutar y amar, es como aprendió. Si él no ha aprendido algo en el camino, siente que ahí le han fallado las circunstancias. El niño desarrolla los sentidos, no desarrolla emociones. Un niño de 0 a 12 años no tiene emociones, le ves con el miedo, pero él no gestiona el miedo; le ves tenso, pero él no gestiona la tensión. Tener emociones es tenerlas, y tenerlas es aprender de ellas, aprisionarte de ellas, no que ellas pasen por ti. Al niño le pasan las emociones y tú le das el nombre a la emoción.
Jon: ¿Qué sucede con un niño?
Joaquina: Un niño empieza a vibrar en los sentidos y los sentidos empiezan a crecer en él de una manera que no sabe cómo hacer. No sabe lo que pasa con sus manos cuando toca, y de pronto se empieza a rozar y se acerca y se empieza apretar y entonces todo eso que está pasando es que el tacto está empezando a sentirlo en su propia piel y se dispara, y de pronto se da cuenta de que ve más todos los días, que ha visto cosas que el día anterior no veía.
Jon: ¿Por qué? ¿Con que se ve?
Joaquina: Se ve con el conocimiento. No vemos sin conocimiento. El niño va viendo por lo que conoce, no por lo que no conoce, pudimos llegar a América porque no tenían conocimiento de las carabelas, y no las vieron llegar porque no estaban en su conocimiento. El niño va viendo con el conocimiento, tú le haces ver antes de que lo vea, y ese sentido muchas veces es el tuyo y no el suyo, tú le has puesto lo que ve y tú has decidido lo que ve. “Estás viendo un vaso” No. Igual esta mirando a la pared, no el vaso, porque no ha visto el vaso, ha visto la pared, y el vaso está por el medio, está desarrollando la vista.
Jon: ¿Pasa lo mismo con otros sentidos, el olfato, por ejemplo?
Joaquina: Un niño no sabe lo que es el olfato. Empieza a extenderse el olfato conocido a momentos no conocidos, está desarrollando el olfato. El niño oye cosas que no sabe lo que son y está desarrollando el oído, y lo que está haciendo es generar una energía que se llama fuerza personal que le permite después moverse sin que nada le estrangule o le desvíe de su camino.
Jon: Entonces deberíamos retomar cómo hemos crecido y volver a los cinco sentidos, volviendo a la fuerza motriz que nos permite que las emociones no se nos disparen, ya que si lo. Hacen, no tendremos la capacidad de reeducarnos.
Joaquina: Si mi hija María tiene más desarrollada la vista que el olfato, que el tacto, etc. habrá momentos en los que su vista la va a emocionar sin control y perderá el contacto. Pero si ha desarrollado los cinco sentidos, y eso le permite entender la fuerza motriz, le permite gestionar todo su movimiento, que la emoción no es otra cosa que movimiento, no tendrá dificultades. Es vital comprender que somos unos seres vivos corpóreos, y tenemos sentidos como los animales, y el animal maneja sus emociones cuando es libre, porque sus sentidos le ayudan a manejar las emociones primarias que tiene, pero que las tiene: miedo, ira…, pero el instinto de sus sentidos le hace defenderse.
Jon: De alguna manera estamos perdiendo el contacto con nuestros sentidos. Por ejemplo, el tacto con todo lo virtual se está perdiendo en aras de lo visual.
Joaquina: Al estar perdiendo contacto con nuestros sentidos, entonces estamos perdiendo la fuerza de nuestras emociones, estamos perdiendo el contacto con nuestra fuerza motriz, que nos permite no desviarnos del eje de nuestras emociones. Cuanto más instintiva es una persona, mejor maneja sus emociones. El hombre maneja mejor sus emociones porque realmente tiene mucho más desarrollado el instinto, o los instintos, los cinco. La gestión de los sentimientos es: ¿Para qué quiero este sentimiento? Y ese sentimiento que estoy planteándome me esta permitiendo manejar lo anterior. Piensa que el cambio en el mundo está en la autorregulación de nuestras emociones. Hacemos mucho daño con nuestros desvíos, con nuestras emociones totalmente desbordadas, con nuestro rencor, con nuestro displacer… Trabajemos la autorregulación para que nuestra emoción sea un campo de exploración mágico y maravilloso y no un campo de dolor. Necesitamos la aceptación, y la aceptación se huele, se siente, se toca, se oye. Además de que nos vibre y de que nos mueva. La mayoría de nosotros, tenemos un problema con nuestro propósito de vida. Como no tenemos desarrollada nuestra conciencia vital, no tenemos desarrolladas nuestras emociones y nuestra autorregulación, y nos preguntamos: ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué hacemos en este mundo? ¿Para qué hemos nacido? ¿Qué sentido tiene venir y morirse? Y nos damos cuenta de que el 80% de la vida, la perdemos preguntándonos qué hacemos aquí, y el otro 20% dándonos cuenta de que ya no nos ha dado tiempo a aprenderlo.