Joaquina: La creencia de la envidia es que Dios le dio facilidades al otro. Lo que hay detrás no es un sentimiento de carencia sino el de que no queremos hacer el ejercicio de conseguir eso que envidiamos.
Jon: Claro, es que pienso que si tuviera lo mío, más lo del otro, sería Dios.
Joaquina: Eso es verdad, solo que lo tuyo es tuyo y lo del otro hay que aprenderlo. Lo que sucede es que quieres tenerlo pero no quieres aprenderlo.
Jon: Entonces la envidia se circunscribe al Valor
Joaquina: Los celosos matan personas, los envidiosos destruyen su capacidad de riqueza. Cuando envidias quieres destruir lo que el otro tiene y tu no, su riqueza. Si tu no lo tienes, el otro tampoco tiene derecho a tenerlo. La diferencia es enorme. El celoso ataca los cuerpos, el envidioso ataca la fortuna.
Jon: Entonces la pobreza del mundo no está por los celosos si no por los envidiosos.
Joaquina: La guerra del mundo está por los celosos, la pobreza por los envidiosos
Jon: Pero, yo no tengo envidia de lo que tiene el otro.
Joaquina: Mentirosillo, tu tienes envidia de lo que tiene el otro, que le permite tener la riqueza. La riqueza del amor, la riqueza del poder, de la inteligencia… y claro, del dinero.
Jon: Fíjate la cantidad de cursos de Libertad Financiera que hay ahora.
Joaquina: El problema es que nunca una persona va a llegar a tener libertad financiera si no construye dónde dejó su ser en la envidia. Si no averiguas dónde está tu envidia, nunca llegarás a tener libertad financiera. Podrás ganar dinero, si, pero hasta que no superes tus procesos infantiles la libertad total no llegará. La envidia es el freno de mano que te detiene en mitad del camino.
Jon: ¿Revisar la infancia?
Joaquina: Si, pero de 12 a 24 años. El niño más pequeño únicamente tiene necesidades, los celos son necesidades, el niño dice “yo no tengo”, pero no se compara. Es de 12 a 24 cuando te comparas con los demás. De 12 a 16 años eres un personaje que tienes que saber gestionar tu poder. De 16 a 18, tienes que saber vivir tu rebeldía . De 18 a 20, tienes que saber vivir el martirio de la responsabilidad. De 20 a 22 años tienes que saber luchar. Y de 22 a 24 años tienes que poder estar al servicio.
Jon: De ese recorrido he ido picoteando de aquí y de allá y, efectivamente, he envidiado a más de uno en cada uno de esos campos.
Joaquina: Todas las personas que tienen éxito en el mundo no miran a los demás. Se perciben a sí mismos completos. Si eres envidioso jamás tendrás la sensación de tener, siempre sentirás que hay algo que te falta. Pero, recuerda, que es porque no quieres trabajarlo. Si tienes un poder 5 y quieres llegar a un poder 9, pues trabájalo. No puedes pedir que te lo den.
Jon: España, además, es el país de los envidiosos. Decía Borges que solo en español, la palabra envidiable tiene una connotación positiva: “Esta persona tiene una personalidad envidiable”
Joaquina: No hay nada más destructivo. Tienes una amiga que de pronto acaba de empezar a triunfar, y le tienes que ver el grano por donde sea. Trato a una familia de varios hermanos. Uno de ellos se ha criado con la abuela en un espacio cercano, lo cual quiere decir que ha sentido siempre que no tenía a la familia. Como si por ejemplo sus hermanos estuvieran en Madrid y la abuela le tuviera a él en El Escorial. ¿Qué ha hecho esa abuela para que el niño quisiera estar con ella?
Jon: ¿Atacar a la madre?
Joaquina: Efectivamente, poner verde a la madre. Destruir a la madre para ganarse la admiración de esa criatura. No hizo el ejercicio de ganarse la admiración del niño, sino que la admire porque el otro no existe.
Jon: Entonces se desglosa en dos partes: Primero, no quiero hacer el esfuerzo, y segundo no quiero que lo tenga el otro. Una de las cosas que se suele envidiar mucho es el dinero, ¿no?
Joaquina: El dinero es el primer espacio, el espacio del poder. Eso quiere decir que de 12 a 16 años esas personas no tienen autodeterminación. Eso es lo primero que habría que trabajar, la autodeterminación. Cuando superas ese primer paso consigues el poder. El segundo peldaño es acometer a rebeldía saludable: sales de tu entorno y eres capaz de todo. El tercer peldaño es la responsabilidad, luego la lucha y por último estar al servicio. Me encuentro con muchas personas que quieren estar al servicio pero sin haber recorrido el camino, y eso no es posible. Esa entrega nunca dará dinero si no se ha pasado por todos los peldaños. La libertad económica no está en el dinero. Está en que te conozcas y en que funciones. ¿Por qué hay tantos pobres y tan pocos ricos?.
Jon: El rico sabe lo que quiere, conoce su Valor y lo pone a trabajar.
Joaquina: Y además acepta el error, acepta el fracaso, se levanta y vuelve a empezar y camina. El pobre, no se pone a trabajar, no conoce su valor por lo tanto no lo puede hacer funcionar, si tiene un fracaso ya lo deja todo, etc.
Tú, ¿dónde estás?
Jon: ¿Se puede ser rico, un poco vago?
Joaquina: Esa es la tercera enfermedad del alma, la pereza.
Jon: Entonces, todo está ahí: no conozco mi valor, no lo pongo a funcionar, no me responsabilizo de él, no lucho por él, pero quiero estar al servicio.
Joaquina: ¿Cómo puede estar alguien al servicio si no sabe cómo es, cómo funciona, qué valor aporta a los demás? Si no conoces tu valor no hay sentido para esta vida ya que su propósito reside precisamente en él. Nadie nace con el camino hecho. Yo me lo he tenido que trabajar. Mi único peldaño sólido era la responsabilidad. He sido incapaz de tener una baja por enfermedad en mi vida. Pase lo que pase, no puedo fallar. Yo estaba afincada en ese lugar, pero sin haber recorrido los otros. Pero hice el trabajo, y ahora tengo el poder para hacer lo que quiero, tengo la rebeldía para cambiar las cosas que aprendo y hacerlas a mi modo, soy responsable, estoy comprometida, lucho por lo que quiero, tengo todo lo que quiero, y además las personas me escuchan, no se puede tener más. Pero el camino hasta aquí no fue fácil.
Jon: ¿Cómo puedo empezar a verlo?
Joaquina: Mira a tus parejas. De 12 a 24 años hacemos las parejas por envidia. Es decir, algo que tu no quieres trabajar y quieres que el otro te lo de. Te pones al lado del gracioso porque tú no lo eres, del comunicador, del inteligente… te pones al lado del que te suple aquello que no tienes.
Jon: ¿Qué nos lleva, en ese tiempo, a hacer eso?
Joaquina: El no querer aprender. Porque de 12 a 16 años principalmente, es una etapa de pereza emocional muy fuerte, el dolor de la emoción, el sentir que no te van a querer, el sentir que no eres válido es tan fuerte, que lo que haces es buscarlo fuera. Tu eres guapísimo, voy a hacerme tu amigo a ver si ligo. Entonces vas aligar con tu amigo el guapo y en cuanto estás en ello le machacas con tu inteligencia dejándole en evidencia delante de las chicas. Las relaciones de jóvenes son compensatorias.
Jon: Y suele ocurrir el primer fracaso emocional, apoyados en el amigo, miramos a alguien que ni nos mira.
Joaquina: Revisa tus parejas y mira cuántas son relaciones compensatorias. Al no hacer el trabajo, la relación se rompe. Todas las parejas con las que trabajo se rompen porque uno tiene algo que el otro no tiene. Imagínate esta pareja: Hombre serio, agradable, un poco aburrido, económicamente bien, que le dice a su pareja: “no te preocupes que yo te mantengo”. Y el principio es maravilloso, pero un día ella mira a otro hombre y le sonríe. Raudas llegan las críticas y los reproches. Y esta situación ocurre varias veces, y poco a poco el hombre va destruyendo la alegría, la sonrisa y la felicidad de su pareja. La va dejando en evidencia su alegría, lo que hace. Va dejando caer que lo que hace no es lo que él quiere. Sin embargo, los primeros tiempos se alimentaron de su risa, de su alegría… Pero el hombre se dio cuenta de que la sonrisa seguía estando en ella, pero no en él. Y se dio cuenta de que no podía quitarle la sonrisa. Y esta pareja no se da cuenta de que están juntos para aprender. Que la sonrisa es de ella y no se la va a poder quitar, solo puede aprenderla.
Jon: Funciona para los dos ¿no? Ella también tiene que aprender a que el poder no se lo puede quitar a él, que tienen que aprender a ser autosuficiente y no depender económicamente de nadie.
Joaquina: Están juntos para aprender, no para robar. Cuando estás con alguien, lo que esa persona tiene bueno es lo que tienes que aprender, y no destruir. Y lo que tienes bueno tú, no dejártelo destruir.
Jon: ¿Y si el otro no quiere aprender?
Joaquina: Está en su libertad de no hacerlo, pero no puedes dejarle jamás que te destruya. Te invito a que nunca dejes que te destruyan lo que eres. Piensa cuántas veces has dejado que el otro domine una parte de ti, y van desapareciendo cosas, la comunicación, la alegría, la entrega… Qué diferente sería si la intención fuera: qué voy a hacer para que esta persona esté más feliz, más alegre, más guapa… que le agradezcas a la persona cómo es , que le agradezcas que parte de tu felicidad la provoca ella. Y si ella puede y quiere aprender algo de ti, que lo haga. El que te tiene envidia quiere anular tu valor, y no lo puedes permitir. Principalmente porque el Valor sólo se puede recuperar desde dentro. Nadie te puede dar el valor. Si tu no lo ves dentro, lo haces crecer y lo defiendes de cualquier ataque, no hay posibilidad de que el valor pueda funcionar.
Jon: Uniendo lo que me explicas, cada mordisco que alguien da a mi valor, es un pequeño declive en mi cuanta de resultados.
Joaquina: Si por ejemplo estás en un proyecto en el que no estás funcionando, y sin embargo sientes que no te están recompensando económicamente, plantéate si estás apoyando el proyecto de esa persona o lo estás destruyendo. Hay muchas personas que por envidia no dejan crecer los proyectos, no los apoyan, no les dan vida, no les hacen funcionar. Como consigues no equivocarte, como consigues aportar tu valor, como consigues que los proyectos funcionen, habla de tu grandeza interior . Si estás reteniéndote, no aportando tu valor a ese proyecto, es porque lo necesitas destruir.
Y el primer proyecto que se destruye es el de uno mismo.
La envidia solo se corrige porque tu valor está exteriorizado y tu cuenta de resultados va creciendo. Cada vez que alguien te da dinero te está reconociendo algo en lo que tú has aportado valor. La sociedad siempre devuelve con creces lo que das. O la sociedad está esperando que tu des algo y , si no lo estás haciendo, se vuelve todo contra ti.
Dios te ha hecho totalmente completo, y los celos es creer que te ha hecho carente. Tienes una parte extraordinaria, y otra persona tiene otra parte extraordinaria. Solo hay que saber sumar.
Y así, cogidos del brazo, miramos por la ventana a esa sociedad que tanto nos demanda y tanto nos otorga.
Gracias Jon por compartir la sabiduría de Jooaquina !!!
Que bien la entiendes y qué bonito la compartes
Me gusta mucho como escribes!!
Tus palabras me conectan a la sabiduría de Joaquina tan directamente que pareciera un evento en vivo
Que buena y completa explicación de la envidia nos regalas
Muy buena guía para ubicarme donde estoy y que me toca aprender en estos momentos
Muchísimas Gracias!!!
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