Vamos paseando en una tarde tranquila de invierno y, a pesar del frío, nos quedamos mirando un grupito de jóvenes haciéndose autorretratos con el móvil, riendo y pensando que son diferentes.
Jon: ¿Por qué esa lucha por pertenecer a una tribu y a la vez querer ser especial? ¿Es una búsqueda de sentirnos, reconocidos, aceptados, amados? O todo lo contrario…
Joaquina: Para no sentirnos amados tenemos que sentir que el otro y nosotros somos una cosa diferente. Cuando empezamos a sentirnos especiales es cuando empezamos a medir, o todo es para nosotros o todo está mal. Pensamos que somos Dios y que nos tendrían que mirar todos. ¿Por qué no entendemos que una persona no nos puede dejar y nosotros sí lo podemos hacer? ¿Podrías amar a todos por igual y no sentirte fragilizado? Nos valoramos y al valorarnos competimos, y con ella aparecen dos complejos: De superioridad, y de inferioridad. Todos tenemos los dos, salimos al mundo de forma diferente. El concepto de complejo surge de valorarse, tiene que ver con cosas mías, quiere decir que compito, tiene varios elementos.
Jon: Sí, lo típico, queremos ser hombres, somos mujeres, queremos ser altos, somos bajos, queremos ser delgados somos gordos, queremos tener el pelo liso, lo tenemos rizado.
Joaquina: Los complejos son la elegancia suprema para no ser felices. Los físicos, nuestra tortura personal, cómo nos tratan, nuestra creencia… Los emocionales, hay personas que creen que expresar las emociones en estados alterados es emocional. Hay personas que no son capaces de expresar lo que sienten. Quien siente que tiene complejo emocional va a machacar, el que no, se va a sentir machacado. Y también está el complejo intelectual. En realidad, nuestra capacidad es racional, no intelectual, racional va más allá. Hay personas que tienen complejo de personas intelectuales y no son racionales. Los complejos intelectuales, muchas veces se convierten en querer tener la razón.
Jon: Los Intelectuales, como personas que acudimos a los libros para tener la razón.
Joaquina: Quedan las personas mentales, que tienen la capacidad de decidir y llevar las cosas a la acción, y por último los espirituales, que se las dan de espirituales.
Jon: ¿Todos tenemos alguno?
Joaquina: Todos están en nosotros
Jon: ¿Qué hace que algo que hemos decidido nosotros, lo convirtamos en una herramienta contra los demás? Porque te he oído mencionar en alguna ocasión que elegimos los complejos.
Joaquina: Si te sientes intelectualmente inferior, vas a ser víctima de todos los que se consideran superiores, eso es una decisión. Son decisiones que tomas, cuando los padres no te han dejado ser algo. Ser intelectual es abrirse a los conocimientos. El especialismo nos hace creer que los puntos que hemos abierto son nuestros y los puntos ya están abiertos. Las ideas están en el mundo, tu decides como mirarlas.
Jon: ¿Qué es el especialismo?
Joaquina: El especialismo es que creemos que nuestra decisión es mejor que la de los demás. Sin embargo, hay partes en las que nos sentimos superiores y partes en las que nos sentimos inferiores.
Jon: ¿Dónde tenemos el de superioridad y donde el de inferioridad?
Joaquina: Donde está el conflicto está la visión. Nos amargamos la vida, con lo físico, con la emoción o con la razón. Todos necesitamos saber dónde está nuestro complejo, con el de inferioridad nos estamos destruyendo y con el de superioridad destruimos a los demás. O salimos de los complejos, o nos vamos a cercenar, o vamos a cercenar. El complejo de inferioridad te hace sentirte como si estuvieras jugando con el mejor jugador. El de superioridad como si tu fueras el mejor jugador.
Jon: Y ahí es donde nacen las víctimas y los victimizadores.
Joaquina: En efecto, todos somos víctimas y victimizadores. No todos salimos de la misma manera, hay personas que salen como víctimas, aunque después ataquen, o como victimizadores aunque se sientan atacados. Los que se sienten víctimas creen que les faltan cualidades. Las personas que van de víctimas hacen más daño a la sociedad que las que van de victimizadores porque somos carne de cañón para que nos ataquen. Lo más alejado de Dios es sentirnos carentes.
Jon: ¿Cómo se trabaja el especialismo?
Joaquina: Sentirse víctima es el especialismo mas dañino, dejar de tenerlo dentro, pero sobre todo dejar de ejercerlo fuera, no puede haber nada más lejano que no puedo “no ser”. Cuando destrozamos a la víctima, nuestra parte maravillosa crece. Cuando nuestra víctima desaparece y al victimizador le damos sentido común nuestra vida crece. Si te sientes víctima de una parte de ti, no te mueves.
Jon: Entonces, ¿cómo trabajamos el ser víctimas?
Joaquina: La persona que es víctima pone todo su interés en el complejo de inferioridad. Detrás de ello hay una negación absoluta a darle eso al mundo, hay algo que no da nunca, son personas que han decidido no darse plenamente al mundo, hay una cosa que han decidido no darla, se sienten sucias, malas, inapropiadas. Es una forma de protegerse. Lo que hacen para poder mantenerse es estar permanentemente en estado de debilidad, a partir de ahí los que exhiben fuerza son malos. Hay un daño infantil que esa persona ha hecho suyo y no creen ser merecedoras de una parte divina de la naturaleza, hay un sentimiento de ser inapropiados, de ser sucios, “prefiero no dar nada a que se me vuelva a hacer daño en ese punto”.
Jon: Sí, pero ¿por dónde se empieza?
Joaquina: Lo primero es dejar de ser víctima, darse cuenta de que la debilidad es suya, no criticar y no atacar que hay buenos y malos. Al llegar a casa, a cuántos he visto malos y a cuántos has criticado. El destrozo del mundo está en las víctimas. Los que son víctimas es porque están retorcidos, quieren culpar todo el día, ver lo malo. Como odia a los que atacan, no atacar. Los que salen de victimizadores, se sienten superiores y con eso atacan, pero tienen una parte de víctima. Lo único que nos hace cambiar es la toma de conciencia de las cosas “yo soy víctima porque me siento así”, ya no tiene sentido echar la culpa. Si tu susceptibilidad es “pienso que molesto”, ya sabes que es tu problema, deja de atacar y criticar.
Jon ¿Y los victimizadores, como yo?
Joaquina: Victimizadores son los que atacan. El concepto de atacar es “yo tengo algo más, soy superior”. Ataca para esconder en lo que se siente inferior, y cuanto más ataca, más ve la inferioridad. Cuando deja de atacar verdaderamente es superior, su debilidad se va. En la medida que siente que el complejo de inferioridad no va a quedar a la luz desaparece, “no voy a atacar”. Deja de atacar, y te verás fuerte y sentirás a los demás fuertes. El victimizador sale aprobado, no deja en evidencia que algo pasó mal. Si dice “yo tengo sobresaliente y los demás no tienen ni idea …” Si te dicen que eres torpe y te afecta, revísalo, si algo te afecta es que eres víctima. Para estar juntos, algo tenemos que cambiar y el especialismo no nos lo permite. Hay algo que podemos hacer para ser mejores juntos, porque en cada esquina hay alguien sufriendo, padeciendo y no somos felices, si en un rincón alguien está mal, el mundo está mal. No hay nada mas triste que no ser creíbles, ni la víctima, ni el victimizador son creíbles. El especialismo nos va convirtiendo en pequeñas migajas, el amigo que tienes cerca es el que te victimiza o el que victimizas tu.
Lo importante es agradecer a las personas que se sientan maravillosas y dejar de atacar. Los que se sienten víctimas no quieren perdonar. Si anulamos las víctimas no habrá dictadores.