Es el cumpleaños de Joaquina. Su despacho está alfombrado de cajas con lazos, bolsas de marcas de ropa y ramos de flores. Muchas flores, espacialmente orquídeas blancas y gerberas. El teléfono suena sin para y ella contesta las llamadas como si fuera la primera. El que da recibe a manos llenas.
Jon: Muchos de nosotros vivimos asustados por la palabra conciencia, como si se tratara de alguien que nos ve y nos espía, parece que quedamos al descubierto sin quererlo.
Joaquina: La conciencia es, a veces, el enemigo que nos impide ser libres para el placer.
Jon: El diccionario dice: “Propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. Conocimiento del bien y el mal. Conocimiento exacto y reflexivo de las cosas” Dicho eso, ¿no es la conciencia nuestro mejor amigo?
Joaquina: Pienso que sí, en sus tres niveles: Los tres niveles son: consciente, subconsciente e inconsciente. Cada uno de ellos nos informa de los atributos de nuestros actos, sentimientos y pensamientos, y conocerlos nos ayudará a reflexionar sobre ello, siendo libres para actuar sobre lo que vemos o aprendemos.
Jon: Esa libertad es la que nos hace diferentes, el aprender cosas distintas que dan un sentido a nuestra vida. La pregunta que queda en el aire es: ¿Podemos saber qué hemos venido a hacer a esta vida?
Joaquina: Muchos deseamos llegar a ser grandes y exitosos. Pensamos que nuestra vida tiene un sentido trascendente, que es imposible que seamos vulgares mortales, pero ¿cuántos nos preguntamos qué tenemos que aprender para llegar a conseguirlo?
Jon: Casi ninguno.
Joaquina: Venimos con una meta personal trascendente a esta vida, sin embargo, antes hay que aprender como llegar a realizarla, y la conciencia es un medio para aprender sobre nosotros mismos. Un aviso del interior que nos permite apreciar el valor de todas nuestras acciones antes o después de realizarlas. La conciencia permite acortar el aprendizaje en el tiempo.
Jon: Has mencionado niveles…
Joaquina: Sí. Inconsciente es el mundo intangible. Es la parte no visible de la personalidad. En él están ocultos los aprendizajes no resueltos y se va reduciendo a medida que crece la conciencia. Le sigue el nivel subconsciente: Mundo imaginario y de fantasías que nos permite analizar nuestros sentimientos. Nos atrapa en los sueños y vivimos una irrealidad permanente. Creemos en lo inexistente y rechazamos lo real. Por último, está el nivel Consciente: Mundo tangible. Es el que nos permite analizar nuestros actos. Informa sobre lo útil, práctico y necesario, y se basa en el presente absoluto. Cuando vivimos un presente continuo la consciencia permanece y el gozo es constante.
Jon: ¿Dónde está entonces el inconsciente colectivo del que tanto hablaba Jung?
Joaquina: Los tres niveles están en el inconsciente personal, que se refiere a todos los contenidos mentales propios, y a las experiencias olvidadas o reprimidas que reciben el nombre de complejos. El inconsciente colectivo es universal y los comportamientos que refleja son afines a todos los individuos estén donde estén. Su contenido son los arquetipos.
Jon: Tuvimos una conversación sobre las diosas (95, 96, 97 y 98) ¿Son esos los arquetipos?
Joaquina: Los arquetipos son modelos profundos dominantes en la psique humana que continúan siendo potentes y permanecen con el paso del tiempo. Las diosas que mencionas son los arquetipos femeninos. Luego están los arquetipos masculinos: Los héroes, que nos enseñan los valores deseables y no deseables de nuestra personalidad.
Jon: Y… como todo encaja con todo, son 5 ¿no?
Joaquina: Así es. Podríamos hablar largo y tendido de ellos, pero lo dejaremos para otro día. Hoy solo un pequeño esbozo de cada uno de ellos. El Huérfano necesita confiar en sus propias fuerzas. Busca ser alimentado y protegido por el afecto o por el poder. Desea una vida fácil, y le encantaría no trabajar. Su logro: la autosuficiencia en todos los planos. Luego está el vagabundo. Necesita respetar lo conocido y abrirse a nuevas formas de vida. Huye de las obligaciones y teme hacerse mayor. Su logro: aceptar sus responsabilidades. El tercer héroe es el mártir. Necesita vivir la vida como un disfrute responsable y alejarse del concepto del sacrificio propio o ajeno. Busca tener la razón y que se reconozcan sus éxitos. Su logro es la generosidad y el altruismo. El guerrero cree que las experiencias suyas son las mejores y más válidas. Debe huir de la sensación de que todo es una batalla en la que a veces pierde. Su logro es la manifestación obediente a sus principios sin imponerlos. Por último, está el mago. Necesita vivir desapegado de su pasado, y debe cuidar de no utilizar su poder de forma destructiva. Es el resultado de nosotros mismos y debe asumir su propia vida. Su logro es trascender el deseo de frenar su autodefinición.
Jon: ¿Esto nos ayuda a dar respuesta a la pregunta de si podemos saber qué hemos venido a hacer a esta vida?
Joaquina: El héroe sobrevive, crece, aprende, comprueba su valor y se transforma. Entonces, si te identificas con alguno de los 5 héroes, puedes comprobar lo que has aprendido, lo experimentas y lo esencial lo entregas. Entonces le habrás dado sentido a tu existencia. Un licenciado de la misma rama es igual a otro por estudios, sin embargo, la aplicación de estos le hace diferente y le confiere un valor resultante personal y único. Estas diferencias serán apreciables en su prestigio y en la renovación que permanentemente haga de su conocimiento.
Jon: Me encanta que disfrutes de tu cumpleaños, así que no te voy a atosigar más. Sin embargo, para la próxima conversación me gustaría que unieras los héroes, los 5 elementos y las estaciones del año para así tener más datos que me ayuden a tomar conciencia de quién soy.