En la mesa contigua las dos bolas de helado de chocolate miran desafiantes a una mujer de mediana edad. Pierde el más débil.
Joaquina: La felicidad está en la mente volutiva. Es la mente capaz de realizar el objetivo que se plantea: quiero ser feliz, y entonces doy los pasos para conseguirlo.
Jon: ¿Qué nos hace a las personas tener tantas dificultades en poner la voluntad a nuestro servicio? ¿Qué nos pasa para que en nuestro devenir, la voluntad sea nuestro caballo de carreras más difícil de domar?
Joaquina: La voluntad es vida. Así que, como estás aquí, ese primer paso ya lo tienes cubierto, estás vivo.
Jon: Por ahora está siendo muy fácil
Joaquina: El primer paso de la voluntad lo tienes. Tienes que reconocer y agradecer, ese primer paso a la vida. El segundo paso de la voluntad es el amor. Un amor hacia ti mismo. Eso quiere decir que la voluntad está al servicio de aquellas cosas que te dan a ti la visión de que te amas. Es la voluntad que te permite comer alimentos sanos; es la voluntad que te permite elegir la pareja adecuada para ti; recorrer el camino que es bueno para ti. Y está unido a ese momento de confianza. Ese amor lo notas porque genera confianza en ti. Es un amor indiscutible ya que deberías ser la persona más importante para ti mismo.
Jon: Eso quiere decir que todo aquello que no te genera un bienestar, o un estado de vida saludable, ¿es una falta de amor a ti mismo?
Joaquina: Si, si no te amas a ti mismo la vida no tiene sentido. El tercer paso es sentirte uno con el mundo. La unidad. Y así quedan recogidas las tres cosas: La vida, que es el cuerpo. El amor que es el alma. Y la unidad que es la divinidad.
Jon: ¿Con la voluntad conseguimos, entonces, los tres principios espirituales?
Joaquina: Así es, eres un cuerpo, eres un alma y eres un ser divino. Y ese ser divino tiene que sentir que no hay nadie separado de él. Que todo lo que él quiere, lo quieren los demás, y que todo lo que es forma parte de los demás. Plantéate ahora, dónde tienes la carencia para ser feliz. ¿Te sientes vivo? ¿Eres consciente de todos los significados de tu cuerpo? ¿Eres consciente de la maravilla de los latidos de tu corazón?… respirar… ¿Eres consciente de lo que significa estar vivo? Todos los días al despertar hay un ejercicio de conciencia de vida que seguramente no te das ni cuenta. Cuando te despiertas, ¿abres la ventana, respiras, miras la vida y tomas conciencia del despertar de tu cuerpo?
Jon: Tiendo un poco más a arrastrarme hacia la ducha…
Joaquina: Pues el despertar del cuerpo es lo que te permite tomar conciencia de la voluntad. Si no hay conciencia de cuerpo, no hay conciencia de voluntad. Mira los deportistas, tienen una gran voluntad porque tienen conciencia de que su cuerpo es lo que les permite el éxito. Es tu cuerpo el que te abre la puerta a poder amar, en el cuerpo está la vida. Cuando fallece un ser querido, estamos a su lado, le cogemos la mano, su cuerpo late, y, de pronto, ya no está. No importa que tengas el recuerdo más hermoso de su vida. Ya no puedes verle, ya no puedes hablar, ya no puedes conectar. Ya no tienes el elemento conector: el cuerpo. De ahí la importancia del mismo. Cuando respetas al cuerpo eres capaz de engendrar la voluntad y la felicidad. Cuando eres agradecido. Has salido de un vientre, y se ha formado de una familia, y esa familia te ha dado la expresión que tienes, ese “estar aquí”.
Jon: Pero por otro lado el cuerpo es también lo que nos separa de los demás, lo que nos hace más difícil comprender el concepto de unidad.
Joaquina: Si, el cuerpo es lo único que te permite pensar que estás separado de los demás, pero en realidad formamos todos parte de una sola cosa: una entidad divina que no se separa con el cuerpo. El cuerpo es quién nos dice que estamos aquí y que tenemos una función. Mira tu cuerpo, ¿cuánto cariño le das?
Jon: Más bien poco… Cero deporte, un poco de crema después de afeitarme, alimentación más o menos…
Joaquina: Pues es el primer paso con el que tienes que conectar: con la vida. La vida está en el cuerpo. Y ese cuerpo tiene que formar parte de tu identidad, de tu estructura. Y el cuerpo son dos cosas: el poder que tiene y el movimiento que tiene. Si no tienes en tu cuerpo el poder, no sentirás que es útil. Y si no tienes un movimiento que te haga sentirte bien, no sentirás que eres feliz. Así que la fuerza y la armonía de movimientos va a hacer que seas feliz. Con ello irás respetando lo más importante: el paso del tiempo en la vida. Seguirás viendo tu belleza, tus posibilidades, seguirás sintiéndote fuerte y potente.
Jon: ¿Y si eso no está tan así?
Joaquina: Tu cuerpo sufre, y tu alma también.
Jon: Pero el cuerpo en realidad es un medio, no un fin
Joaquina: La vida, en el cuerpo, es un medio, no es un fin. La vida es el lugar donde vamos a aportar valor. Más allá de tu cuerpo está lo que tú eres. La voluntad te exige que en la vida y en el cuerpo aportes valor: que eres capaz de vivir, de amarte y de sentirte una unidad.
Jon: La voluntad exige entonces, tener claro quiénes somos
Joaquina: Si, y lo primero eres un cuerpo, eres emoción, eres conocimiento, eres decisiones y eres un espíritu. Espíritu es ser social, sentirte uno. Cada una de estas partes te pide voluntad. Si, quien eres, te exige voluntad para identificarte: quién eres, cómo eres, cómo te comportas… ¿Cuánto valor tiene el poder lograr tener voluntad?. La voluntad no se puede convertir nunca en algo operativo si no sabes quién eres. El primer ejercicio de identidad lo hacemos con nuestro cuerpo: nos da una identidad de género, de nombre, de país… éstas son cosas visibles, tangibles. Pero, ¿quién eres más allá de eso? ¿qué puedes decir de ti mismo?. Solo cuando eres capaz de saber qué quieres y quién eres, puedes ejercer tu voluntad.
Jon: ¿Te refieres a la voluntad de controlar la comida o hacer deporte…?
Joaquina: Eso no es voluntad, es solo un ejercicio muy aproximado. La voluntad exige quién eres y qué quieres. La voluntad es un ejercicio supremo de reconocimiento de nuestro yo. Para ello hay que liberar tres cosas: El sexo, el dinero y la liberación de la culpa. Si no liberas estas tres cosas, no habrá voluntad. Es decir, si sientes que tu cuerpo es sucio cuando tienes un deseo, cuando necesitas compartirlo, cuando te quieres acercar a alguien, y lo ves sucio, y te das cuenta de que eso nace en ti de manera natural, que no es que lo estés buscando. Si te das cuenta de que tienes un televisor donde te ponen todo tipo de oportunidades y ofertas, pero te das cuenta de que no son para ti… Y te planteas… ¿Encima tengo que asumir culpas?. No quiero vivir. Pues todo eso es un fabricación de la “no voluntad”. Cuando uno realmente respira vida, ese tipo de cosas las descalifica, no las escucha.
Jon: Y, ¿Qué hacer?
Joaquina: La voluntad exige una depuración del sexo, de lo que pensamos del dinero, y una depuración profunda de la liberación de la culpa. De la tuya y de las personas que están cerca de ti. Estos tres elementos son imprescindibles para la voluntad. Si tienes culpa no vas a tener voluntad porque si estás queriendo hacer algo, lo vas a tapar. La voluntad no se consigue, porque la fabricación sobre nosotros mismos es falaz. La voluntad no está al servicio de las personas porque lo que podrían lograr les asusta.
Hacer, se podría hacer un ejercicio que consiste en escribir lo que quieres, lo que sea que deseas que crees te va a dar la felicidad. Al lado escribe una lista de las acciones que estás haciendo en este momento para conseguir eso que tanto quieres. Te darás cuenta en seguida de que es contrario. Por ejemplo, “yo lo que quiero es estar sano”, y hago todo lo contrario a cosas saludables. Hay una contradicción de base, una contradicción que anula la totalidad del sistema.
La voluntad está conectada a la respiración, a la fuerza de tu cuerpo, a tu capacidad de decir lo que quieres. Sencillez, “qué quieres”, sin darle vueltas: “Esto es lo que quiero” y entonces la voluntad se pone a tu servicio. Si hay algo que te quita la voluntad, es muy difícil que llegues a ser feliz. La voluntad es personal, nunca puede ser compartida, no es transferible. Es quién tú eres. Y desde ahí construirás el resto del mundo.
Jon: Entonces, ¿tenemos que pasar la voluntad por el filtro de si lo que queremos es verdad?.
Joaquina: La voluntad es un acto de hacer, no es un acto de sentir. Y tienes que ver qué es lo que estás haciendo. Ya que si no lo estás haciendo nunca lo vas a conseguir. Si conectas lo que quieres con lo que estás haciendo para conseguirlo de manera coherente conseguirás lo que te propongas, hasta las cosas más pueriles: la forma de comer de dormir… las cosas que sustentan el cuerpo, que suele ser donde más flagelación imprimimos. “No puedo dejar de fumar aunque se que me está matando”; “no puedo dejar de comer esto aunque sé que es perjudicial para mi”. Todos los elementos que tienen que ver con los tangibles son trampas para no llega a conseguir nuestra voluntad real, lo que queremos de verdad en nuestra vida. No te centres en los tangibles, en comer bien o mal. Céntrate en qué quieres en la vida y que cosa estás haciendo que te aleja de ello. Eso es lo realmente interesante. La mente volutiva consigue todo lo que quiere.
Jon: Y, así, unos puntitos para trabajar la voluntad…
Joaquina: Trabajar la voluntad: Primer instante, despertar: conectar con la vida. Nada más abrir los ojos tomar conciencia de la respiración y conectar con la vida. Si puedes hacer ejercicios de respiración con la ventana abierta, genial.
Segundo: conecta con la mejor cualidad de ti mismo. Con lo que eres, y no con lo que no eres. De esa forma generas amor hacia tu persona. Después de respirar tienes que conectar con lo mejor de tu persona, lo mejor de quién eres.
Tercero: Pensar en la unidad. Para esto tengo un truco: pensar en mi unidad personal. Siente que eres un todo. Conecta con un cuerpo completo, con una unidad completa. Siente que tu mano está al servicio de tu piel, que tus pensamientos están al servicio de tu respiración. Nota que eres un tinglado tan profundo y tan unitario, que si tocáramos un dedo de un pie, conectaríamos con la totalidad del sistema. Entonces siente que formas parte de una unidad. Y cuando salgas a la calle, al coche o a la moto, ya no te molestará el mundo, porque notarás que el que va al lado es como tu corazón, como una parte de ti. Y notarás que somos todos tan “uno” que cualquier cosa que le hagas a alguien, se lo estás haciendo a la humanidad.
Creo en el sentimiento de que nuestra voluntad hace crecer a la humanidad entera, es el sentimiento más hermoso. Si eres capaz de pensar en la unidad de tu cuerpo, luego en la unidad familiar, para luego conectar con el otro. A partir de ahí eres imparable.
El ratito de cada domingo para leer esto es emocionantísimo Jon. Qué grandes!!
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Creo que la recopilación de todas estas conversaciones implicaría un buen libro. Si no lo has pensado, te sugeriría que lo hagas y si lo has pensado creo que sería un acierto y una buena ayuda. Gracias por compartir con nosotros todo este conocimiento.
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Muchas gracias Pilar, creo que cuando tengan un tamaño apropiado lo intentaré. Un beso¡¡¡
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Muchas gracias. Cuanta verdad aunque se nos olvida a diario. Ahora a ponerlo en práctica. Y me sumo a lo del libro. Un saludo
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¡Hola Jon! Gracias por compartir estos pedacitos de sabiduría. Un acto de AMOR. Es mi voluntad hacerte llegar lo siguiente: GRACIAS por las conversaciones ya publicadas Y QUE SEAN MUCHAS MÁS LAS QUE NOS TRANSMITAS INDEPENDIENTEMENTE DE CÓMO DECIDAS HACERLO. Un abrazo.
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