95 El camino de la Diosa

Salimos del Curso “El camino del Héroe” y nos vamos a cenar a un sitio tranquilo, donde ya saben de nuestras rarezas culinarias y nos sientan en una mesa retirada, acompañados por un plato de aceitunas Gordal.

Jon: Enhorabuena, como siempre, ha sido un curso genial. Me he quedado con una pregunta: ¿Y las mujeres? ¿Qué hay de los arquetipos femeninos?

Joaquina: Los arquetipos femeninos los conforman las diosas, y en este contexto, la palabra femenino no está restringiendo un género si no que representa a hombres y mujeres por igual. Lo masculino con los héroes y lo femenino con las diosas no se refieren a los órganos sexuales, sino a la estructura de nuestra conciencia. En palabras de Jung: “este par primordial de opuestos simboliza cualquier par concebible de opuestos que pueda darse: caliente y frío, luz y oscuridad, norte y sur, seco y húmedo, bueno y malo, consciente e inconsciente”. Cuando somos conscientes de nuestros dos polos, masculino y femenino, existe dentro de nosotros una dinámica armoniosa.

Jon: Pero son mas evidentes en las mujeres ¿no?

Joaquina: Sí, por la libertad que se da de vivirlas. El ánima del hombre las oculta por miedo a dejarse arrastrar por su poder. Las más libres en el hombre son las tradicionales y Hestia. Artemisa podría ser identificada en los hombres que nunca han dejado entrar a una mujer en su vida. Los procesos hormonales son menos detectables en los cambios de diosa del hombre, siendo sin embargo muy significativos de 35 a 45 años

Jon: Como ya sabes que soy mitad pedante, mitad discutidor, y me he traido al curso este libro de la antropóloga Manuela Dunn Mascetti. Te leo literal: “para las mujeres contemporáneas, las Diosas ya no forman parte de una estructura religiosa y social, sino que existen como arquetipos psicológicos. La Diosa reside en el corazón de toda mujer. Los mitos de lo femenino son un vehículo para la comprensión de los arquetipos que actúan en nuestra psicología y personalidad, pues ellos delinean los modelos psicológicos que nos influyen. Toda mujer siente afinidad hacia una o más Diosas, teniendo en cuenta o combinándose elementos tales como la familia, las circunstancias, las condiciones y la predisposición al cambio. Las experiencias del crecimiento físico y psicológico se registran en el inconsciente colectivo en forma de arquetipos».

Joaquina: Todas las diosas son patrones potenciales en la psique de todas las mujeres. Qué diosas se activan en una determinada mujer, en un momento específico, depende del efecto combinado de una pluralidad de elementos que interactúan entre sí: predisposición de la mujer, esperanzas y el propio entorno familiar. También la cultura, las vidas de las mujeres están moldeadas por los roles tolerables y las imágenes idealizadas de cada época. Estos estereotipos favorecen a algunos patrones de diosas sobre otros. Por supuesto las hormonas, que refuerzan algunos arquetipos a expensas de otros según estén embarazadas, tengan el período, en la pubertad…

Jon: Me imagino que también las etapas de la vida.

Joaquina: La mitad de la vida es una época de transición que suele marcar el comienzo de un cambio de diosa. En algún momento, entre los 35 o los 45 años, palidece la intensidad del arquetipo predominante de los años anteriores, lo cual permite que emerjan otras diosas. Otra transición tardía en la vida es el periodo de la posmenopausia, el estado de viudedad, la jubilación o sentirse vieja y donde también puede haber una variación. Los patrones emocionales están movidos por dos tipos de fuerzas: Fuerzas internas: arquetipos; y fuerzas externas: estereotipos.

Jon: La concepción del universo divino de los antiguos griegos incluía numerosos dioses, semidioses, héroes, espíritus y fuerzas sobrenaturales. Los griegos inventaron varias combinaciones posibles de divinidades según ciudades, épocas o concepciones del mundo, propias de agrupaciones concretas. En los diversos panteones que idearon las ciudades griegas, el elemento femenino ocupa un lugar tan importante como el masculino. Así, entre las doce divinidades del Olimpo hay seis dioses: Zeus, Poseidón, Hades, Apolo, Ares y Hefestos; y seis diosas: Hestia, Démeter, Hera, Artemisa, Atenea y Afrodita. ¿Te estás refiriendo a estas diosas?

Joaquina: Estas diosas, junto con la hija de Démeter, Perséfone, reflejan la parte anímica de cada individuo dentro del inconsciente colectivo. Esta incorporación de los sentimientos debe realizarse primeramente en cada uno de nosotros para luego salir y abrirnos a las relaciones con los otros. Debido a esta intimidad y sociabilidad de los sentimientos, contemplo a las diosas en dos familias: No comprometidas y comprometidas.

Jon: Déjame adivinar. Las no comprometidas imagino que representan los roles femeninos de la independencia, autosuficiencia, el ir hacia objetivos y el pensamiento lógico. Diosas más solitarias que no buscan compromisos: Artemisa, diosa de la caza y de la luna, hermana y rival. Hestia: diosa del hogar. Atenea: la estratega diosa de la sabiduría y de la artesanía. Y las comprometidas, con los roles de esposa, madre, hija… bastante maltratadas, por cierto, por los dioses masculinos: Hera: esposa y diosa del matrimonio. Démeter: madre, diosa de las cosechas. Perséfone: la doncella, la hija. Afrodita, diosa del amor y la belleza, la amante.

Joaquina: Profundizando un poco, las tres diosas no comprometidas personifican los aspectos independientes, activos y de no-relación de la psicología femenina. Artemisa y Atenea son arquetipos orientados hacia fuera y hacia el logro, provocan los impulsos internos para desarrollarse, ir en pos de intereses, resolver problemas, competir con los demás, expresarse de manera articulada o artísticamente, poner en orden su entorno. Hestia se enfoca su atención hacia dentro, provoca el impulso del llevar una vida contemplativa, buscar la soledad. La mujer que haya querido alguna vez “un espacio para sí misma” tiene algo de estas diosas.

Jon: ¿Y su relación con los hombres?

Joaquina: No tienen necesidad de un hombre o de ser validadas por él y nunca un hombre penetró su mundo. Además, son las únicas entre dioses, diosas y mortales que fueron inconmovibles por el irresistible poder de Afrodita. No les conmovía el amor, la sexualidad ni el enamoramiento. Cuando el arquetipo de estas diosas es el dominante, la mujer es “completa-en-sí-misma”. Una parte importante de su psique “no pertenece a nadie”. Estará motivada por sus valores internos, de hacer lo que tiene sentido para ella o le llena, con independencia de lo que piensen los demás. Las mujeres que siguen sus propias inclinaciones para desarrollar sus talentos y concentrarse en obtener lo que tiene un valor personal para ellas, suelen evitar desempeñar papeles tradicionales de mujer. El desafío es cómo hacerlo.

En el extremo opuesto del restaurante se sientan tres mujeres que rozan los cuarenta y hablan animadamente. Su comunicación no verbal refleja tres personalidades distintas, pero con algo que las une. La que más gesticula lleva ropa deportiva, pelo corto y sus gestos son fuertes y vivos. Enfrente, unos ojos displicentes la observan detrás de unas gafas redondas. Con el pelo recogido en una coleta y la mano derecha sujetando el mentón, parece no aprobar mucho los argumentos de su amiga. La tercera mujer, más arreglada,  un poco ajena a la conversación, mira de cuando en cuando su teléfono.  

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