Jon: A veces te he oído decir que tenemos miedo a ser felices. A casi todo el mundo le oigo decir que precisamente lo que busca en esta vida es la felicidad. Entendida, eso sí, cada uno a su manera.
Joaquina: Boicoteamos nuestra felicidad a través de querer ser especiales. Pregúntate cual es el foco de intención de especialidad que te hace separarte de los demás. Esa especialización es la que te hace hacerles daño.
Jon: Además de por ser de Bilbao, también por mi altura.
Joaquina: Lo de vasco vamos a dejarlo, pero el cuerpo físico es una gran arma de especialización. Ser hombre o mujer nos puede hacer sentir especiales. La fuerza y la debilidad también. Muy importante, la belleza y la fealdad. Nos sentimos guapos y feos y utilizamos al otro para sentirnos diferentes. Y, como dices, ser alto o bajo también nos hace sentirnos diferentes. Todos estos matices de la corporalidad hacen que la persona sea diferente y especial.
Jon: Los años también, por diferentes motivos, desde la prepotencia corporal de la juventud, hasta la intelectual de los mayores.
Joaquina: La edad. El hombre debería ver como un valor el paso del tiempo, es la experiencia, poder vivir desde un lugar de referencias profundas. Una gran especialidad la hemos convertido en algo refractario que nos hace mucho daño. No deberíamos pasar por el calvario de mirarnos y mirar las diferencias. La causa de mayor infelicidad en la mujer está en el cuerpo. ¿Qué ha hecho al ser humano tener un medio para ser único y convertirlo en una situación castrante? ¿Qué nos ha hecho ver el cuerpo como un fin y no como un medio? ¿Qué hace el hombre, que el medio que tiene para ser feliz, que es la expresión de su cuerpo, lo utilice para separarse de los demás y sufrir?
Jon: Efectivamente, no es lo único por lo que somos seres humanos. También está la condición de la palabra, la condición de la inteligencia, la condición de poner el cerebro a nuestro servicio
Joaquina: Así es, nunca el cuerpo tendría una dificultad si nuestro cerebro está de acuerdo con él
Jon: ¿Qué estímulo hay para que el cuerpo sea una comparación?
Joaquina: No miramos más allá de nuestro cuerpo para no mirar los otros atributos. El cuerpo en sí mismo es un medio, en ningún momento es un fin. Somos una consecuencia de la suma de seres de esta creación. Por ejemplo, todos somos la parte de un elefante, cualquier especialidad que sintamos para sentirnos mejor que alguien es un error. No puedo ser más allá de lo que somos todos, una suma de experiencias. Ni el intelecto, ni la mente, ni la emoción están abstraídos de la unidad, que somos todos. Ahora deberíamos estar en estado colaborativo, y eso exige destruir la especialización. ¿Te separas por el cuerpo? ¿Te separas por el intelecto? ¿Te separas por qué compites con el otro?
Jon: Tiendo a separarme por el intelecto
Joaquina: La primera clave para no ser felices la hemos puesto en el cuerpo. Todos somos diferentes, ninguno es especial. Especial en el sentido especial de que eres diferente y que tienes un valor añadido que otro no tiene. Cuando competimos hacemos una abstracción de la diferencia de percepción. Cuando te consideras especial pones un atributo en lo físico, lo emocional, lo relacional, lo racional, lo mental o lo espiritual.
Jon: Sin embargo, se potencia la competitividad y la diferencia como algo no solo bueno, sino como objetivo. Especialmente en los jóvenes.
Joaquina: Mas de un 80% de los problemas de juventud son por el cuerpo. En cada sitio estamos poniendo el especialismo como separación de los demás. ¡Claro que somos diferentes! pero no especiales, el cuerpo es una manifestación, y la más poderosa de las diferencias. Si no detectamos dónde hemos puesto la fuerza, en la belleza, delgadez, gordura, ése es el primer elemento importante que debemos averiguar. Para eso se necesita flexibilidad. Cuando la flexibilidad no existe, lo que veo es el rechazo, si odio ser mujer u hombre mi vista empezará a sentir que rechazo a la gente.
Jon: También está la separación desde el mundo emocional ¿no?
Joaquina: Los sentidos son las primeras separaciones en nuestro mundo emocional y lo que nos impide expresar emociones, es otra de las partes que nos separa profundamente de los demás. El tacto es para respetar el ritmo de los otros, para respetar la inteligencia de los demás, la falta de tacto para comunicarnos marca una diferencia. Qué rápido decimos: no me gustas. Si realmente somos personas y seres humanos, ¿qué nos hace creer que tenemos que sentirnos diferentes a lo que sentimos dentro? ¿Qué pasaría si quitáramos el juicio de lo que piensan los demás de nosotros? ¿Hay alguien que cuando se levanta por la mañana piensa en lo que sienten los demás por él?
Jon: Sí, estoy seguro de que a ninguno se nos ocurre entrar en casa y ponernos la mejor ropa, porque estamos con nosotros.
Joaquina: Sería bueno que todos hiciéramos el siguiente ejercicio: Escribo mi nombre y mi género. Me pregunto: ¿Qué parte de mi cuerpo que encuentro especial me hace sentir separado de los demás? ¿Cuál de los sentidos me hace estar más sensible a las personas? ¿Qué elementos de la inteligencia provocan la separación? Analiza cómo te relaciones con los demás desde el cuerpo, emoción, intelectualidad. Piensa qué ocurre cuando una persona te habla de una manera que no entiendes ¿Cómo te sientes?
Jon: ¿El objetivo sería saber dónde está nuestro lugar de trabajo personal para sentirnos diferentes?
Joaquina: Para no hacer daño, es necesario saber que parte de nuestro ser nos hace entrar en conflicto. Si no puedo expresar mis emociones, ¿qué parte de mi ser entra en conflicto? Es nuestra percepción lo que nos hace sentirnos especiales, es porque creemos que nuestra especialidad es más que todos los demás. Qué nos hace vivir en un entorno en que la fluidez sería lo normal y, sin embargo, aparece la tensión.
Jon: ¿Nos querríamos a nosotros mismos no siendo especiales?
Joaquina: No soportamos no ser especiales, todo lo que haces para alguien, es porque lo necesita tú. Tú haces una percepción de lo que siente el otro, en relación con lo que sientes tú. Queremos ser especiales porque odiamos lo que somos. Ningún ser humano en su sano juicio haría algo que le quita la paz, lo único que podemos ser es lo que somos y de ahí abrirnos a lo que queremos ser cada día. Si te consideras una persona especial estarás trabajando para la sociedad. Si me siento uno, empiezo a construir la felicidad interior.
Jon: ¿Qué necesito para construir mi interior sin competir con nadie?
Joaquina: Cualquier modelo que tienes cerca es un modelo para poder caminar. En lugar de compararte, piensa: aquí tengo que trabajar. Lo que nos separa de los demás nos hace perder la paz. Cuando comparamos con el cuerpo tenemos miedo a no ser personas con poder. Cuando no podemos sacar nuestras emociones que no son buenas, ira enfado… rechazamos y nos convertimos en personas duras o demasiado blandas. Cuando nuestro conflicto está con la inteligencia, perdemos la motivación al sentimos torpes. Cada vez que decimos a un hijo que no vale para una materia le quitamos la felicidad y la motivación. Si una persona es lenta para hablar, dale tiempo y fortalécela. Si tienes dificultades para tomar decisiones y liderar tu vida, entras en el pesimismo. Si te notas muy dependientes, tienes dificultades para conseguir la libertad.
Jon: Y el modelo puede ser la pareja…
Joaquina: Si estás con una pareja, aprender. Por ejemplo, si mi pareja se expresa, aprender yo a expresarme. Si es alegre, preguntarle de dónde nace esa alegría. ¿Cómo se aprende? Pues se aprende de aquello que no se critica. Si tu pareja tiene la capacidad de la expresión emocional en todo, palabra movimiento etc. de ahí extrae un comportamiento único, y cámbialo en cinco niveles: En el cuerpo. En el movimiento. En el concepto. En la expresión. En la emoción. Haz el aprendizaje de tu pareja, de lo que te hace falta, y así rompe la especialidad incorporándolo. Así verás la diferencia en la percepción y la igualdad en la realidad. Cuando eliges al otro es porque ese lugar lo quieres recoger, no eres carentes de nada, tu percepción es lo que lo hace. Cuando no podemos ir a un sitio, lo descartamos y atacamos. Mira a la otra persona rica, y mírate rico.