El amor fue un dios muy discutido y analizado por los grandes sabios en el año 400 a.C. Ahora, debido a las prisas y al poco tiempo, tan sólo en raras ocasiones nos sentamos a debatir sobre lo que es el amor, y cuán necesario es en nuestra sociedad.
Jon: Anoche hablamos de dos de dos de os cuatro pilares de la relación: Los valores, unidos a la confianza y a la autoridad; y las creencias, unidas a la empatía y a la autenticidad. ¡Nos quedan los otros dos!
Joaquina: Así es. El tercero es la motivación, que es el resultado de tener valores y creencias sobre nosotros. Debemos contar con una motivación que es propositiva, que tiene que ver con nuestro propósito vital. Y esta motivación propositiva va a ser el estímulo absoluto para que vivamos con la conciencia de la relación. La conciencia de mi propósito respeta la conciencia de propósito de los demás. Cuando yo no tengo una conciencia propositiva lo que hago es invadir el propósito del otro. O querer que el otro tenga mi mismo propósito. Se establece una competición con el propósito de mi pareja. Si yo tengo mi conciencia propositiva y tengo conciencia de esa motivación me voy a dar cuenta de que el otro tiene una conciencia propositiva totalmente diferente a la mía y que lo que podemos hacer es sumar ambas. Sumar motivaciones, no restar. Su motivación y mi motivación coinciden a ratos y a ratos no, pero cada una tiene un propósito firme.
Jon: ¿Y si estamos motivados, pero no sabemos nuestro propósito?
Joaquina: Si tenemos una motivación que no tiene un propósito, que no sabemos para qué la tenemos, vamos a perder esa motivación. Cuando esto ocurra vamos a buscar que el otro nos entretenga. Tu motivación propositiva siempre es algo que tú tienes que estar desarrollando y aprendiendo constantemente, y tomando conciencia de ello. Cuando tú no quieres aprender, no existe motivación propositiva. La conciencia se produce cuando estás dispuesto a aprender.
Jon: ¿Es ahí donde se rompen las relaciones?
Joaquina: Ahí empieza la dificultad en no tener la piedra puesta, luego en no ser auténticos, pero cuando realmente se pierde la relación es cuando empiezas a darte cuenta de que estás perdiendo la motivación en la relación. Y ocurre porque tú no tienes un propósito tuyo personal.
Jon: Y ese propósito personal se encuentra…
Joaquina: Dando respuesta al por qué existes, por qué eres, por qué estás, independientemente de la pareja. Si tu trabajo no te llena, si no eres una persona con una estrategia positiva a nivel profesional, si no tienes un estímulo de aprendizaje, si tu cabeza no está dispuesta continuamente a una revisión, tu relación de pareja dura lo que un pastel a la puerta de un colegio.
Jon: ¿Y si pones la intención en un aprendizaje compartido con la pareja?
Joaquina: Eso quiere decir que has perdido tu aprendizaje personal en aras de algo en conjunto. Tu aprendizaje tiene que estar establecido en ti porque esto es previo a tener una relación. Si tú no tienes una motivación propositiva antes, cuando encuentras una pareja te vas a hacer gregario de la motivación de la otra persona. Y cuando el otro se da cuenta de que eres gregario de su motivación, ya estás perdido.
Jon: Soy un poco plasta, pero vuelvo a ¿si no hay propósito?
Joaquina: Cuando no tengas un propósito asegura la economía. Si no hay propósito y hay pérdida económica estás perdido, porque en todo momento vas a necesitar el soporte económico. Siempre que tengas un problema de cualquier tipo y veas que la motivación se va a fragilizar, busca algo que te asegure económicamente. Porque desde la economía sentirás siempre que tu vida está garantizada y entonces no hipotecarás ningún propósito personal. Busca algo que no entre en conflicto con tus intereses. Busca algo que te dé tranquilidad. Que hagas algo para el mundo, que hagas lo que quieras, pero que tengas un beneficio económico. Porque perder la motivación y perder la economía es algo que el sustrato personal no lo soporta. A partir de ahí la persona empieza a perder la dirección de su vida. Debes asegurar el dinero para luego poder pensar en el propósito que quieras. Porque si no, trabajarás por dinero y entonces la motivación se perderá.
Jon: Me encanta con qué facilidad unes el espíritu a lo físico, lo trascendente al cuerpo.
Joaquina: El cuerpo de la persona vive de la seguridad de que puede mantener su estrato vital. Asegúrate siempre que tu sustancia vital no va a hipotecarse fuera de tu equilibrio propositivo. Que tu equilibrio propositivo esté siempre asegurado. Porque la fragilidad que le da al cerebro estar sin economía le llevará a perder la conciencia, a no aprender y a empezar a estar viviendo en un estado de frustración y eso no nos lo podemos permitir. Si pierdes la motivación pierdes la conciencia y pierdes el aprendizaje. Y entonces tendrás relaciones que no son nutrientes, tendrás muchísimas cosas que no van a funcionar.
El aprendizaje tiene que estar soportado por tu primer valor y tiene que estar soportado por tu fortaleza. No puede ser un aprendizaje que vaya en contra de estos dos elementos. Tiene que afianzar tu fortaleza y afianzar tu valor. Tiene que darte mucha mayor solidez: te tiene que hacer más persona.
Jon: Nos queda el compromiso
Joaquina: Sí, el próximo día, tengo que ver a mis pacientes.