155 Revisión de lo aprendido

La noche pasada tuve un sueño revelador. Entre las luces y sombras que caprichosamente se mezclaban en el, aparecieron cuatro preguntas que voy a compartir con una doble utilidad. Si conociste en persona a Joaquina, te invito a que te hagas las mismas preguntas y te des tus propias respuestas. Si no la llegaste a conocer, piensa en algún maestro que hayas tenido en tu vida y en los aprendizajes que con él o ella hiciste. Para seguir con el espíritu del blog, formularé las preguntas en forma de diálogo, e insisto en que busques tus propias repuestas.

Joaquina: ¿Qué aprendiste en los años que estuviste a mi lado? Y no me refiero a conceptos o teorías, sino a qué aprendiste sobre ti en todos esos años.

Jon: Lo más importante de todo lo que aprendí ha sido amar la vida. Pasar de ser alguien indolente y desmotivado a alguien que goza y disfruta de la vida. También me enseñaste a amar a las personas. A ver con otros ojos al ser humano que tienes en frente, a comprenderle y amarle tal como es. Me enseñaste coherencia, integridad y aceptación. Sobre todo, a través de tus actos donde, hasta la misma muerte, fueron consecuentes tus pensamientos, sentimientos y acciones. Me enseñaste la entrega y el estar al servicio las 24 horas del día. También aprendí de ti a encontrar el propósito de mi vida y la cualidad que me lleva a ponerlo en acción.

Joaquina: ¿Qué permanece de todo eso?

Jon: Lo que permanece con más fuerza es el amor a las personas. Mirar al prójimo a los ojos y entender en cierta medida el ser que lleva dentro, su lucha interna, sus dudas, sus deseos… Todavía esa persona no es mi hermano, pero sí un amigo cercano que va a ser un compañero de viaje durante unos minutos, o durante toda la vida. También permanecen la causalidad de la vida y el entenderla como el lugar de aprendizaje donde todo tiene sentido, y todo me ocurre para aumentar mi comprensión sobre mi mismo y el sentido de mi vida.

Joaquina: ¿Qué ha vuelto a ser como era antes de conocerme?

Jon: Hay dos cosas que no aprendí, ya que se han desvanecido y solo las mantengo a base de la voluntad: La primera es la alimentación. Además, recuerdo que hace unos años lo proveíste: “Si algún día no estoy volverás a comer como antes. Quizá no vuelvas a comer carne ni pollo, pero comerás mal” Así ha sido, la alimentación no cuajó en mi con el suficiente calado, y los dulces, bollos y bebidas embotelladas vuelven a estar presentes en mi vida. Sigo vegetariano y sin probar el alcohol, pero hay mucho más desorden en la alimentación. La otra cosa son los tacos y las imprecaciones. Desaparecieron de mi habla cuando estuve con ella, y ahora campan por mi léxico de una forma, si no habitual, si con la suficiente presencia como para ser incómodo.

Joaquina: ¿Qué has aprendido nuevo desde que ya no estoy?

Jon: He aprendido muchas cosas que tú me hacías tremendamente fáciles y ahora tengo que enfrentarme yo a ellas. Casi todas tienen relación con el mundo profesional. ¡Qué fácil y cómodo es ser segundo! Cuando eras tú quien capitaneaba el barco todo era más fluido y fácil. Ahora soy yo el que capitanea y el que debe encontrar la motivación, los recursos y los seguidores, una tarea que tú hacías increíblemente fácil. He aprendido a tomar decisiones que antes recaían sobre ti. Sobre todo, he aprendido a admirarte y a dar profundidad a nuestra relación.

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