Jon: Teniendo ya muy claro el “qué”, llegamos al como conseguir eso que quiero.
Joaquina: Todo objetivo tiene una información y también tiene un proceso, y el proceso tiene que estar en equilibrio con nuestro sistema de gozo, es decir, que el proceso tiene que ser para nosotros gozoso. Cada persona necesita identificar que es lo que le provoca gozo en la consecución del objetivo. Podremos ir identificando qué forma de pensar, qué forma de sentir vamos a tener en relación con ello, quiero estar sola en el proceso, quiero estar con personas, etc. No son los placeres sino los gozos lo que nos estabiliza.
Jon: Es decir, es necesario que seamos conscientes de cómo nos encontramos ante nuestro objetivo.
Joaquina: S. ¿Cómo te encuentras ante tu objetivo de ganar dinero, de tener un trabajo que te de una rentabilidad económica, que te permitas sentirte libre y que puedas mantener tu vida y tu estatus?
S.: ¡Hombre me siento esperanzada, sólida si lo consigo!
Joaquina: Bien, piensa ahora en el proceso. ¿Qué cosas tienen que ir pasando en el proceso para que tú sientas el gozo? Necesitamos verificar si estamos creyendo en el proceso. Antes, en el “qué” observábamos la fuerza y la firmeza. Ahora en el “cómo” observamos la calidez de la voz y la calidad del movimiento.
S.: Pues, tiene que ir pasando que no pierda el objetivo.
Joaquina: S. ha sentido que en el proceso hay algo que la puede molestar. Ha habido un cambio en su voz que se ha puesto árida, ha perdido el canto. Ahora piensa que en el objetivo tienes vas a ser una profesional sólida que va a ganar el dinero que necesita para mantener su equilibrio y además vivir tranquila. ¿Qué es lo que tiene que pasar en el proceso hacia tu objetivo?
S.: Primero, que yo aclare cuál va a ser mi futuro profesional, ese va a ser el primer paso y una vez que ya tenga claro lo que voy a hacer…
Joaquina: Cuando S. ha dicho que quiere aclarar su proceso profesional, su cuerpo y su voz se han enternecido, lo expresa de manera agradable. Lo que la enternece, lo que le provoca ilusión, lo que le hace sonreír, lo que le hace moverse gratamente, tiene que estar en su proceso, así como lo que la pone tensa no tiene que estar. En el proceso vemos qué cosas tienen que ir pasando. El objetivo de S es ganar el dinero, suponiendo que ganara 50,000 euros y quisiera ganar 200,000 euros, estarían dentro de su objetivo. Y en el proceso estaría aclarar su futuro profesional. ¿Y que quieres que te pase además?
S.: Quiero estar tranquila.
Joaquina: ¿Cómo vas a conseguir estar tranquila?
S.: ¡Pues enfocándome!
Joaquina: Ha surgido en ella algo de tensión. Eso no le gusta tanto, por lo que hay que ir para atrás, regresando a donde estábamos.
Joaquina: Aclaramos nuestra vida profesional y ¿que otras cosas van a ir pasando?
S.: Que habrá tranquilidad, estabilidad…
Joaquina: Está cómoda. Es decir, tranquilidad, estabilidad…
S.: Contenta, muy contenta.
Joaquina: ¿Y, qué cosas no quieres que pasen en el proceso?
S.: No quiero perderme, No quiero dar bandazos, y no quiero estar triste.
Joaquina: Muy bien, perfecto. Estás hablando de que no quiere perder el tiempo, lo que ella habla es de que su gestión del tiempo es su mayor detractor. Entonces, en el proceso, S. va aclarando su vida profesional, va a buscar la tranquilidad, va a buscar la calma, estar bien y lo que va a tener como cuidado es su gestión del tiempo. Las personas físicas son prácticas y pueden con mayor facilidad plantearse el objetivo y moverse en él. A diferencia, las personas emocionales se conflictúan al establecer sus objetivos y perseguir sus logros, no quieren caminar hacia la practicidad y prefieren estar en el disfrute, no en el gozo, y esto es perder el tiempo. S. sabe, dentro de sí, que pierde el tiempo. Su objetivo no puede ser aprovechar el tiempo porque eso sería una obligación, una imposición y de esa manera no funcionaría. De lo contrario ya lo habría hecho. Hay algo en perder el tiempo que a ella la separa del éxito.
Joaquina: S. cuando pierdes el tiempo ¿para qué es?
S.: Para no hacer algo que sé que tengo que hacer.
Joaquina: Ponme un ejemplo.
S.: Pues, por ejemplo, ponerme a estudiar Diseño Web.
Joaquina: ¿Qué pasaría si estudiaras Diseño Web?”
S: Que aprendería.
Joaquina: Sí, pero ¿qué pasaría? Imagina que ya estás estudiando Diseño Web. Ya lo has aprendido, ¿qué pasaría en tu vida?
S.: Pues que tendría una mayor cualificación.
Joaquina: Cuando has tenido una cualificación muy alta y te has empleado al 100 % en tu trabajo, ¿qué ha pasado?
S.: Pues que he conseguido mucho éxito y mucho reconocimiento.
Joaquina: ¿Y qué has perdido?
S.: Bueno pues sí, a veces tiempo de estar con mi familia, por ejemplo.
Joaquina: Bien, dime si en estos momentos, para ti es prioritario estar con tu familia.
S.: No.
Joaquina: Acabas de mentir.
S.: ¡Hombre! vamos a ver, siempre es prioritario estar con mi familia.
Joaquina: No, no siempre es prioritario estar con tu familia. S. necesita analizar que estar con su familia, o con alguna persona que la está necesitando en este momento, es una imposición. Como sabes que si aprendieses diseño te dedicarías en cuerpo y alma a tu trabajo, como tienes esa imposición, ¿qué haces?
S.: No aprenderlo.
Joaquina: Una persona no puede conseguir que otra pierda su objetivo cuando está enfocada hacia el éxito y sabe que el éxito son horas de preparación. Entonces, S, si estás pensando en la tensión, “voy a tener que estar en mi casa mirando a mi madre y me apetece estar de copas con mis amigas”, no va a funcionar el objetivo. Acabarás diciéndole, aunque sea por dentro: “Ya está bien, cúrate esa hernia, tía”
Joaquina: Ya hemos identificado el detractor del éxito. Tanto en el caso de S. se encuentra en el manejo del tiempo. S, ¿por qué quieres hacer este objetivo?
S.: Bueno, pues porque eso es algo que a mí me produce mucha ansiedad.
Joaquina: Eso es lo que nunca puede pasar en el “por qué”. Nunca en el “por qué” aparecen sentimientos, justificaciones o problemas. No puede estar basado en cuentas de todo lo que no funcionó. El “por qué” puede partir únicamente de los conocimientos que tenemos para lograr nuestro objetivo. A partir del “porque yo conozco o sé esto”. Viene de todo lo que tenemos para llegar a lograr nuestro objetivo, todo el potencial y la fuerza intelectual. “Porque soy una persona profesional”, “Porque he estado 20 años trabajando”, “Porque además tengo la capacidad de adaptarme”. etc. Todo lo que conozcas, físico, emocional, intelectual, racional y espiritual está incluido, todos los conocimientos, y nunca nada negativo. S, ¿qué te va a llevar a encontrar el trabajo que te permita realmente llegar a tener esa tranquilidad? No son tus errores, son tus grandes conocimientos.”
S: Porque quiero esto, porque me lo merezco y porque yo lo puedo conseguir, porque yo tengo todas las capacidades para conseguir lograrlo.
Joaquina: El “para qué” siempre nos trasciende, siempre va más allá. Nos va a beneficiar a nosotros, a nuestro entorno más cercano, a nuestro siguiente entorno y desde ahí se hace un objetivo realizable. Si un objetivo solamente sirve para nosotros, no será realizable, lo dejaremos a la mitad del camino, porque sentiremos que no hemos hecho nada. ¿Para qué lo quieres, S?
S.: Para vivir tranquila.
Joaquina: Si tú realmente vas a conseguir ser una profesional, que tiene la capacidad de tener calma, tener tranquilidad, estar estable y además tienes la capacidad de estar alegre y que el único detractor que tienes es el tiempo, y que tienes todos los conocimientos y que además todo esto te va a llevar a un sitio. El “para qué”, es que va a cambiar, no sólo a ti, sino a tu sociedad. Te trasciende a ti, y si no es así, no vale el “para qué”. Entonces nuevamente te pregunto: ¿para qué lo quieres?”
S: Para darme una estabilidad.
Joaquina: Para darme una estabilidad a mi, para dar una estabilidad a mi familia, para que realmente las personas que estén cerca de mi vean cómo se puede llegar a ser, para ser un maestro de que las cosas se logran, para tener una identidad y una expresión que va más allá de mis condicionantes, para realmente ser una manifestación de lo que se puede llegar a hacer y para ser líder de mi destino. Esa es la realidad, y esa es tu realidad, lo que pasa que no lo ves así. ¿te das cuenta?
S: ¡Sí, sí!
Joaquina: ¿Alguien mas quiere testar su objetivo?
L: Mi objetivo es ver lo positivo de las personas.
Joaquina: ¿Es vital para ti? Si es así, entonces, ¿qué te ha llevado a no hacerlo ya?, ¿qué dificultad tienes para no ver lo positivo de las personas? ¿Cómo vas a medir el esfuerzo? ¿cómo vas a medir el cambio? Ahora pienso mal de una persona cinco minutos y mal de esta otra otros cinco minutos… Pensar mal o bien de las personas es un ejercicio que no se puede medir, porque el pensamiento no se puede medir. Si hablas de lo que les haces a las personas cuando piensas mal de ellas es posible que puedas medirlo. Es necesario plantearnos objetivos que estemos dispuestos a realizar, y no engañarnos a nosotros mismos con objetivos que nos decimos a nosotros mismos desde hace años y no los cumplimos, porque no tiene sentido.
Lo importante es que no luchemos contra algo que no conseguimos. Si piensas mal de la gente es porque miras sus errores. Entonces: “quiero dejar de ver los errores de la gente”. Si miras qué te lleva a pensar mal de la gente y te marcas como objetivo eso, será más posible que lo hagas. Sentirnos culpables porque no lo hicimos, no funciona. No hay nadie que tenga voluntad fuera del gozo, fuera del aprendizaje y fuera de la utilidad. Si entendemos la utilidad de quitarnos un trozo de pan, lo vamos a hacer sin acordarnos del pan. Si tú notas la utilidad de mirar a una persona con amor, lo harás sin necesidad de quitarte nada que te guste.
Me encantan estas sesiones!!!
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Muchas gracias Mariola, qué bueno sentirte cerca
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