173 El criminal en serie que llevamos dentro (conclusión)

Joaquina: El ejercicio es el siguiente: Hay una línea divisoria. En la parte de arriba tenemos al policía, que nos va a meter en la trampa, te va a llevar a que te defiendas. También está ahí arriba el segundo policía, que no te mete en las trampas. Por debajo de la línea está el gran detractor y el segundo detractor.  El policía primero te va a meter en el gran detractor. Esto lo que te dice es que no hay que tocar ninguno de los dos detractores, solo los conocemos. Es decir, mi gran policía es aquello de lo que no me hace dudar nadie. En mi caso, nadie me va a hacer dudar de que tengo un intelecto que me permite analizar, primer policía. Y tampoco me van a hacer dudar de que yo quiero a las personas y que daría todo por ellas, mi segundo policía. Por otro lado, respecto a mis detractores, sé que tengo un problema con el poder, segundo detractor, y también que tengo un gran problema social, primer detractor. Los dos detractores se alimentan así mismos.

Jon: Entonces, el gran policía lo que va a querer es que vaya al gran detractor para que empiece a luchar… sabiéndolo, ¿no se puede evitar?

Joaquina: No, solamente que vas a ponerle al gran policía la luz máxima. Es decir, a este gran policía le vas a poner tu gran fortaleza. En mi caso, por ejemplo, es el entendimiento.

Jon: En el mío, la creatividad conceptual.

Joaquina: Y mi entendimiento lo aplico a las personas, por lo tanto, estoy fortaleciendo al policía uno con el policía dos. Lo que sucede es que cuando yo aplico el entendimiento, puedo construir yo el plan, y no dejo que me lo haga el ego.

Jon: Es decir, en vez de dejar que el policía nos lleve a las trampas, hacemos una estrategia para evitarlo.

Joaquina: Si, el policía en mi caso, conozco una persona, y me lleva a un grupo social o a una fiesta, sin yo saberlo, y me desmorono. El ego rápidamente me dice “esa persona que me llevó no es la ideal. Eso es l que va a hacer todo el tiempo contigo” y ya no quiero ver a esa persona nunca más. Y el policía sigue con las trampas. La siguiente persona es intelectual, pero me lleva a reuniones sociales intelectuales, y pasa lo mismo.

Jon: ¿Qué haces para salir del bucle?

Joaquina: Ponerle tú la trampa al policía. Voy a hablar con el policía y le voy a decir: “Yo sí quiero trabajar mi punto, pero lo voy a trabajar desde mi fortaleza. Voy a hacer una estrategia” “Voy a hacer una estrategia que para mi sea saludable” Sé donde tengo la dificultad y lo que voy a hacer es mi intelecto, en la vida social. La gran cualidad es lo que te va a dar el éxito en la vida. Mi gran cualidad, mi intelecto, solo va a tener éxito si lo saco más allá de mi.

Jon: Resumiendo el ejercicio. Primero busco mi gran cualidad y su ayudante. Siempre hay un ayudante. Luego hay un gran detractor que es tremendo, que te saca la timidez, la intolerancia, la desconfianza… saca lo peor de cada uno. Y luego hay otro pequeño detractor que no funciona, pero que, si le das un poco de caña, a lo mejor hasta funciona un rato. Importante: no se trabaja con ninguno de los dos detractores. Se trabaja solo con los policías, ya que el detractor dos está al servicio del detractor 1. El segundo es el que dice: “no puedes, no vales…” y engrandece al primero.

Joaquina: El plan debe tener siempre lo siguiente: Tu cualidad primera aplicada a la segunda cualidad. Es decir, mi entendimiento siempre aplicado a personas.

Jon: Mi creatividad conceptual aplicada a expandir tus conocimientos.

Joaquina: Si lo has hecho bien, uniendo el primer policía con el segundo, arregla al gran detractor, sin hacer nada. ¿cuál es mi gran detractor?: El mundo social. ¿Qué es el mundo social?: muchas personas juntas. ¿Cuál es mi cualidad mayor?: El entendimiento. ¿Aplicado a qué?: a las personas, a la parte afectiva. Lo cual quiere decir que si yo aplico mi entendimiento a personas, de forma ordenada, se estará arreglando mi mundo social, y por ende el segundo detractor, generando un “yo puedo, yo funciono, yo lo puedo hacer” En tu caso, ¿Qué cualidad tienes dentro de ti que funciona sí, o sí?

Jon: El intelectual

Joaquina: ¿Cuál es tu cualidad, que es un poquito menos, pero que también funciona?

Jon: Poder

Joaquina: ¿Cuál es el gran detractor que te machaca?

Jon: Afectivo

Joaquina: ¿Cuál es el pequeño detractor que lo hace a ratos y apoya al primero?

Jon: Social

Joaquina: Este es el mecanismo, ahí está el rencor. Tú tendrás el rencor en los afectos de la misma manera que yo lo tengo en lo social. Si destruyes el mecanismo y va creciendo el rencor, los cuatro se convertirán en detractores. Si llegas a un deterioro muy grande, todo el sistema está contra ti.

Jon: ¿Y el ego no muere nunca?

Joaquina: Hasta que no muramos, el ego seguirá trabajando. En los 25 años que llevo trabajando he encontrado personas maravillosas. Maravillosas socialmente, intelectualmente, incluso maravillosas afectivamente, y luego en el poder se sometían.

Jon: ¿Por qué?

Joaquina: Porque el detractor es muy grande. Por ejemplo, el gran detractor de Mandela era el afectivo. Tuvo cuatro matrimonios, sufrió como un caballo, le dejaron colgado… El gran detractor de Gandhi era su soberbia. Si estás muy bien, el policía1 y el policía 2 se detectan muy bien. Si estás regular, cuesta más detectarlos. Mi experiencia me ha llevado a constatar que nos quedamos muy tranquilos y cuando queremos darnos cuenta, el detractor nos ha hecho una jugada brutal. El ego, cuanto más poderoso eres, más necesidad tiene de destruirte. Si tienes una estrategia no te hace daño, pero si no es así, el ego funciona a través de impulsos. ¿Cuántas personas no se han enamorado para darse cuenta de que han cometido el gran error de su vida? Y ¿Cuántas personas han sido un fiasco para alguien en sus vidas? Hay tres cosas para tener en cuenta: El dinero. Es uno de los puntos donde el ego nos la juega de una manera brutal. Los afectos y el prestigio social. Son las tres cosas donde más daño sufre la persona. Si hemos venido a hacer algo, y lo notamos porque nuestro sistema nos lo pide, y no lo hacemos, llegará un momento en el que perderemos el mapa. Y cuando lo perdamos, va a ser difícil que lo encontremos. Siempre hay un apoyo y una ayuda, pero a veces, a pesar de eso, seguimos obstinados. ¿Cuántas veces le hemos dicho a alguien que si sigue haciendo lo que hace va a perder su pareja, y a pesar de eso lo hace? Luego pierde la pareja y se quiere morir. En el enemigo y en el detractor no hay visión, no hay razonamiento. Te pediría que hoy, con la mano en el corazón te propusieses no intentar convencer a nadie sobre su detractor. No trabajes nunca sobre el detractor de una persona, porque se enrocará y será mucho peor. Trabaja siempre sobre su luz y sobre lo que puede conseguir. Desde ahí podrá caminar.

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