Joaquina: Tienes que encontrar esa cualidad que no cambia ante ningún ejercicio de tu vida, una cualidad que no cambia estés con quien estés. Eso es ser. Esa es la cualidad que no pones en duda. Esa es la cualidad desde la que puedes aportar valor. Esa cualidad debe fluir, independientemente de quién está en frente. Lo que eres es lo que te convierte en todo lo que quieres. No hay que hacer nada más.
Jon: Entonces la diferencia entre tener y ser…
Joaquina: Tu eres alto. Tienes el concepto de altura dentro de tu mente y tienes la altura que quieres tener. Por ello te paseas con el concepto de “ser alto”, no de tener altura. ¿Ves la diferencia?. Si te comparas, tendrás altura. Si “eres”, serás alto. Esa es la diferencia. Para que seas y para que aportes valor, la única cosa que tienes que quitar es la comparación. Es el juicio de valor sobre lo que realmente eres. Si “eres”, no tienes que compararte con lo que tiene otro, ni tienes que medirte con lo que es otro. Lo que eres no exige ninguna medición.
Jon: En la medida que no tenemos el concepto de aportar valor y de que somos nosotros los únicos que aportamos el valor, ¿entramos en la carencia?
Joaquina: Claro, porque es imposible que tú puedas aportar todo lo que el mundo necesita. Estás en una cadena de la unidad. Dentro de la cascada de agua, eres una gota. Formas parte de la cascada, pero no eres la cascada. Eres la unidad del agua, pero tu gota no es la cascada completa. Eres, y cuando eres, se produce de una manera automática la autoaceptación.
Jon: ¿De una manera natural?
Joaquina: Si, porque no estás mirando lo que no eres. Si cuando saco a alguien como ejemplo en algún curso, y menciono el nombre, y la persona se revuelve mientras se pone de pie para subir al estrado conmigo, eso quiere decir que no está conectando con su “ser”. Está conectando con el juicio y la crítica del resto de los asistentes, o la autocrítica… Yo no saco a las personas para que sean diferentes a quienes son. Si la persona sale, subirá al estrado y dará lo que ella es, y no lo que nadie está esperando.
Jon: La persona, entonces, debería preguntarse: ¿qué aportación hago ahora mismo al grupo?, y olvidarse del resto.
Joaquina: Así es, y la persona que está sentada y juzga, se siente excluida de la unidad. En realidad no podemos estar excluidos de la unidad, pero sí lo podemos sentirlo. Lo que suele pasar es que las personas estamos fuera de nosotros mismos. Imagínate que el sol se levanta por la mañana y piense: “bueno, como hay tres personas que están enfadadas conmigo, hoy no voy a salir. Hay tres que si toman el sol se ponen muy rojas, y cuatro muy preocupadas por lo que va a pasar, así que mejor no salgo”. En vez de eso, ¿qué hace el sol?
Jon: Ser él, salir y aportar valor, independientemente de lo que pase fuera de él.
Joaquina: Su aportación de valor es la luz y el calor, y no se lo cuestiona. Ningún ser de la naturaleza se cuestiona quién es, solamente el hombre.
Jon: Y se supone que estamos arriba en la cadena de la creación
Joaquina: Mira dentro de ti y buscas tu aportación de valor, la cadena de valor dentro de la cascada. La gota que cae en el oeste no es lo mismo que la gota que cae en el este. Sigue siendo una gota, pero el sol y el aire le dan de otra manera y cuando cae al suelo se ha llenado de formas diferente, y de sustancias diferentes. Si cae en un trozo de barro es distinto a si cae en una roca, o en una planta… Pero sigue siendo la gota, y sigue volviendo a la cadena de transformación. ¿Cuál es tu aportación de valor?
Jon: La creatividad conceptual
Joaquina: La aportación de valor no es que midas tu creatividad conceptual contra nadie, sino que tu aportación de valor es la creatividad conceptual, y notarás como crece y se construye cada día mas, porque tu propio sistema va mirando la creatividad conceptual que tú aportas a la cadena de valor. Eres la gota que tiene la creatividad conceptual. No te compares con otra persona, pues entonces no estarás en la cadena de valor. ¿Aceptas plenamente tu creatividad conceptual y la disfrutas? ¿o te tiras todo el día pensando lo que te gustaría que los demás vieran de ti?
Jon: Si, la disfruto, pero también me gusta que los demás la vean.
Joaquina: Cuando piensas lo que te gustaría que los demás vieran de ti, ¿qué sucede con tu autoaceptación?
Jon: Que la estoy poniendo en manos de los demás
Joaquina: ¿Qué crees que puedes hacer para que te quedes en la aportación de valor y que penetres en la autoaceptación?
Jon: …..
Joaquina: La autoaceptación se mide por la autenticidad. Un Yo auténtico. Si estás en tu aportación de valor de verdad, rápidamente se produce un movimiento hacia ello. Primero hay que ver que te hace olvidarte de quién eres en aras de conseguir que los demás vean algo en ti, entrando en el deseo en vez de en la vivencia. Cuando deseas que los demás te acepten o te reconozcan, ya no estás en la autoaceptación, estás en la aceptación del otro. Para que seas tu “Yo” tienes que estar en la aportación de valor, sentir la autenticidad, y conocerte a través de la experiencia amorosa de quién eres.
Jon: ¿Experiencia amorosa?.
Joaquina: Si, esa experiencia amorosa de quién eres es la que te permite conocerte, experimentarte, disfrutarte y llegar hasta donde quieras. Pero debes mostrarte como eres.
Jon: ¿Y si hay algo de mi que no me gusta?.
Joaquina: ¿Y si tuvieras un Yo constituido, tan potente, con tanta aportación de valor, tan auténtico, y tan conociendo su propio amor, que lo que piensen los demás no tocara nada de ti, sino que sumara?. ¿Por qué no pensar quién eres tu, y lo que piensen los demás no importa?.
Jon: A veces, mi deseo de que la aceptación venga de fuera, me hace perder la identidad de dentro.
Joaquina: ¿Qué parte de ti está más indefensa ante la crítica de los demás?: tu cuerpo, tu emoción, tus conocimientos, tu toma de decisiones, tu espíritu… ¿Qué parte de ti, cuando los otros la miran y te dicen algo de ella, queda muchísimo más débil?
Jon: Las emociones.
Joaquina: Esa es la parte que no aceptas y es la parte que te quita de la aportación de valor, y que no te permite gestionar el conocimiento de ti mismo, para llegar a amarte plenamente. Jon, ¿para qué quieres tu creatividad conceptual si no es para entregársela a las personas?. Y ¿cómo lo vas a hacer si no las amas?. Y ¿cómo las vas a amar si no sacas a la luz tu mundo emocional?. Piensa en un niño que tengas cerca: sobrino, primo, hijo de algún amigo… Un niño entre 4 y 8 años. Piensa que la autenticidad de ese niño va a depender de que veas lo que es, y no lo que tu quieres que sea. Esa es la primera condición para saber que vas a cambiar el mundo. Que el niño, los niños, no sean cercenados por lo que los adultos buscamos que sean, y les permitamos ser lo que ellos son. Si pudieras ver la aportación de valor de cualquier niño que está cerca de ti, sería imposible que este mundo no fuera mejor. Lo que veo todos los días es madres, padres, profesores… que lo que buscan es que los niños sean lo que ellos quieren que sean.
Jon: Pero, todos hemos pasado por eso mismo.
Joaquina: Todos hemos sido manipulados por las intereses de nuestros padres, maestros… Todos aquellos que creían saber lo que necesitábamos, y nuestra autenticidad se ha perdido en algún lugar del mundo. ¿Dónde hemos dejado el mensaje de amor a nosotros mismos?. ¿Dónde hemos dejado la experiencia?. ¿Dónde hemos dejado el amor infinito a lo que somos?. Cada día en la consulta veo una 15 personas y todas huyen de saber qué les pasa. Si no quieres saber quién eres y lo que te pasa, ¿qué vas a poder cambiar?. ¿Qué vas a poder transformar de tu interior?. En vez de levantarte por la mañana pensando qué quiere el otro de ti, es mucho mejor pensar cómo es el otro e intentar darle aquello que puedas compartir, porque se va a producir una química maravillosa.
Jon: ¿Existen enemigos en este proceso?
Joaquina: El primer enemigo eres tu mismo. Y existe otro enemigo que está ahí, que quiere juzgarnos, que no quiere que seamos quienes somos. La diferencia está que el enemigo de fuera es una oportunidad de cambio. Es una persona a la que quieres incluir. Si alguien te critica, es el momento de darte cuenta de que en la diversidad, en los ojos, está una forma diferente de verlo. Entonces saldrás a la calle y dirás: “Yo soy creatividad conceptual, para mi”. A partir de ahí se convierte en algo tan sublime que la mirada de los otros solo te puede reforzar. No te puedes permitir creer que el enemigo es alguien que te quiere hacer daño. El enemigo es alguien que alimenta tu cambio. Que tiene una percepción de ti, que tú consideras enemistosa, pero no por ello lo es.
Jon: Y, ¿qué ocurre cuando una persona te dice: “¿Qué te pasa que no estás funcionando?”
Joaquina: Si lo dice mal es su problema. Pero si lo que te está diciendo entra dentro de tus parámetros y te das cuenta de que es verdad, la cuestión es: ¿qué puedo aprovechar de lo que me están diciendo, que es de mi aportación de valor?. La siguiente pregunta es: ¿qué puedo hacer para mejorarlo?. Convierte así a los enemigos en oportunidades de cambio.
¿Qué te parecería abrirte un 1% al día al amor de conocerte?. Tu experiencia es aportar valor, ser auténtico, y por encime de todo amar tu conocimiento, quién eres. Todo ello para que se produzca la magia maravillosa de crecer mentalmente. La realidad es: todos los cerebros que no se permitan conocerse, son cerebros que están perdiendo potencial neuronal, potencial de neurotransmisores y potencial de crecimiento de vida y desarrollo intelectual. La reserva cognitiva de nuestro cerebro se produce porque somos capaces de conocernos e indagar. No existe ninguna ciencia que puedas aprender que aporte tanto valor a nuestro cerebro, como el conocimiento de nuestra propia identidad. Y esa identidad es la que tienes que buscar, esa identidad es por la que tienes que luchar. Esa identidad es la que tienes que amar, ninguna otra. Y te aseguro que tu cerebro se convertirá en algo útil, casi perfecto y totalmente conectado.
Esta conversación la tuve con Joaquina hace ya más de diez años. Desde entonces mi corazón está más abierto, soy más cercano, y mis emociones fluyen con más libertad. Aprovecho este momento para agradeceros el haber estado ahí, impactando a través de los años en mi ser y permitiéndome, con mano dulce, abrirme al sentir de la vida y de las personas. Sin vosotros no estaría aquí, escribiendo y recordando estas maravillosas lecciones de vida de aquella persona que abrió muchas de nuestros almas descorriendo los velos que nos separaban de la vida. Gracias.
Gracias a ti
Por un corazón más abierto al sentir de la vida, por un Jon que se acerca cada día un poco más al sentir de las personas, y por la generosidad de compartir estas maravillosas enseñanzas de Joaquina, que representan, para mi, la esencia del infinito amor que ella sentía por cada un@ de nosotr@s
Gracias, gracias, gracias
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Gracias a ti Jon por compartir. Johi
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Gracias Jon por recordarnos el valor de lo que somos, la importancia de valorar a nuestros ‘enemigos’ para conocernos mejor y aportar nuestro valor al mundo.
Te abrazo, Marta Pato !!!
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Gracias a ti por compartir y recordarnos la sabiduría de una gran mujer y las vivencias que experimentaste a su lado.
Un abrazo.
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