Jon: ¿Cómo puedo aceptar mi personalidad tal como es?.
Joaquina: Cuando tienes un padre y una madre delante y no sientes que son tus padres, si no que sientes que son un padre y una madre que tienen un hijo cerca, tardarás pocos minutos en darte cuenta de que la madre o el padre acepta a aquél que se parece a él, y al otro pude tenerle una pequeña inquina.
Jon: Esto nos muestra la dificultad para aceptar la diversidad.
Joaquina: Nos hemos casado con una persona, que la queríamos, y de ahí sale un ser: un hijo. Y ese hijo manifiesta la mayor diversidad. Ya antes de crecer ha adquirido particularidades en su forma de expresarse, el sueño, la vida, la comida… Entonces escuchas a un padre o a una madre decir: “Es que eres igual que el otro”. Y sobre todo cuando hace algo mal: “Tu hijo ha suspendido”. Ahí te das cuenta de la falta de aceptación de la diversidad.
Jon: Claro, y cuando se tienen varios hermanos, alguno ha tenido la suerte de sentirse aceptado, por al menos uno de los padres.
Joaquina: Pero somos muy egoístas. Yo tengo clarísimo que mi padre me ha aceptado, pero quiero que me acepten los dos igual. De 12 a 24 años, todos los mecanismos de defensa emocional tienen como resorte el no haberse sentido aceptados.
Jon: ¿Es en esa edad cuando nos sentimos rechazados?
Joaquina: Puedes haberte sentido rechazado mucho antes, sobre todo de 4 a 8 años. Pero de 12 a 24 años, nuestra juventud puede haber sido muy dolorosa en relación con nuestros padres. Todo el poso de palabras en las que nos han dicho que no éramos adecuados para uno, es lo que ha hecho que en este tiempo salgamos al mundo y a las relaciones muy mermados en nuestro potencial.
Jon: Me decías el otro día que para llegar al amor a uno mismo era fundamental tener integrados al padre y a la madre. ¿Lo que estás haciendo ahora es ver dónde rompo el camino para llegar a la integración?.
Joaquina: Si no tienes autoestima y no tienes autoaceptación, el problema está en papá y mamá. Y las dos cosas vienen en la maleta, es decir, la autoestima y la autoaceptación son los dos primeros pasos para poder llegar a ser felices, y ya los traes de serie porque tienes un padre y una madre. La autoestima es la conexión con tu mundo interior, y la aceptación es tu conexión con tu mundo más cercano. Para trabajarlo: ¿Cuál sería tu propósito?.
Jon: Para trabajarlo… Amarme a mi mismo.
Joaquina: Te has dado cuenta de que tienes una debilidad en el amor a ti mismo. El reino que está dañado en la falta de amor a ti mismo es el familiar. El de origen. Ahí tienes que encontrar dos cosas importantes: por un lado tu grado de autoestima y por otro la aceptación que tenías de ti mismo para salir fuera. Lo primero es aceptarte para el reto de salir fuera. ¿Tuviste o tienes dificultades para salir de tu entorno más cercano?.
Jon: Si.
Joaquina: Eso habla de que, de alguna manera, la autoestima está fragilizada. Hay algo que tienes que resolver en ese momento familiar. Qué pasó ahí que no has sido capaz de adquirir el valor más grande. Es inviable que una persona sea tan poco práctica como para tener en su casa resortes y no utilizarlos. Es decir, te dan una familia para que puedas avanzar, para que puedas estar seguro, para que hagas el camino. Si dentro de tu familia, dentro de tu entorno, no estás encontrando la parte de poder caminar, quiere decir que no tienes la parte práctica. Porque esos resortes no los vas a encontrar en la familia del vecino. Seguro que es una familia maravillosa pero sus formas de concebir las cosas no son las tuyas, y no te aportará valor desde tu autoestima. Estar carente de autoestima es estar carente de realidad.
Jon: Si, la sensación es de que a la maleta con la que he venido le faltan cosas. Quiero otra.
Joaquina: Eso es una brutalidad. Tienes una hija, ¿piensas que no eres válido para ella?.
Jon: Creo que si lo soy. Aunque si le preguntaras a ella, no se lo que respondería.
Joaquina: Si como padre piensas que eres perfecto, y lo has hecho perfecto, tienes que tener en cuenta que tus padres han pensado lo mismo, y tus abuelos han pensado lo mismo y así sucesivamente. Todos pensamos que somos los mejores padres y que los equivocados son los hijos. Los patrones de autoestima de un niño se fijan de 0 a 12 meses: cómo crees en ellos para dormir, cómo crees en ellos para comer, para crecer… Esos son los primeros patrones, después se extienden de 0 a 12 años, y normalmente a esa edad no hay padre ni madre que piense que se está equivocando. ¿Qué parte positiva tienes de tu padre integrada en ti?
Jon: La inteligencia
Joaquina: ¿La inteligencia de tu padre te hace que te ames a ti mismo?
Jon: Si
Joaquina: ¿Qué parte positiva de tu madre tienes integrada en ti?
Jon: La creatividad
Joaquina: ¿La creatividad te hace amarte a ti mismo? Si no es así, busca otra cosa
Jon: Si, la creatividad vale.
Joaquina: Esos valores no los pierdes, los tienes siempre dentro. Entonces, si lo que quieres es amarte a ti mismo y tienes esos dos valores, y ahora no te amas, eso quiere decir que esos valores no están siendo operativos. Esta es la pregunta clave: ¿Cuál de los dos valores te ha favorecido tu autoestima?
Jon: La inteligencia
Joaquina: Acuérdate de tu infancia: ¿Cuál de los dos padres te provocaba autoestima?
Jon: Mi padre
Joaquina: ¿Cuál de los dos te aceptaba incondicionalmente?
Jon: Creo que ninguno
Joaquina: ¿Hay algún hermano que haya tenido la autoestima y la aceptación de alguno de tus padres?
Jon: Si, mi hermano mayor
Joaquina: Es inviable que, si has tenido únicamente la autoestima de tu padre y no has sentido la aceptación de ninguno de los dos, no estés necesitando la aceptación del otro lado. Cuando te encuentras de esta manera, eres una persona que buscará el amor siempre fuera. Es decir, vas a buscar que te quieran desde fuera, y desde ahí entrará el amor a ti mismo.
Jon: Si te he entendido bien, como he sentido la autoestima de uno de mis padres, pero la aceptación he visto que no me la han dado a mi sino a uno de mis hermanos, estaré buscando siempre el amor fuera.
Joaquina: Si, y te pasaría lo mismo si fuera uno solo de los padres el que te ha dado la autoestima y la aceptación, pero no lo has sentido del otro. Mientras no te des cuenta de este juego, es inviable que encuentres el amor a ti mismo. Lo que te tienes que dar cuenta es de que has puesto a tu hermano entre tu madre y tú. Si no estuviera tu hermano habrías encontrado aceptación y autoestima en tu madre. Desde que naces, como tienes un hermano mayor, este te impide ser el favorito de los dos, que es lo que en realidad te habría gustado. Si no eres capaz de entender que en una familia tú tienes todo lo que necesitas de tu padre, tu hermano pueda tener lo mismo de tu madre. El problema es que no sabes compartir.
Jon: Entonces, ¿Va a depender mi autoestima de que aprenda a compartir?
Joaquina: Esa sería la clave de tu autoestima. Necesitas, y necesitamos todos, sentir la aceptación y la autoestima en los dos padres. Si el problema esta en la autoestima no nos amaremos a nosotros mismos; si el problema está en la aceptación, no aceptaremos la diversidad. Si no hay ese sentimiento de los dos padres, cuando sales al mundo no te amas a ti mismo.
Jon: No deja de ser mi mirada y mi percepción del pasado. ¿Cómo lo puedo arreglar?
Joaquina: Has utilizado la palabra perfecta: percepción. Todo esto es irreal, es tu fabricación y depende de tu ambición. Si por el motivo que sea tú rechazabas a tu madre, la capacidad de percibir su aceptación era muy difícil. No tenías la capacidad de quererles a los dos, elegiste a uno y perdiste la capacidad de mirar al otro. Todos los problemas que tenemos de amor a nosotros mismos es una mirada sesgada a nuestro pasado. Pero el primer camino para llegar a ser felices es el autoamor, el segundo la autoaceptación y el tercero el amor infinito. ¿Tienes preferencias sobre tus padres, sobre tus hermanos?
Jon: Si, claro.
Joaquina: Si no les das a tus padres la grandeza de ser personas y poder ver las cosas desde sus ojos, de tal manera que amen a todos sus hijos aunque, igual que tu, tengan preferencia por alguno. Si no le das la grandeza de ser humano a tus padres, no se la darás a nadie. No hay ninguna posibilidad de avanzar en tu vida si tu conciencia práctica no está incorporada a tu sistema. Y esa conciencia práctica te dice que el amor a ti mismo es el primer peldaño para caminar a cualquier sitio. Si crees que puedes amar a alguien más que a ti, estás cometiendo un error. Puedes creerlo, pero ni a los hijos se les ama más que a uno mismo. Hay una entrega superior, hay un darse, pero el amor solo puede nacer de lo que más conoces, y lo que más conoces en la vida es a ti mismo.
Jon: ¿Qué tengo que hacer?
Joaquina: Lo primero es darte cuenta de que has colocado un virus y debes centrarte en ver la autoestima y la aceptación del padre del que no lo viste. En tu caso, de tu madre. Verlo en elementos totalmente tangibles, en actuaciones reales. Porque si vas hacia atrás verás actuaciones de amor infinito de tu madre hacia ti. Has puesto tus ojos en el no, no, no, en vez de ponerlos en el si. Haz una reflexión sobre todo lo que te ha dado tu madre y todo lo que ha visto en ti.
Jon: Muchas cosas si, me llevaba al colegio, se preocupaba por mi delgadez haciéndome comidas ricas, dándome vitaminas, cuidándome las heridas del fútbol… Muchas cosas, si.
Joaquina: Y ¿Qué te hace mejor, tus percepciones o quedarte con lo que has vivido y aprovecharlo?
Jon: Gracias