137 Relaciones de familia

En un arrebato de insensatez nos acercamos un sábado por la mañana a una gran superficie para comprar unas herramientas. Hay muchos padres con sus hijos gritando como posesos por los pasillos con la vana intención de que su progenitor despegue los ojos de la pantalla del móvil y le presten atención. Cuanta menos atención, más gritos. Cuanto más grito, menos atención.

Jon: En las relaciones personales, el proceso que me parece más inquieto del mundo es la relación entre yo y el otro. En dos segundos he pasado de no soportar al niño, a odiar al padre.

Joaquina: Los problemas en las relaciones se producen por la falta de empatía. Tú no empatizas con el pare, el padre no empatiza ni con su hijo ni con el resto de nosotros que tenemos que soportar los gritos, el niño no empatiza con nadie…

Jon: Y la cara que pone la madre me hace pensar que las relaciones de familia son las más complicadas de todas.

Joaquina: Las relaciones de familia significan una sola cosa: la unión de dos materias diferentes en una sola cosa. El niño necesita tener 50% de  un padre y 50% del otro. Necesita tener y lo tiene. En el momento en que un niño siente que una parte de lo que él es se siente rechazada por la otra parte, esa parte la esconde. Y es aquí donde se genera la sombra de la familia. Lo que hacemos es formularnos dependiendo de lo que sentimos. Cuando un niño formula una receta que no es la adecuada, formula su enfermedad familiar: me siento rechazado. Entonces hay una parte de mí que anulo.

Jon: Que es lo que siente ese niño en este momento.

Joaquina: Una conformación familiar tiene 3 elementos: El conocimiento del padre y de la madre. La aceptación del padre y de la madre. La motivación del padre y de la madre.

Jon: Lo que te decía: una relación familiar es complicada.

Joaquina: El niño es el yo de su padre y el yo de su madre. Y luego vive la unión de los dos. Si el niño hiciese la abstracción y mirase a sus padres por separado no tendría problema. Lo que los niños ven son los conflictos de la combustión de estas dos cosas juntas. Lo importante es que el niño vea a sus padres como dos entes independientes. Cuando el niño mira a sus padres, ve a ella rechazándole a él y él rechazándole a ella, aunque se lleven estupendamente. El niño se da cuenta de que se produce un acoplamiento. De que papá cambia cosas. Y mamá cambia cosas. Cuando se provocan estas combustiones, el niño va perdiendo el contacto de “quién es” y empieza a plantearse “quién quiere ser”. El “quién quiere ser” viene determinado por las relaciones entre ambos.

Jon: Entonces, si yo soy como mi padre, y escucho a mi madre decir que eso no lo acepta, lo que hago es romper mi personalidad, convirtiéndome en alguien difuso que no muestra quién soy.

Joaquina: Sí, y esto se guarda en la sombra. No quiere decir que no lo tengas, sino que lo guardas dentro y muestras lo que el otro está esperando. El niño convierte en sombra parte del padre, parte de la madre y parte de la relación de ellos dos. El niño sale a la calle limitado por: “no me siento aceptado”.

Jon: ¿Cómo se resuelve una relación familiar?

Joaquina: Mirando la luz del padre y la luz de la madre. Un niño es feliz cuando el padre y la madre le miran desde la luz de ellos, no desde su sombra. Se trata de hacer un trabajo para identificar quién eres en positivo y mostrar esa referencia a tus hijos. Para asegurar al niño que si manifiesta A o B no le va a pasar nada.

Jon: Cuando me miro desde la luz no estoy escondiendo mi sombra. Estoy mirando mi luz, y la sombra no existe. Por el contrario, cuando tengo una sombra escondida no estoy mirando tu luz. Oculto lo que soy.

Joaquina: Si pones el foco en trabajarte todos los días tus fortalezas, el niño va a identificarse con ello. Si yo me fijo en mi fortaleza, mi debilidad se va superando. Se trata de ver lo que se tiene en positivo y aquello que se tiene que trabajar. Siempre que se conecta con lo positivo se sabe decir que sí y decir que no. Cuando yo quiero hacer un plan de familia, tengo que centrarme en aquello que da la paz a las dos personas.

Jon: ¿Qué pasa ahora, con estos padres tan diferentes a los que nos criaron a nosotros?

Joaquina: En la actualidad en la sociedad hemos pasado de una familia autocrática, de unos padres autoritarios y represivos, a unos padres totalmente laxos, en aras de superar lo anterior. No es bueno ser totalmente laxo ni totalmente autoritario. Cuando los padres eran autocráticos había una sobredimensión de la responsabilidad y de lo que había que hacer. Cuando los padres son flojos, hay una falta de dimensión sobre lo que hay que hacer.

Jon: Los padres que quieran hacer un trabajo de inteligencia emocional con sus hijos ¿cómo lo tienen que hacer?

Joaquina: Deben sentarse con el hijo y ver si se conoce, si se acepta y qué motivación tiene. Si tú le preguntas al niño “para que ha venido al mundo” y no sabe contestar, es porque tú no le has dado significados. Si no le has dado significados al niño es que tú escondes el significado de por qué estás aquí. Y uno no puede ser feliz si no sabe qué ha venido a algo concreto. Necesita la concreción de “para qué” ha venido aquí. Por ejemplo, si tú piensas que ser responsable es el sentido de tu vida y de repente te das cuenta de que eso no es así, si tú lo cambias, él lo va a cambiar automáticamente.

Jon: Entonces, la sombra es la oscuridad de mis defectos, no tiene nada que ver con que me equivoque.

Joaquina: La sombra es no querer ver lo que uno es en negativo. E incluso en positivo. Sombra es ver que tienes un defecto, y como no quieres sacarlo, entonces te lo guardas. Eso es sombra. Equivocarse es luz. Cuando a un niño no se le ha enseñado a sobrevivir, entra en la oscuridad de su vida. En el momento en que al niño se le da todo solucionado se ha destruido su primera parte: el autoconocimiento. Si no se le enseña a sobrevivir no estará sano. ¿Has puesto a un niño a dirigir la casa? ¿Has puesto a un empleado a dirigir tu empresa? Cualquier cosa de estas les hace pensar que tú piensas que ellos pueden. Si no se les enseña a los niños el “yo puedo”, no tendrán confianza en sí mismos.

Jon: Porque se crea una falsa confianza donde el niño, y el empleado, internamente saben que no están a la altura de lo que les pedimos.

Joaquina: Las familias se arruinan para generar otra vez espacios de crecimiento. Los fracasos profesionales se originan para crear otra vez espacios de conocimiento. Cuando más arriba está un padre, más fracasado es un hijo. En la medida que lo conviertes en todo lo contrario, lo conviertes en alguien que tiene que hacer tu mismo proceso, y aparecen dos ganadores.

Jon: Así es, los hijos no son meros espectadores de la vida. Tienen que aprender a vivir, sentir y pensar. Y esta es la mayor empatía posible. Empezar a que él viva por su cuenta. Los padres no empatizamos para ponernos en el lugar del hijo y ponernos a enseñarle los pasos.

Joaquina: Desde el momento que quieres ser como alguien, estás perdido. La empatía máxima es dejar que el niño tenga su propio proceso, recordando que tiene un 50% tuyo y un 50% de su madre. Y no olvidando que tu proceso no es el mismo que el de su madre. El proceso del niño es una mezcla de dos procesos totalmente diferentes. Permitirle su evolución y su tiempo. Y saber que no va a hacer jamás lo que tú haces.

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